“El pacto entre el pueblo y su gobierno funcionó” fue una de las frases con las que el presidente abrió su discurso el pasado 1º de julio de 2023, en el marco de la celebración de su victoria en las urnas en 2018. Sin la presencia en el templete ni alusión a la y los aspirantes a sucederlo en 2024, esta conmemoración reafirma que la continuidad de Cuarta Transformación solo será posible con un gobierno que ponga como prioridad a los más pobres.
En otros países con sistemas presidenciales, particularmente Estados Unidos, cuando el presidente está en el último tramo de su mandato, éste pierde no solamente poder sino también la atención del pueblo, los cuales comienzan a desviarse al o los posibles sucesores. Nada más contrastante podríamos estar viviendo en México bajo la presidencia de López Obrador.
La conmemoración del triunfo lopezobradorista es relevante tanto en términos de lo realizado en estos años como por su significado de cara al 2024. Sin duda, la legitimidad democrática con la que López Obrador ganó la elección de 2018, con 30.1 millones de votos, ha sido fundamental para tener un presidente que reta constantemente el modelo neoliberal instaurado en México durante las últimas décadas.
Un segundo elemento de esta conmemoración es su evidente lectura bajo la tesitura de 2024. En claro contraste con sexenios anteriores, la discusión pública que hoy tenemos se aproxima como nunca a la de una incipiente dinámica bipartidista a nivel federal. La lucha electoral del próximo año se mira cada vez más como una confrontación entre una coalición opositora versus Morena y aliados.
No obstante que esta conmemoración tiene como contexto una anticipada campaña electoral hacia 2024, no hubo desliz alguno por parte del presidente que dejara ver su preferencia por alguno de los aspirantes a ser el o la candidata del movimiento. Mientras tanto, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard dedicaron mensajes en sus redes sociales para enfatizar que la unidad es su fuerza.
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Un tercer aspecto en el marco de esta conmemoración es el éxito del presidente para articular una narrativa llamada Cuarta Transformación, cuyo mayor mérito es su penetración y respaldo en la gente. Austeridad Republicana, humanismo, erradicación de la corrupción y rescate del Estado Social son conceptos que resuenan en la discusión pública.
A un año de la elección presidencial, es claro que el liderazgo del presidente es irreemplazable. Esa ha sido la gran virtud que ha marcado su presidencia y que le ha permitido sortear la crisis sanitaria, los vaivenes geopolíticos, así como llevar adelante la reivindicación del Estado a través de una política de bienestar social para los más vulnerables, así como una política económica que ha logrado mantener los principales indicadores macroeconómicos estables desde 2018.
En esta celebración del quinto año de gobierno, el presidente aprovechó para reafirmar la situación económica favorable del país, que se ve reflejado en el flujo de remesas y de inversión extranjera. Obras, caminos, carreteras, construcción de un nuevo aeropuerto internacional en Tulum y la inauguración del Tren Maya en diciembre, entre otras acciones, llenaron buena parte del discurso presidencial.
Destaca la mención a Claudio X. González “hijo”, para referirse a una oposición que busca frenar a la Cuarta Transformación, lo cual tiene una clara connotación ante los recientes intentos de los opositores de construir una candidatura hacia 2024. Ante un abarrotado Zócalo capitalino, el presidente confirma su apoyo popular y, sin mencionarlo, hace evidente que el mayor reto de su sucesor será honrar ese pacto con el pueblo.
Contacto:
Maestra en Políticas Públicas por la Universidad de Oxford y Licenciada en Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales, por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Twitter: @palmiratapia
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