Como bien debes saber, la primera impresión y la apariencia física son dos factores que influyen mucho al momento de conocer a una persona, más aún cuando te enfrentas a docenas de personas y todas las miradas están pendientes de ti. ¿Crees que estás listo para enfrentarlos?

Es probable que antes de dormir, o por la mañana, cuando despiertas, una de las primeras cosas que haces es elegir la ropa que vas a usar ese día, con base en el clima, en tus actividades diarias, en tu estilo y en tu comodidad, quizá ya conozcas qué tipo de cortes te favorecen, con cuáles luces mejor y cuáles se adaptan mejor a tu cuerpo, pero cuando realizas una presentación, regularmente no vas a hablar de ti, sino de un tema específico, de una empresa o de algún proyecto en el que estás participando, por lo que debes proyectar una imagen que se corresponda con eso que quieres mostrar.

Lo primero que te voy a decir es que no hay un código de vestimenta universal, puedes encontrar muchos artículos diferentes que te digan qué prendas son las que debes usar y que, en muchas ocasiones, además de mostrar recomendaciones totalmente diferentes, llegan a contradecirse con las de otras personas.

No te voy a decir que tienes que usar cierto tipo de prendas para poder realizar una presentación exitosa, porque, como te dije antes, estoy seguro de que tú conoces mejor que yo qué ropa es la que te queda mejor y con la que te sientes más cómodo, lo que sí te voy a pedir es que pienses en lo que quieres comunicar.

Recuerda que hay dos maneras de comunicar, está la comunicación verbal, que se transmite a través de un mensaje, y la no verbal, que es sumamente importante porque refleja todo lo que no se está diciendo con palabras. La comunicación no verbal incluye muchos aspectos: la mirada, el movimiento del cuerpo, las reacciones involuntarias y la imagen corporal, que, entre otras cosas, se relaciona con la vestimenta.

¿Alguna vez has entrado a un lugar y encuentras a alguien que inmediatamente llama tu atención? No tiene por qué ser alguien atractivo físicamente, ni tiene que estar haciendo algo en especial, pero te das cuenta desde el primer momento que es alguien que destaca, ya sea para bien o para mal, es alguien que sobresale de entre la multitud, e incluso notas que no eres el único que se detuvo a observarlo.

Tal vez él ni siquiera se haya dado cuenta de la reacción que genera en todos los demás, tal vez seleccionó lo primero que encontró y de manera casual logró causar un impacto en el resto, lo más seguro es que nunca lo sepas a menos de que te acerques a preguntarle. Eso es parte del propósito de una buena elección, que no parezca un vestuario construido de manera artificial, sino que luzca en armonía con lo que estás proyectando, pero que te haga destacar del resto.

Toma en cuenta que hay una gran cantidad de factores positivos y negativos que afectan la percepción que tienen los demás de tu imagen personal, uno de ellos es la vestimenta que eliges, pero no es el único, por eso debes tratar de mantener un equilibrio en todos los aspectos que alteren la imagen que representas para los demás, así el vestuario será parte de tu tarjeta de presentación y no parecerá un disfraz que solo trata de ocultar quien eres en realidad.

Sé que en tu día a día no tienes problemas con eso, que desde niño o adolescente has elegido la imagen que quieres mostrar a los demás, que en este momento ya tienes un estilo personal propio y que incluyes ciertos elementos que sabes que comunican lo que quieres que los otros vean de ti.

Puedes utilizar lo que has aprendido a lo largo de tu vida, pero enfoca todo ese conocimiento en construir una imagen profesional que se complemente con el mensaje que quieres comunicar en la presentación que vas a realizar, no olvides que ahora eres la cara de todo un equipo de trabajo y que debes representar los intereses generales y no solo los propios.

Entonces debes preguntarte, ¿de qué forma quieres que la gente que está viendo tu presentación te asocie con tu mensaje? Esto te ayudará a poder saber exactamente cuál es la imagen que quieres proyectar en la presentación; si es una imagen formal o casual, las prendas que destacarán tu imagen, los colores que puedes utilizar, incluso los accesorios que se complementan bien. Solo mantén en mente el mensaje que quieres dar.

Ahora sí, es momento de tomar ese mensaje, analizar la proyección que queremos dar hacia los demás y crear la imagen que más se adapte a ti y a lo que quieres comunicar con tu exposición.

((H2)) Diseña al personaje para el escenario

No quiero decir que tienes que hacerte un experto en habilidades histriónicas, ni que vas a tener que darle un giro total a tu personalidad, pero sí quiero que consideres que esta presentación implica un acercamiento considerable a esa expresión artística.

Vas a seguir siendo tú mismo, pero no vas a ser el mismo que se despierta adormilado a buscar el café que lo reanime, ni vas a ser el mismo que salga a correr todos los días a las siete de la mañana, ni el que tiene alergias en primavera… o tal vez sí, si alguno de esos aspectos te ayuda a formar a tu personaje, puedes añadirlo para darle fuerza a tu presentación.

Elige las características y los atributos que consideras que debe tener tu personaje, trata de que sean características cercanas a ti para que sea más sencillo representarlo y que luzca como alguien auténtico. Lo ideal es que las personas que te vean crean que el que habla eres realmente tú y que no noten que estás creando un personaje.

Te recomiendo que, mientras ensayas la presentación, pruebes distintos vestuarios que creas que pueden comunicar lo que dices, practica en el espejo, frente a una cámara o con gente de confianza y revisa cual de los estilos se adapta mejor al mensaje que quieres dar.

Analiza los puntos fuertes de cada uno de ellos y considera qué tan cómodo te sientes al momento de usarlos. De esta forma podrás comparar y seleccionar sin presiones el que más se adapte a ti y a la presentación.

Ten presente en todo momento que todo comunica: tu porte, tu vestuario, tu lenguaje corporal, las expresiones que utilizas, etc. En cuanto te paras frente a las demás personas todo lo que hagas tiene que tener un propósito específico, aunque, no por eso debes realizar un personaje robótico con movimientos calculados. Tienes que proyectar una imagen natural y cómoda, como si te encontraras una mañana paseando por el parque.

“La elección del vestuario es clave para proyectar la imagen que quieres”. Mantén esta frase en mente y verás cómo le darás más fuerza a tu imagen personal y mejorarás considerablemente el concepto que proyectas hacia los demás en las presentaciones que realices.


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