Grandes muros blancos contrastan con un balcón de madera en donde se reparten camas y mesas del mismo color que el edificio. Además, el concepto arquitectónico busca interactuar con la naturaleza que lo rodea, por lo que a lo largo de los espacios públicos se encuentran detalles de vegetación, ya sean árboles al interior de la alberca o muros hechos de arbustos. No obstante, el elemento principal es el mar, por lo que en la mayor parte de las áreas del hotel se pueden apreciar impactantes vistas del Pacífico.
Una de sus mayores atracciones es la infinity pool ubicada en la orilla de la colina y rodeada de árboles delgados. Al estar en el punto más alto se tiene la sensación de estar flotando por encima del océano. Una de las vistas más espectaculares.
Por la noche el edificio cambia de colores, ya que se ilumina con luces que hacen que la tonalidad de sus muros sea cambiante, lo que conforma un ambiente que envuelve a los comensales que disfrutan de una cena al aire libre en las mesas decoradas con velas. El restaurante Origen, dirigido por el Chef Miguel Ángel Quintana, ofrece una oferta de platillos internacionales en donde predomina la influencia de la cocina sudamericana y los ingredientes locales.
Te puede interesar: 8 hoteles boutique que debes descubrir en MéxicoSi se trata de la primera visita a esta “Casa Blanca” vale la pena probar el menú degustación con nueve tiempos pequeños entre los que se sirven platillos típicos acapulqueños y otros distintivos del sur del continente. Entre ellos se encuentran los sopecitos de camarón, pescadillas, causa limeña, asado negro y cheesecake de guanábana, entre otros.
Intimidad exclusiva
El hotel cuenta con 44 suites y villas todas con cómodas amenidades, aromaterapia y espectaculares vistas. No obstante, la Ocean Pool Villa merece mención aparte. Con techos de doble altura, ventanales de piso a techo y gran espacio interior, esta villa cuenta con áreas independientes. Entre ellas se encuentra un terraza con alberca privada y desayunador.
Recinto de paz
Un ambiente de tranquilidad y relajación es el que se transmite en cada rincón del hotel, por lo que resultaba indispensable complementarlo con un spa. Bajo el nombre de Mar Abierto, aquí se encuentra una combinación de elementos orgánicos y materiales modernos en la decoración, lo que sigue la línea del concepto arquitectónico del complejo.
Cuentan con un menú de aceites para elegir el que más le agrade al huésped y que sea el que se utilice en el masaje, como el tailandés o el de piedras calientes. Además, tienen un jacuzzi con vista al mar y una sala de meditación.
Después de someterse a uno de sus tratamientos vale la pena disfrutar de una de las tisanas realizadas al momento con hierbas locales y productos orgánicos.
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