Todas las industrias que han sido tocadas por la tecnología ofrecen hoy mejores productos a precios más bajos. Todas menos la farmacéutica.   Por Bernard J. Tyson* Una hazaña difícil de lograr en los negocios es hacer un cambio dramático en medio de un periodo de éxito. La historia está llena de empresas que una vez estuvieron en la cima del mundo y hoy han quedado en el olvido, o simplemente porque no fueron capaces de hacer cambios sostenibles cuando los tiempos eran buenos y pero aún se requería un cambio. Hace unos días, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó el primero de una nueva clase de medicamentos diseñados para tratar el colesterol alto, llamados inhibidores de PCSK9. Muchos expertos predicen que ésta será la clase de fármacos más cara en la historia. Las empresas que desarrollan estos nuevos productos tienen la posibilidad de ganar miles de millones de dólares. Por lo que parece, éste podría ser el mayor éxito financiero en la historia de la industria. De hecho, el costo de estos fármacos amenaza con socavar el sistema de atención de salud en los que se basa la industria farmacológica. Las expectativas de la industria de la salud de Estados Unidos han cambiado dramáticamente. Los consumidores esperan una atención de alta calidad de manera más eficiente y económica. Los que prestamos los servicios debemos eliminar los residuos y coordinar la atención para asegurar mejores resultados para cada paciente. La familia estadounidense promedio paga a la industria del cuidado de la salud más de 25,000 dólares cada año. A cambio, esperan toda la atención, incluyendo los avances médicos. Es una expectativa más que razonable. No hay duda de que debemos ser capaces de resolver nuestros problemas de salud con el 18% del PIB que se destina para tal fin. Cada parte de la industria se ha visto sacudida por esta nueva era de hacer más con menos. Innumerables industrias fuera de la atención de salud ya lo han hecho antes que nosotros, han comprendido que las ganancias que permiten la tecnología y la productividad se deben transferir al consumidor para que las empresas y los países en los que operan puedan seguir siendo competitivos. La industria farmacéutica sigue siendo el bastión solitario de EU, y no podemos tener éxito sin ella. Si el costo de los nuevos medicamentos sigue aumentando a este ritmo, cualquier progreso que hagamos en otras partes del ecosistema de salud será irrelevante. Recientemente he estado pensando en las transformaciones que han ocurrido en otras industrias, tanto en las empresas que se han adaptado a los nuevos tiempos y en las que se han rezagado. Es con esta historia de negocios en mente que ofrezco este consejo: las empresas que de manera proactiva repiensen sus modelos de precios estarán mejor posicionadas para el éxito a largo plazo en una economía que espera que la innovación ofrezca precios más bajos, no más altos. Sin tratamientos verdaderamente innovadores que surjan de una industria farmacéutica exitosa, las esperanzas de un sistema de salud acorde con los tiempo, uno del siglo 21, se desvanecerían. Y aún más, esas innovaciones se perderán en la historia si no están al alcance de los pacientes que las necesitan y si la presión que ponen en el sistema es demasiado grande para soportarlas. Desde hace algunos años los precios de los medicamentos han aumentado a niveles insostenibles, y se espera que esa tendencia continúe. Según una estimación, se espera que el gasto en medicamentos especializados en Estados Unidos lleguen a más de 400,000 mdd para 2020, una cifra que en 2012 era de apenas 87,000 millones. El año pasado, nuevos tratamientos capaces de cambiar la vida de pacientes con hepatitis C se hicieron disponibles. Estos tratamientos son verdaderamente notables, y muy, muy caros. Los precios eran tan altos que algunas organizaciones profesionales recomiendan el tratamiento sólo para los pacientes muy enfermos, algo impensable para muchos en la industria. Esto es sólo un ejemplo. Hemos visto los precios de medicamentos contra el cáncer, nuevos tratamientos para enfermedades raras, enfermedades autoinmunes y mucho más, todos por las nubes. Con todo lo que hemos experimentado hasta la fecha podría parecer solamente un problema pasajero en comparación con lo que viene. La población potencial de pacientes para estos nuevos tratamientos contra el colesterol es enorme, y el tratamiento requiere que los pacientes sigan tomándolos de forma permanente para mantener los beneficios para la salud. De acuerdo con un análisis, el lanzamiento de esta nueva clase de fármacos podría sumar entre 50,000 mdd y 200,000 mdd al año para el sistema de salud estadounidense en el futuro previsible. Incluso si pensamos en la cifra de 50,000 es un número asombroso. Hoy en día, las compañías farmacéuticas establecen el precio de sus medicamentos. El precio fijado anticipa los descuentos legalmente requeridos por el mercado o necesarios para garantizar que se cumplan sus expectativas de ingresos. Es un modelo de precios que sólo existe debido a las protecciones del gobierno que nosotros, como estadounidenses, otorgamos a la industria para garantizar la innovación. Pero ahora esas leyes están siendo usadas para proteger a los fabricantes de medicamentos para que puedan fijar los precios a voluntad, no necesariamente de manera responsable. Es evidente que alguien tiene que ceder. La idea de proporcionar a las familias cuidado de alta calidad y asequible discrepa completamente con la trayectoria de precio de estos nuevos medicamentos. Entonces, ¿cómo luciría un nuevo modelo de precios? En un sistema integrado como el de Kaiser Permanente vemos el aprovechamiento total del dólar en la atención de la salud, así podemos evaluar los resultados de los nuevos medicamentos y los costos relacionados con el tiempo. Para ayudarnos a evaluar aún mejor el valor de estos fármacos hemos puesto en marcha un sistema de monitoreo de la eficacia y el impacto de los tratamientos en el mundo real. Espero usar esos datos, que no son específicos de un paciente, como parte de la conversación con mis compañeros en la industria farmacéutica. En segundo lugar, espero que cualquier nuevo modelo de precios aliente a las compañías farmacéuticas a invertir en el desarrollo de nuevos tratamientos que hagan una diferencia real en la salud de los consumidores que nos interesan, en lugar de los beneficios incrementales que ascienden a dólares desperdiciados en el sistema. Es necesario impulsar también un énfasis en la identificación de los pacientes adecuados, en lugar de buscar la mayor –y por lo tanto más rentable– población de pacientes. Al mismo tiempo, empezaremos una conversación en torno a un marco de políticas que premien la innovación en medio del desplazamiento de la demanda de atención médica. Las regulaciones actuales se crearon antes de que las realidades de la atención a la salud del siglo XXI se hicieran evidentes. Sugiero que comencemos con un nuevo examen exhaustivo de cómo funciona el mercado de medicamentos con receta, y en particular cómo la ley y la regulación perjudican el funcionamiento eficaz de las fuerzas del mercado para garantizar los niveles de precios correspondientes. Por ejemplo, la llamada regla del “mejor precio” de Medicaid, al tratar de proteger a Medicaid, socava nuestra capacidad, en nombre de nuestros pacientes, para reducir los precios establecidos arbitrariamente por los fabricantes. Creo que Medicaid puede ser protegido sin destruir a las fuerzas del mercado. Esto es sólo el comienzo. La conversación debe incluir maneras en que podamos recompensar el valor que estas empresas proporcionan a nuestros miembros. Al mismo tiempo, nuestro objetivo debe ser incentivar la innovación en lugar de recompensar los avances de ayer. La elección es clara. El enfoque en proporcionar valor a todos y cada uno de los consumidores significa abrazar la reforma y fijar precios que reflejen lo que realmente se necesita para optimizar la innovación. La recompensa sería muy probablemente un éxito sostenible en el largo plazo para todo el mundo en la asistencia sanitaria.   *Bernard J. Tyson es presidente y CEO de Kaiser Foundation Health Plan, Inc. y hospitales. Conocido como Kaiser Permanente, la organización de 60,000 millones de dólares es uno de los proveedores de salud integrados líderes de Estados Unidos. Kaiser Permanente sirve a más de 10 millones de afiliados en ocho estados y el Distrito de Columbia.

 

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