Los focos rojos siguen encendidos pese a cambios en Hacienda
Los mercados ven con buenos ojos el enroque, experiencia y trayectoria de José Antonio Meade como economista; sin embargo, analistas consultados por Forbes coinciden en que la prueba de fuego para la credibilidad del gobierno federal será que la política fiscal se encamine a la reducción de la deuda.
Por Viridiana Mendoza, Arturo Solís y Erick Zúñiga
En un movimiento sorpresivo, el presidente Enrique Peña Nieto anunció un cambio de estafeta en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Luis Videgaray Caso renunció a un día de presentar la propuesta de Paquete Económico para 2017; en su lugar, José Antonio Meade fue encomendado con la tarea de retomar la disciplina en finanzas públicas, luego de que la deuda rozara el 50% como proporción del PIB.
“Lo que está pendiente es si realmente hay el poder para regresar las finanzas públicas al equilibrio. El secretario de Hacienda reporta al presidente y deberá seguir la línea del mensaje económico que se proyecta, es decir, tener una supervisión más estricta sobre los niveles de deuda”, advirtió Alfredo Coutiño, director de Moody’s Economics para América Latina.
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La Deuda Neta del Sector Público Federal pasó de 5.35 billones de pesos o 31.4% del PIB en 2012 a 8.16 billones de pesos (o 43.2% del PIB) en 2015. Instituciones como la agencia de calificación Moody’s estiman que la deuda como proporción del PIB podría alcanzar más de 50% para el cierre del año.
“El gobierno tiene una tarea difícil por el déficit tan alto, el mayor reto será que el presupuesto contemple un recorte fuerte de gasto corriente en vez de eliminar gasto en infraestructura, de eso dependerá el impacto del ajuste en el crecimiento”, dice Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base.
Siller explica que el nombramiento de Meade puede ser positivo pues es un economista reconocido, sin embargo, el cambio en el gabinete sí generó volatilidad en el tipo de cambio, que pasó de 18.32 a18.42 pesos por dólar tras el ajuste.
En los tres años que Videgaray estuvo al frente de las finanzas públicas, el país pasó por un cambio de perspectiva en las notas soberanas asignadas por las calificadoras de riesgo, en parte por el bajo crecimiento reportado y en parte por la indisciplina fiscal en que se incurrió luego de que, en 2012, Peña Nieto planteara un proyecto presupuestario con déficit cero, una promesa difícil de mantener pues, para 2013 las condiciones macroeconómicas propiciaron que el paquete presupuestario incluyera un déficit equivalente a 3.5% del PIB (1.5% si se excluye el generado por la inversión de Pemex) para 2014, una cifra que no se había reportado en 24 años.
“Al final el cambio sí va a beneficiar a la credibilidad de México. Pero Meade llega a la Secretaría con mucho menos libertad con la que se la había dejado a Videgaray, pues devuelve las finanzas públicas con perspectivas negativas de las calificadoras, con más deuda pública, con mayor déficit presupuestal y grandes necesidades de recortes. Tiene que ser un trabajo muy difícil porque Videgaray lo deja muy complicado”, dice el economista Jonathan Heath.
Videgaray, ¿presidenciable?
En opinión de Gabriela Siller, una de las explicaciones del cambio abrupto en la Secretaría de Hacienda podría estar relacionada con el camino a las elecciones de 2018.
“La posición que tenía era muy negativa, la decisión podría obedecer a una estrategia con miras a 2018, quizá el gobierno busque aislarlo del ruido político que trajo el bajo crecimiento y el recorte esperado para el presupuesto de 2017”.
Al respecto, Gustavo López Montiel, profesor de Ciencia Política en el Campus Ciudad de México del Tecnológico de Monterrey, expone que la presencia de Luis Videgaray en el gobierno federal generaba debilidad en la credibilidad del gobierno debido a los diferentes frentes abiertos que tiene el presidente Peña Nieto.
“Eso hacía inviable mantenerlo dentro del gabinete en los siguientes meses. Desde hace unas semanas su posición era muy endeble, no sólo por el contexto económico, sino también por el aspecto político. Los resultados no eran buenos. Su salida obedece a una coyuntura que se comenzó a construir hace meses por las presiones que Videgaray había recibido por los malos resultados de la economía en general, las alzas a la gasolina, el incremento de la deuda, la pérdida de confianza la reducción del PIB, y lo que vino a generar más presión fue la visita de Trump, de la que es visto como uno de los organizadores”, añade.