Había una vez un hombre que encontró una serpiente enferma y decidió cuidarla en su casa. Con el tiempo, la serpiente recuperó su salud, pero un día, mientras el hombre la acariciaba, la serpiente lo mordió. A punto de morir, el hombre se lamentó de su ingenuidad y avaricia, ya que solo había cuidado a la serpiente con la esperanza de que esta le concediera riquezas. 

Para mí, la moraleja de esta pequeña historia de Esopo es que no debemos dejar que nuestras acciones sean guiadas únicamente por la avaricia, ya que esto puede llevarnos a situaciones arriesgadas como meter una serpiente a la casa. Esta moraleja me recuerda a  la cuarta regla de Rockefeller, “Ten motivos que ayuden”, pues creo que, en su esencia más básica coinciden. 

Pero vayamos por partes. ¿A qué se refiere Rockefeller con tener “motivos”? Se trata de perseguir la riqueza con base en motivaciones que vayan más allá del éxito financiero y personal. La regla nos dice que, para lograr un impacto positivo, debemos perseguir metas que generen beneficios tanto para nosotros como para los demás. Para aplicar esta regla en nuestro contexto, el de las empresas familiares, debemos empezar por analizar cómo es que nuestras acciones y objetivos afectan a los demás. ¿Tenemos un impacto positivo, neutral, o negativo? Y si solo fuese negativo, entonces ¿realmente vale la pena seguir dedicándonos a lo que hacemos?

Cuando se habla de impactar de manera positiva a los demás, el empresario tradicional piensa siempre en actividades de filantropía. Pero en las épocas actuales esto no es suficiente; equivaldría a querer tapar el sol con un dedo. No es congruente donar dinero a una organización civil a la vez que se maltrata a los empleados o se daña el medio ambiente, ¿no es así? Nuestra responsabilidad empieza con las acciones específicas que llevamos a cabo todos los días para generar ingresos.  

Las empresas familiares forman parte crucial de la economía, representando una gran proporción del empleo y el crecimiento económico de todas las regiones del continente. Si bien es fundamental que estas empresas se enfoquen en el éxito financiero, pues son el sostén de la economía de muchos países, también es importante considerar el impacto de sus acciones en la sociedad en general. Pues, si por perseguir riquezas hoy, el día de mañana la vida es peor, ¿qué sentido tiene?

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¿Por qué mi empresa debe pensar en los demás?

Esa es quizá una de las grandes preguntas de estos últimos años, pues el capitalismo no es lo que parecía hace unos 40 años. No es posible lograr la sustentabilidad de las sociedades en medio de la radical desigualdad económica que estamos viviendo hoy. Este desequilibrio lo vimos incluso durante la pandemia: cuando un fenómeno a nivel mundial nos obligó a dejar de lado la búsqueda de la riqueza individual para ayudar a los demás de manera organizada, tuvimos problemas para empezar. Nos costó aprender una dinámica ajena a lo que estábamos acostumbrados, ¿no es así? Incluso la producción de vacunas se convirtió en un asunto político entre las diferentes potencias en vez de un asunto de solidaridad. En fin, todo en tema.

Pero volvamos a Rockefeller. Su cuarta regla nos dice que ser exitoso no se trata solo de crear riqueza para el día de hoy, sino también para el día de mañana, incluso cuando nosotros ya no estemos en este mundo. Se trata de preocuparnos por la construcción de un legado positivo, en crear riqueza que sea capaz de generar más riqueza y bienestar, en vez de generar riqueza a costa de los demás, de simplemente acaparar y limitar. 

Por más contraintuitivo que pueda parecer, es necesario crear riqueza que podamos compartir. Por supuesto que esta regla tiene también beneficios que son puramente de negocios: mejora la satisfacción y el compromiso de los empleados y colaboradores, fortalece la relación con clientes y proveedores, y hace que la empresa sea más transparente y confiable para todos los terceros interesados.  

La cuestión es sencilla: el fin no justifica los medios. En este caso, los medios son incluso más importantes que el fin. Si al generar riqueza, privamos a los demás de ella, entonces, siento decirlo, estamos creando pobreza.

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Twitter: @mariorizofiscal

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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