La inteligencia artificial (IA) está revolucionando los negocios. Su potencial para aumentar significativamente la productividad es enorme, con un profundo impacto tanto en la rentabilidad de las empresas como en la capacidad de generar crecimiento económico a nivel país. Pero el reto para su implementación exitosa no es solo técnico, es de cambio cultural y requiere considerar el elemento humano.

Si queremos aprovecharla en la empresa hay que informarse y dar un seguimiento constante a su evolución y opciones de aplicación. Para ello, primero distinguir e identificar sus características, de las predictivas y las del tipo generativo —como ChatGPT— para discernir si son o no una herramienta que puede ayudar a resolver problemas particulares y que no sea solo un esfuerzo producto de la ansiedad de no quedarse atrás. 

Es fundamental comprender algunos aspectos que distinguen su funcionamiento, como su inescrutabilidad, es decir, que no entendemos el porqué de la sugerencia o decisión que arroja un sistema de IA, o el aspecto de la autonomía.

También es necesario advertir los riesgos relacionados con el uso de datos personales, la privacidad, la propiedad intelectual y los sesgos políticos e ideológicos, los cuales han despertado el interés de los formuladores de políticas en IA que van en aumento en todo el mundo. De acuerdo con el IA Index Report, que elabora cada año el Human-Centered Artificial Intelligence (HAI) de la Universidad de Stanford, de los registros legislativos de 127 países, la cantidad de proyectos de ley que contenían “inteligencia artificial” que se aprobaron como ley aumentó de solo 1 en 2016 a 37 en 2022. 

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La protección de datos y de la privacidad es muy importante en un ambiente comercial o empresarial. Al entrenar, por ejemplo, ChatGPT, hay que ser cuidadosos con la fuente de los datos de entrenamiento y, posteriormente, vigilar que el sistema no divulgue información protegida o que su output no sea tan parecido a otros que se pueda alegar una infracción a derechos de autor.

También existen preocupaciones éticas y prácticas. Según la base de datos AIAAIC, la cantidad de incidentes y controversias relacionados con el uso indebido ético de la IA se ha multiplicado por 26 desde 2012. 

En lo que respecta a la IA generativa, una de sus mayores limitaciones es la propensión para generar respuestas incoherentes o falsas, lo que dificulta confiar en ella para aplicaciones críticas. 

Para atacar estos problemas, existe un proyecto global llamado Open Loop, que consiste en el desarrollo y testeo de prototipos de políticas públicas relacionadas con la regulación de la IA. En México participamos en este esfuerzo, con el enfoque específico en la transparencia y explicabilidad en los sistemas de IA. 

Tomando en cuenta lo anterior, se puede empezar a explorar las aplicaciones para tu negocio. De acuerdo con una encuesta de McKinsey & Company de 2022 y el mismo IA Index Report, las capacidades de IA que con mayor probabilidad se han integrado en las empresas incluyen la automatización de procesos robóticos (39%), la visión por computadora (34%), la comprensión de texto de lenguaje natural (33%) y los agentes virtuales (33%). El caso de uso de IA más comúnmente adoptado en 2022 fue la optimización de operaciones de servicio (24%), seguido de la creación de nuevos productos basados en IA (20%), segmentación de clientes (19%), análisis de servicio al cliente (19%), y nueva mejora de productos basada en IA (19%). Las organizaciones que han adoptado la IA informan que han logrado reducciones significativas de costos y aumentos de ingresos.

A pesar de estos avances, todavía estamos por ver el impacto a gran escala que tienen estas tecnologías. Para que la IA acelere de manera significativa la productividad en el uso de los recursos, con un impacto profundo en el progreso y desarrollo, como lo explican los autores de Power and Prediction: The Disruptive Economics of Artificial Intelligence, tiene que suceder que no solamente la utilicemos para sustituir otra manera de hacer predicciones sino que realmente la incluyamos en un cambio sistémico, en la manera como organizamos la empresa y como tomamos decisiones; esto no es fácil y su impacto no se observa de un día para otro. 

Las empresas que resulten ganadoras serán aquellas que dediquen tiempo y esfuerzo a entender a fondo a esta tecnología, que hagan las inversiones necesarias para su adopción en las áreas de su operación donde puedan tener mayor impacto y que estén dispuestas a replantear la manera como funcionan y su modelo de negocio a la luz de las posibilidades que les abre la inteligencia artificial. 

Contacto:

* Rafael Ramírez de Alba es profesor y director del área de Entorno Económico del IPADE.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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