El cáncer hepático (hepatocarcinoma HPC) es el sexto tumor más frecuente a nivel mundial y provoca aproximadamente 750 mil muertes al año. En México representa la novena causa de muerte. Aunque la mayoría de los casos aparecen como consecuencia de cirrosis, en los últimos años se ha demostrado un incremento asociado a hígado graso a causa del síndrome metabólico, así como otras patologías.

Si bien este padecimiento es silencioso, una detección oportuna puede ayudar a salvar la vida. Sobre todo cuando se aplican tratamientos de última generación como el Ytrium90, el cual ha tenido avances importantes en los últimos años. Obviamente, se decidirá este tratamiento, después de que el paciente haya aprobado un protocolo médico estricto, y evaluado por un grupo interdisciplinario.

Para detectar precozmente el hepatocarcinoma y tratarlo a tiempo, es determinante el seguimiento y la realización de pruebas periódicas a las personas con más riesgo. 

Tratamiento con detección precoz

Una terapia de baja toxicidad que ha resultado efectiva para el tratamiento del cáncer hepático cuando es detectado a tiempo, es la radioembolización del tumor de manera super-selectiva con micro-cristales de Ytrium90. Es un procedimiento de mínima invasión que se realiza mediante la colocación de un catéter introducido en la arteria principal que irriga el tumor, sitio donde se depositan los micro-cristales directamente a través de todos sus vasos arteriales. Estos micro-cristales emiten un tipo de radiación de alta energía que destruye las células cancerosas, sin dañar tejido vecino sano.

Entre las principales ventajas de este tratamiento, destaca que las dosis para cada paciente son personalizadas de acuerdo a los resultados que dicten los estudios de laboratorio e imagen (Angio-tomografía, gammagrama hepático selectivo y PET/CT); la radiación emitida no es peligrosa para los acompañantes del paciente, además de que no requiere cuidados especiales al respecto y el procedimiento es totalmente ambulatorio ya que después de 4 horas de haber sido intervenido el paciente puede ir a casa. Por lo general, los pacientes pueden reanudar sus actividades después de 48 horas de haber recibido la dosis.

Instalaciones del Hospital Angeles Mocel

Cuatro semanas después del procedimiento, se debe realizar un estudio de PET/CT y una tomografía para conocer el resultado. Si bien hay tendencia a que el tumor casi desaparezca, cada paciente es diferente por lo que es difícil determinar el grado de beneficio que puede aportar en cada caso. Pero estadísticamente, se sabe que es ya en sí, un procedimiento exitoso

Está diseñado fundamentalmente para tratar casos de cáncer que se han iniciado en el hígado, así como para reducir las dimensiones del tumor hepático a fin de que los pacientes se puedan someter a cirugía o trasplante. Para optimizar la terapia, el médico deberá tener en cuenta el estado funcional del hígado, historial médico y flujo sanguíneo hepático.

¿A quién se puede acudir para iniciar este tratamiento?

Actualmente en México, el Hospital Angeles Mocel en la Ciudad de México, sitio donde se llevó a cabo el primer tratamiento con Ytrium90 en Latinoamérica, por del Dr. José Luis Ríos Reina certificado para llevar a cabo este procedimiento de Radiología Intervencionista Terapéutica y su equipo médico, realizan el procedimiento y seguimiento necesarios. Además de radiólogos intervencionistas, se necesita la participación de diferentes especialistas, como son anestesiólogos, médicos nucleares, oncólogos, hepatólogos, internistas y nutriólogos clínicos.

Es importante tener en cuenta las visitas de seguimiento y determinar si es necesario un segundo tratamiento. Algunos de los efectos secundarios del tratamiento son: sensación leve de fatiga, dolor, pérdida de apetito y náuseas.  

Factores de riesgo para el cáncer hepático

El cáncer de hígado se vincula a muchos factores de riesgo, aunque no todas las personas con uno o más de estos factores de riesgo tendrán la enfermedad.

Infección por el virus de la hepatitis B (VHB): el VHB se transmite por la sangre, el semen o los otros líquidos del cuerpo. Es posible que la infección se transmita de la madre al hijo durante el parto o mediante el contacto sexual o el uso compartido de agujas para inyectarse drogas. La vacunación de rutina contra el VHB durante la lactancia reduce la incidencia de la infección por este virus.

Infección por el virus de la hepatitis C (VHC): el VHC se transmite por la sangre. Es posible que la infección se transmita mediante el uso compartido de agujas o el contacto sexual, con menos frecuencia. Antes, también se transmitía durante las transfusiones de sangre o los trasplantes de órganos. En la actualidad, los bancos de sangre analizan toda la sangre donada para detectar el VHC, lo que reduce mucho el riesgo de infección por este virus mediante las transfusiones.

Instalaciones del Hospital Angeles Mocel

Cirrosis: el riesgo de cáncer de hígado aumenta en las personas con cirrosis, una enfermedad en la que el tejido sano del hígado se reemplaza por tejido cicatricial. El tejido cicatricial obstruye el flujo de sangre a través del hígado e impide el funcionamiento normal. El alcoholismo crónico y las infecciones crónicas por hepatitis son causas comunes de cirrosis. Las personas con cirrosis por el VHC tienen un riesgo más alto de presentar cáncer de hígado que las personas con cirrosis por el VHB o cirrosis por el consumo de alcohol.

Hígado graso: Esta patología se debe a la presencia de grasa en el hígado que, con el tiempo, puede llegar a dañar las células hepáticas, que son sustituidas por cicatrices (fibrosis) hasta desarrollar cirrosis.

Video de YT

Factores de protección contra el cáncer de hígado 

– Evitar el consumo de alcohol.

– El tabaco contribuye a aumentar más el riesgo cuando ya existe una condición que aumenta el riesgo de hepatocarcinoma.

– Prevenir la hepatitis C (no compartir agujas o jeringas y usar preservativo durante las relaciones sexuales) y diagnosticar a todas las personas afectadas por esta infección, con el fin de administrarles los fármacos que eliminan eficazmente el virus.

– Vacunación frente a la hepatitis B.

– Cambios de estilo de vida para prevenir el hígado graso: evitar la obesidad, dieta sana, ejercicio, control de los niveles de colesterol y triglicéridos.

– Evitar la exposición a ciertas sustancias tóxicas, como las aflatoxinas, que pueden aumentar el riesgo de cáncer de hígado. Para ello, se recomienda almacenar los alimentos adecuadamente y evitar el contacto con productos químicos tóxicos.

Algunos de los síntomas del cáncer de hígado son dolor abdominal, náuseas y vómitos, hinchazón abdominal con acumulación de líquido, pérdida de peso inexplicable, fatiga y debilidad; sin embargo, puesto que son bastante inespecíficos y suelen aparecer cuando el tumor ya está avanzado, lo mejor es la revisión periódica y la prevención.

Para conocer más sobre este tratamiento, visita: https://hospitalangeles.com/Ytrium_90

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