El diagnóstico es devastador: cinco de cada 10 comercios en la Ciudad de México son negocios de sobrevivencia. Si bien generan empleo y dan movilidad económica, requieren inversión constante porque no son rentables. La entrada en vigor del Régimen de Incorporación Fiscal podría hacer que estas pequeñas empresas terminen por desaparecer. ¿Aún se puede hacer algo?     Uno de cada 110 mexicanos tiene una tiendita. Seguramente en una fiesta familiar hay alguien que ha optado por esta opción empresarial, pues de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hay 975,760 negocios de comercialización de abarrotes al menudeo en el país. Para quienes tienen una tiendita, tlapalería, mercería, papelería, etcétera, los días empiezan temprano y terminan tarde, los fines de semana hay que vigilar el negocio y pensar en vacaciones es una complicación –generalmente nunca puede ir toda la familia. Pese a que estos pequeños negocios son demandantes, lo cierto es que en una gran proporción están mal administrados. Gerardo López, presidente de la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño (Canacope), señala que cinco de cada 10 pequeños negocios en la Ciudad de México están catalogados como negocios de sobrevivencia, es decir, “sirven como punto de venta en la comunidad, dan empleo y generan movilidad económica, pero son mal administrados. En algún momento de la operación requieren fondeo porque no son rentables. Las familias los mantienen por no dejar morir el negocio”. Gerardo López explica que el panorama es aún más desalentador en otras partes del país, pues el índice de comercios de supervivencia se incrementa drásticamente en las comunidades más marginadas.   Cambios intempestivos El 87% de los pequeños empresarios no sabe acerca de la desaparición del Régimen de Pequeños Contribuyentes (Repecos), según una encuesta de Canacope. Estos negocios ahora pertenecen al Régimen de Incorporación Fiscal, una nueva figura tributaria que progresivamente integrará a las Pymes al sistema tributario generalizado. Los dueños de las tienditas deberán inscribirse en el RFC, conseguir una contraseña, emitir facturas y presentar declaraciones bimestrales. A cambio, el esquema permite una exención de 100% sobre el ISR el primer año, 90% el segundo año y así sucesivamente hasta alcanzar las mismas tasas que las grandes empresas. “El mayor problema es que hablamos de que sólo uno de cada 10 comercios tiene acceso a Internet, que es un requisito básico para poder emitir facturas electrónicas y presentar declaraciones en línea. Los comercios pequeños no necesitan plazos y exenciones para cumplir, necesitan tolerancia y comprensión”, señala Gerardo López.   Pagos electrónicos, una vía a la modernización En las áreas urbanas de Yucatán existen 80 tiendas que aceptan pagos con tarjetas de créditos y brindan servicios de recarga telefónica mediante un teléfono inteligente, gracias a un dispositivo de una firma llamada Mozido, que se especializa es soluciones de cobro electrónico para pequeños comercios. En el país existen más de 97 millones de líneas móviles, que representan una penetración de 85.3%. En otras palabras, cuatro de cada cinco mexicanos pueden comunicarse unos con otros a través de un celular; sin embargo, del total de teléfonos sólo tres de cada 10 son smartphones. “La proporción de smartphones aumenta entre la población. No es difícil pensar que en el futuro incluso las personas mayores en las tiendas de barrio aprendan a usar un dispositivo con acceso a Internet”, señala Raúl Ávila, director general de Mozido. El directivo afirma que los negocios que incorporan la aceptación de pagos electrónicos incrementan sus ventas entre 15 y 20%. La meta de la empresa es alcanzar 2,000 tiendas en el Valle de México antes de 2015, aunque reconoce que este tipo de dispositivos generalmente son una opción más recomendable cuando se habla de localidades de más de 70,000 habitantes.   Un camino largo Actualmente, sólo 10% del total del consumo en México se realiza con tarjeta de crédito o débito, y sólo 15% de los negocios aceptan los pagos electrónicos. Sin embargo, más allá que un mero esquema de cobro, Guillermo Escobar, vicepresidente de Aceptación para MasterCard, explica que la adopción de terminales y mecanismos para contar con un punto de venta puede ayudar a los pequeños negocios a tener una mejor administración de sus finanzas. “Hay nuevos modelos de negocio en cuanto a las herramientas disponibles para Pymes. Los requerimientos que los bancos piden para abrir cuentas y tener tarjetas son menores, además de que los costos se están reduciendo. Contar con una tarjeta y aceptación de pagos ayuda a tener un control mayor de lo que se vende y lo que se paga a proveedores”, afirma. Otra de las ventajas, dice, es que la utilización de terminales punto de venta, ya sea tradicionales o implementadas a los smartphones, representa un aliciente para incorporar negocios a la formalidad, un punto importante si se considera que tan sólo en el caso del gasto durante el regreso a clases 40% del consumo se realizó en el comercio informal, según estimaciones de Canacope. En opinión de Raúl Ávila, de Mozido, las tienditas podrían experimentar un cambio drástico en los próximos cinco años, pues es el tiempo que otras economías similares han tomado en adoptar dispositivos para cobro electrónico, aunque aún hay terreno para que el gobierno tome una participación más activa en la integración.   Una solución a la medida Para la Canacope, el tiempo apremia. Una vez que el Servicio de Administración Tributaria haga corte de caja es posible que más de la mitad de los negocios que antes estaban en el Régimen de Pequeños Contribuyentes, pasen a ser deudores o incluso ‘evasores’ por no cumplir con los requerimientos del nuevo régimen. “El gobierno debe considerar que se busca un cambio drástico en la cultura contributiva. La autoridad no sólo debe cambiar los montos y los esquemas en que los pequeños contribuyentes deberán pagar impuestos, sino proponer una forma de cobrar que pueda ser adoptada”, expone Gerardo López. La Encuesta sobre la realidad económica del pequeño comercio y sus consumidores, realizada por la Alianza Nacional de los Pequeños Comerciantes (ANPEC), arrojó que en lo que va del año las tienditas acumulan una caída en sus ventas de entre 16 y hasta 25%, dependiendo de la zona del país, además de que evidenció que 76% de los comercios considera que ya paga impuestos excesivos. Desde 2013 la Canacope propuso la adopción de un mecanismo de cobro llamado Tarjeta Tributaria. La idea es que, con una misma tarjeta, los emprendedores puedan pagar a proveedores y que con esa cuenta se calculen sus impuestos. “Se trata de una forma más sencilla de incorporar tecnología. Es cierto que las empresas que aceptan pagos electrónicos incrementan sus ventas, pero también es cierto que estos pagos implican un costo de adopción y pago de comisiones; muchos negocios no están en posición de tomarlos.”

 

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