A escasos días de finalizar el año, es momento de reflexionar sobre lo sucedido a lo largo de este agitado 2021 y, más importante aún, sobre lo que nos depara el año que viene, el incierto 2022. Y no quería despedirme este año sin antes felicitar, en primer lugar, el año a todos los lectores fieles a la mejor revista del mundo, a Forbes, así como reflexionar sobre lo que en esta columna solemos tratar, que es la situación que atraviesa la economía mexicana. Pero he de decir que hoy no quiero analizarla como estamos acostumbrados a ver en los últimos meses.

A diferencia de lo que estamos acostumbrados a leer en las columnas de opinión desde que comenzó la pandemia, hoy abordaremos la situación de la economía mexicana desde una perspectiva que desde hace meses hemos olvidado por completo. Una perspectiva que va más allá de la pandemia y que, de no recuperarla, nos aleja del auténtico objetivo. Pues podemos seguir instrumentando la óptica para no ver más allá del día a día, del trimestre pasado y del anterior, pero ello no beneficia a una economía que comenzó esta pandemia con muchas tareas pendientes.

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Desde que comenzó la pandemia, los medios de comunicación se han volcado con esta. Los titulares que veíamos en la prensa todos los días hablaban de la pandemia, de sus consecuencias y los retos que esta nos planteaba. El colapso de los hospitales, las muertes que esta estaba ocasionando, así como todas las consecuencias propias de una pandemia, como la define la OMS, nos obligaban a centrar el foco en un problema que, como si de un cisne negro se tratara, sacudió los cimientos sobre los que se sostenía el bienestar que estos países ofrecían, o decían ofrecer.

Sin embargo, los economistas siempre decimos que todo tiene un coste, aunque este sea el coste de oportunidad. Y en esta ocasión, como comprenderemos, no iba a ser distinto. Centrar la vista en combatir la pandemia nos ha impedido mirar más allá de los contagios, las vacunas y todo lo relacionado con el virus. Y prueba de ello es que hemos visto un incremento de la desigualdad en el país, hemos visto un ensanchamiento de los desequilibrios, así como otros fenómenos que, habiéndose registrado, no han centrado la atención de aquellos que no querían ver más allá de la pandemia.

Pero señores, tampoco podemos utilizar una pandemia como pantalla para evitar que la sociedad piense en que la economía mexicana venía de una recesión técnica antes de que el COVID pisara Europa; o que en 3 años de mandato de AMLO, en 3 años de promesas incumplidas, la economía mexicana no ha crecido ni un 1% de PIB, previendo ser la economía que, junto a la economía argentina, más tarde recupere se nivel de PIB. En otras palabras, utilizar la pandemia para tapar desequilibrios como los citados es una autocomplacencia que el país no puede, ni debe, permitirse. 

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Con la pandemia como prioridad, los medios de comunicación han estado informando a la sociedad, minuto a minuto, sobre todo lo relativo a la pandemia. Pero ello les ha impedido centrar la vista en como la economía mexicana sigue presentando cifras de informalidad económica intolerables en cualquier economía que quiera considerarse o aspire a ser desarrollada. Como si de una pantalla de humo se tratara –y repito que ni lo es, ni considero que lo haya sido–, la pandemia nos impedía atender estos otros problemas, entre muchos otros, que seguían presentes en la economía azteca.

Y es que podemos decir que no era una pantalla de humo, pues nadie cuerdo y que conozca los casos podría decirlo –yo he perdido a mi tío y mi abuelo en esta pandemia–, pero no podemos decir que no favorecía a una clase política que desde hace muchos años lleva esquivando reformas estructurales de peso y que la pandemia le permitía postergar a próximas legislaturas. 

Con el mismo juego de siempre, los brindis al sol se cambiaron por frases hechas sobre medidas para combatir el virus, pero todo ello seguía evitando que se hablara de aquellos problemas que la economía mexicana lleva años sin combatir, y que, siendo el caso de los problemas citados anteriormente, o la corrupción que registra el país dicho sea de paso, iban a seguir sin atenderse gracias a otras prioridades que permitían a los políticos trabajar en donde ellos se sienten más cómodos, en el corto plazo.

Y es que podemos hablar, y vamos a ver muchos titulares el próximo año sobre ello, de que la economía mexicana se recupera y que el PIB comienza a crecer, pero al margen de que es un rebote y de que debemos atender al año 2019, también deberíamos atender todos aquellos problemas que afectaban a la economía de México, ya antes de saber que existía el virus que hoy nos afecta. Pues de nada sirve seguir hablando de recuperar el nivel previo a la pandemia, cuando somos claramente conscientes de que dicho nivel no era, ni mucho menos, el deseable y el que se merece la ciudadanía mexicana.

Por ello, ¡sigamos trabajando!

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