Por Marcela Ponce*

Durante la próxima década, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) – conjunto de objetivos globales adoptados para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos- costará entre 50 y 70 billones de dólares. La consecución del Acuerdo Climático de París, firmado en 2015, tampoco será barata: más de 12 billones de dólares en un plazo de 25 años.

El alcance de estos objetivos se antoja imposible sin el apoyo del sistema financiero internacional, sobre todo el de aquellos países emergentes que aún se encuentran en una fase temprana en lo que respecta a esquemas de sustentabilidad y combate al cambio climático. En los mercados emergentes, los bancos cuentan con activos estimados en más de 50 billones de dólares y son responsables del 90% de todo el financiamiento de estos países.

Bajo este contexto, se crea en 2012 la Red Banca Sostenible o Sustainable Banking Network (SBN), una comunidad de aprendizaje voluntario establecida en 2012 que hoy representa a 53 reguladores financieros y asociaciones bancarias de 38 países comprometidos con las finanzas sostenibles. Los miembros de la SBN cubren el 86% de los activos bancarios de los mercados emergentes. La SBN cuenta con el respaldo de la Corporación Financiera Internacional (IFC), miembro del Grupo Banco Mundial y organización líder en apoyo al sector privado en países emergentes. IFC actúa como la Secretaría de la Red, a la vez que desempeña el papel de facilitador y asesor técnico de SBN.

El 9 de octubre se dio a conocer la segunda edición del Informe de Progreso Global de la SBN, donde Brasil, Colombia y México fueron señalados como los países latinoamericanos que mayores esfuerzos han realizado para promover las finanzas sostenibles en la región. El Informe de Progreso Global de la SBN es considerado como la referencia más completa en materia de iniciativas sobre finanzas sostenibles en los mercados emergentes. 

De acuerdo con el informe, los reguladores y asociaciones bancarias de los mercados emergentes muestran una marcada tendencia: exigir que los bancos aumenten sus inversiones verdes y lleven a cabo una mejor evaluación en materia de Riesgos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG). En Latinoamérica, la SBN cuenta con 12 países miembros: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú. La SBN contempla tres etapas en su matriz de progreso: preparación, implementación y maduración. Los tres países líderes son los situados en la fase avanzada de la etapa de implementación: Brasil, Colombia y Mexico. 

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En Brasil, la Federación Brasileña de Bancos (FEBRABAN) apoyó a las instituciones financieras en la adopción de las recomendaciones publicadas por el Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras relacionadas con el Clima (TCFD, por sus siglas en inglés). Asimismo, publicó en 2019 el documento Implementación de las Recomendaciones TCFD: una hoja de ruta para el sector bancario brasileño y herramienta de medición para el riesgo climático-Guía de implementación para bancos. En Colombia, la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) se unió a SBN en 2018 y ha desarrollado directrices y definiciones claras sobre finanzas sostenibles con el fin de apoyar a las instituciones financieras a avanzar en la materia. El Protocolo Verde de Colombia también ha ampliado su alcance para incluir otras asociaciones del sector financiero. México lanzó los Principios de Bonos Verdes a través del del Consejo Consultivo de Finanzas Climáticas (CCFC). 

Durante los últimos dos años, cinco países latinoamericanos han logrado subir a la siguiente etapa de progreso, lo que evidencia un logro tangible en el desarrollo de mercado y políticas de finanzas sostenibles. La SBN también cuenta con el apoyo de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban). De acuerdo con Giorgio Tretenero, Secretario General de Felaban, el informe de la SBN no sólo documenta lo que hacen los bancos y las asociaciones bancarias a escala nacional y regional para promover el financiamiento climático y las iniciativas de desarrollo sostenible en el sector, sino que también destaca la forma en que los bancos de un país pueden aprender unos de otros para avanzar hacia un modelo de negocio más verde.

IFC estima que existen 23 billones de dólares en oportunidades de inversión climática en 21 países de mercados emergentes. Para aprovechar esas oportunidades, IFC calcula que los mercados emergentes deben aumentar la participación de los préstamos climáticos en sus carteras del 7% actual al 30% para 2030. El Informe de Progreso Global de SBN se basa en un enfoque innovador de medición de resultados que contribuye a la implementación práctica de reformas de políticas financieras sostenibles con el fin de generar un cambio de paradigma en todo el sector bancario.

La SBN conecta a los sectores público y privado en 38 países para desarrollar una base de conocimiento común. Invertir en un futuro verde fortalece la estabilidad financiera y la competitividad. Encaminar a los mercados financieros hacia la sustentabilidad es posible. Es hora de redoblar el paso. El tiempo apremia.

Contacto: Twitter: @MarcePonce17 *El autor es líder de sustentabilidad para LAC y especialista en finanzas climáticas para IFC Latinoamérica.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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