Lejos de grandes aeronaves equipadas con tecnología punta, una pieza de 5 cm puede conseguir que un avión consuma hasta un 5% menos de combustible.

Foto: Cortesiá FGC Plasma Solutions.

El ingeniero mexicano Felipe Gómez lleva años desarrollando unos inyectores que consiguen que todas las moléculas del combustible se pongan a trabajar dentro de una turbina. La tecnología tras esta pieza funciona así: Imagínate que litro de gasolina está compuesto por cinco moléculas. En una turbina convencional, sólo se queman completamente tres. Pero con la tecnología de este ingeniero de 25 años, todas cinco. “Usamos descargas eléctricas para romper las moléculas grandes del combustible en partes más pequeñas, que son más reactivas. Esto ayuda a que la combustión sea más eficiente”, afirma en entrevista para Forbes México. La eficiencia en este caso es por partida doble: menos gasto en combustible y menos contaminación. Si los inyectores se instalan en turbinas de los aviones, lo que se consigue es que los motores emitan menos gases de efecto invernadero, sobre todo en vuelos cortos, como Cancún-Costa Rica. “En un aeropuerto congestionado, durante el tiempo de espera no se puede bajar la potencia del motor, porque se apaga. Nuestra tecnología permite que éste siga funcionando sin tanto consumo”, explica. Esto también aplica a otros momentos del vuelo en los que no se necesita tanta potencia, como en el descenso. En un vuelo doméstico, el ahorro puede ir desde el 1% al 5% de combustible consumido.

Felipe Gómez en la Universidad Panamericana de Guadalajara, donde se celebró el pasado noviembre la premiación de los ganadores del Innovators Under 35 Latam que organiza MIT Technology Review en Español. Foto: Anna Portella.

¿Trabajar en combustibles fósiles en tiempos de baterías? Apostar por reducción de combustibles puede parecer arriesgado, en un contexto en el que ya hay investigaciones en marcha de aviones con baterías. Pero Felipe Gómez cree que quedan muchos vuelos por realizar antes de que esto sea una realidad. De hecho, el ingeniero pronostica que hasta 2030 o 2040 no empezaremos a tener los primeros aviones híbridos circulando por los cielos. “En aviación siempre vas a tener que quemar algún tipo de combustible, porque se necesita mucha energía para un avión. Además, mis inyectores funcionan con cualquier combustible”, explica. Se cumplan o no sus previsiones, el hecho es que hasta el momento el mexicano tiene el apoyo de una incubadora, que metió 20,000 dólares en el proyecto; un inversionista particular, que les dio 1.2 millones de dólares, y la financiación del departamento de Energía de EU. Aún quedan cuatro o cinco años hasta que los inyectores de Gómez se empleen en vuelos reales. Por ahora, ya han sido probados en el centro de investigación Glenn de la NASA y ya las están empleando en plantas de luz. El objetivo inmediato de FGC Plasma Solutions, la compañía que fundó Felipe Gómez, es asociarse con desarrolladores de turbinas para que inserten sus inyectores. FGC nació durante los años de universidad de Felipe Gómez, en el Estado de Ohio. Pero la tecnología tras los inyectores nació como un proyecto de ciencias cuando estaba estudiando la preparatoria en Miami. La publicación MIT Technology Review lo seleccionó como uno de los inventores más destacados de América Latina menor de 35 años en su última edición del Innovators Under 35 Latam. También puedes leer:
El MIT premió a una mexicana por traducir a datos el sesgo racial en EU

 

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