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Por Christoph Hasselbach DW.- El tiempo apremia ante un posible Brexit sin acuerdo. Ya lo hemos vivido. El cronómetro se paró poco antes de la fecha inicialmente programada para la salida (el 29 de marzo), y saltó directamente al 12 de abril. Si Gran Bretaña no llega a un acuerdo con la UE antes de esa fecha tendrá que abandonar la unión. La única alternativa sería conseguir que se apruebe un nuevo aplazamiento en la cumbre especial que se celebra este miércoles. Los jefes de Estado y de gobierno de la UE ya deben tener claras sus posiciones. Sin un plan británico, es bastante probable que no se acepte otro aplazamiento. Y bastaría un solo Estado que ejerciera el derecho a veto para anular incluso el acuerdo más ingenioso.
Bebé real aliviaría tensión entre los británicos por el Brexit
La situación se encuentra estancada desde hace meses. Ni la primera ministra británica, Theresa May, ni la mayoría de la Cámara de los Comunes de Londres, ni los otros 27 gobiernos de la UE desean que haya un Brexit sin acuerdo. A finales del año pasado se llegó a un primer compromiso en Bruselas, que posteriormente fue rechazado en tres ocasiones por la cámara baja de Londres. May trata entretanto de buscar una solución con el opositor Partido Laborista. Hasta ahora, sin éxito.  Mientras, parece que el ala derecha de su Partido Conservador está ensayando un levantamiento.

 Boris Johnson advierte de esclavitud

Boris Johnson, ex ministro de Exteriores, declaró que la opción estudiada por May y por el jefe de los laboristas, Jeremy Corbyn, de mantener una unión aduanera con la UE, esclavizaría a  Gran Bretaña. Johnson espera recoger el testigo de May como líder del partido y primer ministro. En ese caso, la UE tendría que lidiar con un partidario del Brexit duro. Desde el lado laborista, muchos diputados exigieron que Corbyn condicionase la cooperación con los conservadores a los resultados de un segundo referéndum sobre el Brexit. Sin embargo, ni Corbyn ni May quieren volver a votar. El resultado de la votación de 2016 sigue vigente con un 52% de los británicos a favor de la salida y un 48% en contra. TAMBIÉN LEE: Análisis | El ocaso de Theresa May Debido a la presión, May solicitó otro aplazamiento  hasta finales de junio. Esa fecha sería poco después de las elecciones europeas en las que, en rigor, los británicos tendrían que participar. Pero esa opción es muy complicada. Por una parte, preocupan las posibles protestas y represalias de los votantes británicos partidarios de abandonar la UE. Por otra parte, los pro europeos tampoco sabrían qué votar si de cualquier forma su país abandonará la UE en cualquier momento. Donald Tusk, presidente del Consejo  Europeo, se planteó incluso ampliar el aplazamiento hasta un año.

Merkel suave, Macron duro

Justo antes de la cumbre extraordinaria de Bruselas, May aprovechó para visitar a sus dos socios más importantes en la UE: la canciller Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron. Merkel mantiene su eterna paciencia frente a la posición británica y tratará de hacer todo lo posible para evitar un  Brexit duro. Alemania no se opondrá a ningún aplazamiento. Por su parte, Macron se muestra más duro y quiere saber por qué debería aprobar un aplazamiento. Quiere un plan concreto y evitar que Gran Bretaña influya en temas claves para la UE durante el poco tiempo que le queda como miembro. Por ejemplo, sobre temas como la política agraria o los presupuestos. La exparlamentaria europea y hoy diputada del Bundestag Franziska Brantner, del partido de Los Verdes, defiende una opinión similar a la de Macron: “En algún momento tiene que terminar. Si cedes ante el loco, obtendrás aún más locos”, advierte. Ante un posible “aplazamiento flexible”, en referencia a la idea de Tusk de construir un puente para los británicos, ella habla de”puentes que no llevan a ninguna parte”. Brantner aconseja mantenerse firmes a menos que haya un plan británico. Entretanto, algunas  de las grandes compañías de automóviles comenzaron a prepararse en Reino Unido para el peor de los casos. Entre otras, Jaguar Land-Rover cerrará sus puertas durante cinco días. Más de la mitad de los fabricantes de autos anunciaron paradas de la producción para prepararse ante un posible Brexit sin acuerdo este 12 de abril. Así tratarán de afrontar problemas como demoras en la entrega de piezas de repuesto y vehículos terminados,  y la reorganización ante posibles trámites aduaneros, certificaciones o similares. No tiene por qué suceder, pero podría pasar. Y para las empresas no sirve mantener solo la esperanza. Este contenido se publicó originalmente en DW.COM y puedes ver esa nota haciendo click en el logo:

 

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