- La “guerra” fue altamente costosa para la imagen de México en el exterior.
- La “guerra” contra el crimen organizado tuvo una vertiente comunicacional para posicionar y legitimar al entonces Presidente Calderón tras elecciones controvertidas.
- Más allá del resultado de la estrategia anticrimen, el gobierno federal no tuvo una estrategia de comunicación eficaz. Algo que en diversas entrevistas el mismo Felipe Calderón ha deslizado.
Vendiendo a México
Aunque México se mueva, sigue pesando sobre nosotros la sombra de la violencia. Si la agenda de reformas no borra el estigma, ¿qué podemos hacer para posicionar mejor la marca-país?
Warren Buffet dice que toma 20 años construir una reputación y cinco minutos arruinarla. Cuando se trata de la reputación de un país, los años necesarios para construirla son más y los minutos para destruirla son menos.
México hizo profundas reformas económicas para quitarse la bien ganada fama de país deudor y apostador, forjada entre 1970 y 1982. La reputación nacional pesa e importa. Define el curso de inversiones y hace la diferencia entre un crecimiento económico por debajo del potencial, y el desarrollo; entre expectativas y realidades.
Hace apenas unos días, en una reunión sobre logística y perspectivas económicas, le escuché a Federico Reyes Heroles un argumento interesante: todos los reportes e indicadores internacionales que se construyen con facts sobre México, nos tratan mucho mejor que los que reflejan las percepciones. En otras palabras, aunque México se mueva, sigue pesando sobre nosotros la sombra de la violencia proyectada sistemáticamente por al menos un lustro. Si la agenda de reformas no borra el estigma, ¿qué podemos hacer para posicionar mejor la marca-país?
Éxito efímero, fracaso sostenido
Ríos de tinta han corrido sobre la estrategia de comunicación del gobierno federal en el sexenio 2006-2012 en materia de combate al crimen organizado. De esa inmensa lista de argumentos —algunos falaces, muchos veraces— rescato tres que han permeado en la opinión pública: