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Este texto fue publicado  originalmente el 17 de julio de 2018 El fuego como espectáculo es una las tradiciones más polémicas que continúan en nuestro país desde la época colonial. Un botón de muestra: con una población de 130,000 personas, el municipio de Tultepec hospeda una peligrosa industria de 300 millones de pesos: la pirotecnia. Esta actividad, definida como la fabricación y utilización de materiales explosivos o fuegos artificiales,  esta rodeada por la tragedia. El pasado 5 de julio, al menos 24 personas murieron —incluidos rescatistas y bomberos— y 49 más resultaron heridas después de una serie de explosiones ocurridas en un taller clandestino en el municipio. Ha habido otros accidentes aún más violentos, como el que ocurrió el 20 de diciembre de 2016, en el mercado de San Pablito, el más seguro de América Latina, según el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia. 300 toneladas de explosivos mataron a 33 personas y dejaron más de 60 heridos. “Sabemos que la pirotecnia es una actividad de alto riesgo, pero también su función es dar alegría y espectáculo”, comenta en entrevista Juventino Luna, director de fomento artesanal y promoción de la pirotecnica de Tultepec.   El fuego artificial en México Los fuegos artificiales llegaron desde Europa a través de los conquistadores del siglo XVI, con la pólvora como ingrediente principal. Los habitantes de Mesoamérica usaban el fuego con fines ceremoniales, pero se volvieron populares como espectáculo hasta el siglo XIX. Este material comenzó a producirse en Tultepec durante la época colonial, pues era abundante en salitre, materia prima para los químicos que componen la pólvora, detalla el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia. América Latina es la segunda mayor región productora de fuegos artificiales, mayoritariamente para uso doméstico, con productos como petardos hasta estructuras como los denominados castillos y toritos. Esta forma de artesanía y legado de antepasados entrega ganancias como cualquiera de alto riesgo, por eso la gente continúa trabajando en ella, a pesar de los accidentes. “Es lo que sabe hacer”, explica el funcionario. “30% de la población se beneficia de esta actividad”, detalla Luna. El funcionario argumenta que hay fabricación y comercialización es legal. En la zona existen 178 talleres registrados de elaboración de productos pirotécnicos. También hay 286 locales de venta, pero tras el accidente en diciembre de 2016, los permisos fueron suspendidos. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) Sedena puso una suspensión de permisos hasta que no se aclaren los hechos y se reconstruyan los locales del mercado.

Gráfica: Instituto Mexiquense de la Pirotecnia

  Errores humanos y producción ilegal Luna comenta que los pirotécnicos han atribuido las explosiones a errores humanos, incluso algún material contaminado, sin la calidad necesaria para hacer este tipo de actividad. El funcionario reconoció que hay hogares con producción ilegal. Para este sector han lanzado programas para ayudarlos a regularizarse. El pasado 10 de julio, La Fiscalía General de Justicia del Estado de México aseguró un taller clandestino en Tultepec que carecía de medidas de seguridad adecuadas para el manejo de pólvora y detuvo a una persona durante la También compite con el producto ilegal extranjero, que sin pagar aranceles re más barato, pues se elabora con maquinaria, mientras que en municipios como Tultepec se hacen artesanalmente. “Conlleva más gasto en el personal que realiza la mano de obra”. Las autoridades han incorporado campañas de capacitación, pues aunque se trata de una industria legal, no son profesionistas, sino artesanos con habilidades enseñadas de una generación a otra. “Lo que tratamos como municipio es tratar de profesionalizarlos para que tengan más medidas de seguridad y elaboración”. Lee también: Explosión en zona de polvorines de Tultepec deja al menos un muerto

 

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