Las tensiones entre Estados Unidos y China continúan en varios frentes, incluido el comercial. Esto ha generado un reacomodo de inversiones y un replanteamiento de estrategias de muchos de los actores en la agenda internacional. El gobierno de Pekín ha tratado de alcanzar un liderazgo más relevante en varias regiones, dándole un posicionamiento hegemónico de cara a una relación con sus homólogos en Washington que continuará tornándose más compleja. Por lo pronto, China continúa reduciendo su exposición al dólar estadounidense e impulsando estrategias que le den una mayor fortaleza y liquidez a su moneda (renminbi o yuan) en los mercados internacionales. En este artículo se analizan algunos aspectos que explican este cambio de paradigma. Aunque ha estado presente por lo menos en los últimos 10 años, se ha exacerbado recientemente.

China sigue siendo un importante prestamista de Estados Unidos, pero ha reducido aceleradamente su tenencia de deuda de dicho país

De acuerdo con el Tesoro de Estados Unidos, al cierre de octubre de este año la deuda total del gobierno federal ascendía a 33.7 billones de dólares. De dicho monto, alrededor del 21% era deuda intra gubernamental y el 79% restante está colocado entre el público. Mientras tanto, la deuda que puede ser comprada y vendida libremente en los mercados alcanzó cerca de 26 billones, de los cuales se estima que 7.7 billones están en mano de países extranjeros. 

Dentro de este último grupo, Japón y China cuentan con la mayor tenencia en bonos del Tesoro Norteamericano. Sumando los 1.1 billones del primero y 0.8 billones de dólares del segundo, entre ambos acumulan 24.9% del total emitido por el gobierno estadounidense. Para ponerlo en proporción, los siguientes 5 participantes en la lista (Reino Unido, Luxemburgo, Bélgica, Islas Caimán y Canadá) tienen en su poder casi el mismo monto: 25.8%.

Si bien China continúa siendo unos de los principales acreedores de Estados Unidos, su tenencia en notas del Tesoro ha venido reduciéndose dramáticamente en los últimos años. En mi opinión, esta es una señal inequívoca del cambio de estrategia que ha llevado a cabo el gobierno chino.

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Durante las presidencias de Jiang Zemin (1993 a 2003) y Hu Jintao (2003 a 2013), China se dedicó a acumular deuda norteamericana a una gran velocidad. En el periodo que comprende del 2000 al 2013 el monto en manos del gobierno chino pasó de 59.4 mil millones a 1.3 billones de dólares (un avance de +2,116%). A grandes rasgos, estos años coinciden con la época de crecimiento más acelerado de dicho país acelerándose a partir de su entrada a la Organización Mundial de Comercio a finales de 2001. 

Sin embargo, se ha experimentado un cambio de paradigma en esta posición financiera y un punto de inflexión con la llegada del actual presidente Xi Jinping, quien gobierna desde el 15 de marzo de 2013. La tenencia china en deuda de EE. UU. ha caído a 805.4 mil millones actualmente, un nivel no observado desde el 2009, representando una caída de 38.8%.

El gobierno de Pekín continúa impulsando un papel hegemónico del renminbi (yuan)

Muchos de los planes de largo plazo de China tienen como resultado que su divisa, el renminbi o yuan, pueda tener un rol más importante en los mercados financieros internacionales.

Por una parte, la moneda china ya forma parte de la canasta de Derechos Especiales de Giro (o SDRs por sus siglas en inglés) del Fondo Monetario Internacional (FMI) desde el 2016. Es importante recordar que los préstamos y otras operaciones que realiza el FMI se realizan en esta unidad especial, que es una canasta de monedas (i.e. dólar americano, yen japonés, el euro, la libra esterlina y el renminbi chino). En particular, el yuan tiene un peso importante al representar 12.28%. Esto le dará una mayor liquidez y profundidad en los mercados cambiarios internacionales, entre otros factores.

Por otra parte, China ha ampliado su base de aliados estratégicos en los últimos años. El caso más reciente fue la inclusión de más países al grupo de los BRICS+ (más detalles en el artículo que escribí el 11 de septiembre del 2023, titulado “BRICS+ y posibles cambios en el orden mundial”). Esta base de aliados comerciales y financieros implicará un uso mucho más frecuente de la divisa china, en perjuicio de otras monedas, como el dólar americano.

Adicionalmente, se debe tomar en cuenta el programa vigente de “Belt and Road Initiative”, que implica un posicionamiento geográfico muy relevante de China en la nueva ruta de la seda del siglo XXI. Esto le permitirá tener mayor injerencia en el comercio entre Europa, África, Medio Oriente y Asia.

En general, este artículo nos muestra sólo algunos ejemplos que apoyan la idea de una estrategia de fortalecimiento en el posicionamiento del yuan chino vs. el dólar americano, como una respuesta a las tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, así como los cambios de paradigma que están teniendo lugar en el mundo.

Contacto:

Alejandro Padilla es Director General Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de Grupo Financiero Banorte ni sus subsidiarias o filiales.

Cuenta de Twitter: @alexpadillasan

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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