Sao Paulo, Brasil. Luciendo una sonrisa propia de alguien a quien le ha cambiado la vida, la doctora Sian Proctor llegó al cubículo con muros de cristal que la compañía brasileña Totvs habilitó para la prensa en la Expo Center Norte de esta ciudad. Faltaba una hora para que la astronauta comercial estadounidense dictara su masterclass en el Universo Totvs, y su equipo accedió a que atendiera las entrevistas de un puñado de medios locales y extranjeros, entre ellos Forbes México, el único medio mexicano presente.

La doctora Sian Proctor (53 años) es de trato cálido y amable. Accede con facilidad a tomarse fotos con quien se lo pide. Pocas veces esconde su sonrisa. Su vida es otra desde que el miércoles 15 de septiembre de 2021 ella y tres civiles más viajaron al espacio, a 580 kilómetros de la superficie de la Tierra, 120 kilómetros más arriba de la Estación Espacial Internacional. Si la luz de la luna llena nos regocija, ahora piensa en la luz terrestre, es mágica, es algo hermoso, dice la astronauta análoga.

Proctor creció en el espacio, o casi. Su padre, Edward Proctor, trabajó como ingeniero informático en la estación de rastreo de la NASA para siete misiones Apolo, incluida la Apolo 11 en 1969, durante la cual el astronauta Neil Armstrong se convirtió en la primera persona en caminar sobre la Luna. Armstrong escribió de su puño y letra un agradecimiento a Edward Proctor por su aportación a la misión, y la doctora Sian creció maravillada con esa nota que ella y sus hermanos han atesorado.

Lee también: NASA y SpaceX envían nueva misión de carga a la EEI

Aficionada a la franquicia de Star Wars y todo lo relacionado con la ciencia (ficción o no) del espacio, Sian Proctor siempre soñó con realizar un viaje espacial. A los 38 años intentó ingresar a la NASA, pero se quedó a nada. De 3,500 personas que aplicaron a la convocatoria, Proctor quedó entre las 9 finalistas. Esperó la llamada telefónica que le diría si sería astronauta de la NASA o si volvería a su vida normal. Y la llamada llegó de la astronauta Sunita Williams, quien le dijo: ‘hola, solo quería informarte que no te seleccionamos’.

“Sentí cómo mi sueño de ir a las estrellas se me escapaba de las manos. Me pregunté cómo iba a superar esto. Pero la persistencia me llevó a cambiar mi enfoque. En lugar de sentirme decepcionada por no ser seleccionada como astronauta de la NASA, celebré el hecho de que estuve cerca de lograrlo. Celebré el hecho de que casi fui anunciada como astronauta. Conocí a otros astronautas, experimenté simulaciones. Celebré el hecho de que estuve cerca de ser astronauta, y eso es lo que me ayudó a seguir adelante”, comparte Proctor, 15 años después de aquel episodio.

Pero la vida tiene reservada una revancha para algunas personas, y una de ellas fue la doctora Sian Proctor, una profesora de geología y comunicadora de la ciencia nacida en Guam, una isla situada en el archipiélago de las islas Marianas. En marzo de 2021 se enteró de que sería una de las cuatro personas civiles que integrarían la misión especial civil Inspiration4. Y no solo eso, ella sería quien piloteara la cápsula Crew Dragon, a bordo del cohete Falcon 9 de SpaceX.

Para entender mejor: Branson vs Musk vs Bezos: la carrera por el turismo espacial se calienta

Con toda seguridad la doctora Sian Proctor ha sido preguntada una infinidad de veces sobre cómo es estar en el espacio, pero ella responde con el mismo entusiasmo de la primera vez, con cierta cortesía a sus interlocutores que solo en nuestra imaginación o en sueños podemos intentar concebir (con dudoso éxito) lo que es flotar a cientos de kilómetros del suelo, con el planeta Tierra brillando sobre el intenso oscuro del espacio.

“Estar físicamente en el espacio es transformador. Es una experiencia que no se puede lograr aquí en la Tierra. Cuando estás en este entorno de ingravidez y flotas por primera vez, la forma en que tu cuerpo puede moverse y las diferentes orientaciones en las que puedes estar, realmente es algo difícil de explicar a otras personas. La mejor analogía que puedo dar es que es como Peter Pan en el viento. No es esa sensación de la montaña rusa al caer, en cambio, es como ser elevado en el aire y suspendido. Es bastante asombroso”, cuenta la doctora Proctor a Forbes México.

Y bueno, estar en el espacio viendo a la Tierra girar casi sin que se note, dejando a todas las personas y todo lo que conoces abajo, a cientos de kilómetros, debe dar pie a las reflexiones. “Creo que lo más importante es que nos brinda una nueva perspectiva de quiénes somos aquí en la Tierra, especialmente a través del efecto de visión general (overview effect) al poder ver nuestro planeta desde esa perspectiva. Lo que he aprendido de esto es que no hay un lugar mejor que el hogar, y nuestro planeta es absolutamente impresionante desde el espacio”, comparte Sian.

“Una cosa que de la gente no se da cuenta es que nuestro planeta no solo es hermoso, sino que también refleja mucha energía, lo que llamo luz terrestre. Piensa en cuando sales por la noche y hay una luna llena y te bañas en su luz… piensa en cómo te hace sentir y en la historia y la conexión que hemos tenido con la luz de la luna. Bueno, cuando llegas al espacio y estás en órbita terrestre baja, te bañas en luz terrestre y es hermoso, mágico, transformador”, dice la astronauta comercial que también es artista y, de hecho, escribió un poema sobre el espacio para participar en la convocatoria de Inspiration4.

Aunque la primera misión espacial civil es inspiradora, no estuvo exenta de críticas, sobre todo porque se trató de una misión encabezada por SpaceX, una empresa del controversial multimillonario tecnológico Elon Musk. Él y los magnates Jeff Bezos (Blue Origin) y Richard Branson (Virgin Galactic) son los principales competidores de la carrera espacial, que han quitado a la NASA el monopolio de viajar al espacio. No obstante, se les ha señalado de promover el turismo espacial, al que pueden acceder solo personas con la suficiente riqueza como para pagar un vuelo de ese tipo.

Consultada sobre el tema, la doctora Sian Proctor considera que dentro de esta carrera espacial se pasa por alto que “al resolver los desafíos del vuelo espacial humano, también estamos resolviendo problemas en la Tierra. Y con esto me refiero a que ir al espacio y vivir en la Luna y Marte requiere eficiencia en cuanto a alimentos, agua, energía, refugio, gestión de residuos, todas esas cosas necesarias para sobrevivir en ese entorno extremadamente hostil. Y esos son los mismos problemas que tenemos aquí en la Tierra”.

“Además, toda esa tecnología y conocimiento que desarrollamos para sobrevivir en la Luna y Marte es creada aquí mismo por personas en la Tierra, y esa tecnología se aplica para hacer que seamos más sostenibles y eficientes. Así que, al resolver los desafíos del espacio, también estamos resolviendo problemas en la Tierra”, reflexiona, siempre con la sonrisa en su rostro, una sonrisa de quien ha visto la Tierra desde más de 500 kilómetros de altura.

Más del tema:
Misión espacial civil Dragon de SpaceX se apronta para orbitar la Tierra

Al preguntarle sobre si los viajes de turismo espacial tienen un verdadero propósito o solamente son un privilegio para las personas que pueden pagarlos, Proctor no se incomoda. “Cuando se trata de acceder a nuevas tecnologías, generalmente solo unas pocas personas tienen ese acceso. A medida que las personas con privilegios tienen oportunidades que la mayoría de las personas no tienen, es importante recordarles que es importante cómo proceden. Y es por eso por lo que la misión de Inspiration4 fue tan especial, porque no solo íbamos al espacio como astronautas comerciales, sino que también estábamos recaudando 200 millones de dólares para el Hospital de Investigación Infantil St. Jude para combatir el cáncer infantil”.

“Creo que cuando las personas con privilegios impulsan el desarrollo y el avance de la humanidad en el espacio, lo hacen de manera reflexiva. Mi comandante, Jared Isaacman, es un ejemplo de eso. Podría haber llevado a sus amigos al espacio, pero en cambio eligió a tres extraños al azar para acompañarlo, porque entendía la importancia de nuestra misión y por qué, al ser los primeros, tenía la capacidad de establecer un precedente y decir: mientras exploramos, también vamos a hacer el bien en la Tierra. Vamos a llevar al primer sobreviviente de cáncer infantil, vamos a recaudar 200 millones para el Hospital de Investigación Infantil St. Jude, vamos a elegir personas como yo, una persona mayor que nunca hubiera tenido la oportunidad de convertirse en la primera mujer negra en pilotar una nave espacial, pero él me brindó esa oportunidad. Estas son las cosas que, hechas de manera reflexiva, pueden tener un verdadero impacto en nuestra exploración del espacio”, abunda.

Sian Proctor cierra la conversación con Forbes México con un mensaje poderoso: “necesitamos que todos sean parte de este nuevo avance espacial que está sucediendo, y a medida que se abren las oportunidades, las mujeres y las personas de color tienen la oportunidad de no solo ser parte de la narrativa, sino de liderar en estos espacios. Creo que soy un ejemplo de eso, al igual que Katya (Echazarreta), que voló en Blue Origin. Ella tuvo una oportunidad y ahora está utilizando esa oportunidad y esa plataforma para marcar una diferencia real en la vida de la población femenina hispana. Y eso es lo que a menudo falta cuando hablamos de la narrativa de los multimillonarios que van al espacio, ellos nos están dando acceso a personas como yo, como Katya y a otras personas que normalmente no tendrían la oportunidad de realizar un vuelo como este. Nos están brindando la oportunidad de hacerlo y compartir nuestro espacio para inspirar”.

¿Ya nos tienes en Threads? Hazlo ahora y abre la conversación

 

Siguientes artículos

inflación-tasa-marzo
Recaudación de impuestos sube 3.9% en el primer semestre de 2023
Por

Pese a que el Gobierno del presidente López Obrador no ha aumentado los impuestos, la recaudación se ha incrementado cas...