Hay que cerrar los ojos para poder ver, cantaba Gustavo Cerati en “Caravana”, idea que toma prestada de Plotino, el filósofo griego y autor de las Enéadas.

“Cerrar los ojos, cambiar esta manera de ver por otra y así despertar la facultad que todo el mundo posee pero que pocos utilizan”, pide Plotino, sin explícitamente apuntar al fenómeno de la conciencia.

Este pensador que no celebraba su cumpleaños y eludía las charlas en torno a sí mismo cambió de vida antes de cumplir 30: decidió dejarlo todo en torno de la filosofía y trasladarse a Alejandría para aprender con los grandes.

Un proceso semejante, viven las instituciones académicas en este momento. Quienes comprenden el sustento de la revolución, mudan de piel con una apuesta compleja, riesgosa, pero que parece ser la única.

Un salto de fe

El proceso de reinvención que tiene enfrente la industria educativa difícilmente puede compararse con otro en su historia. La academia tiene que aprender tanto, en estos momentos, si lo que busca es evolucionar y mantenerse vigente.

Cuestionar sus métodos y procesos no es fácil para instituciones añejas con estilos y tradiciones que poco tienen que ver con la adopción de nuevas capas tecnológicas y con ellas, reimaginar su andar de punta a punta.

Por otro lado, las nuevas instituciones —con un pensamiento ágil en la entraña— podrían estar adoptando recursos tecnológicos en sus procesos de operación, lo que representaría un serio riesgo para el status quo del mercado educativo.

¿Pueden los vientos de EdTech mover las aguas de lo que parecía ser un territorio incuestionable? Tempestad, prevén los expertos, si no se toman acciones inmediatas.

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¿Qué es EdTech?

Alumnos y profesores tienen más dispositivos y acceso a la tecnología que nunca. Y con lo que hay hasta el momento, basta para replantear la estructura académica y operativa de las instituciones como existen hoy. Su uso es intuitivo: hay plataformas reguladas con niveles de seguridad confiables y un caudal de beneficios que hacen la propuesta, incuestionable.

Era cuestión de tiempo, para que la oleada de transformación digital llegara a la industria educativa. Aún así, hay quienes la comprenden como una plaga o maldición que va cubriendo con una espesa y oscura capa, su paso.

En realidad, EdTech refiere a una práctica iterativa que aprovecha los recursos tecnológicos de gestión de nube, aprovechamiento de datos e inteligencia artificial —por mencionar solo tres pilares— que agregan a la disciplina de la enseñanza, una propuesta de valor inédita. 

El impacto será tangible en prácticas como:

Un sistema pedagógico autogestionado

Creación de aulas virtuales con dispositivos IoT 

Herramientas de aprendizaje blockchain

Procesos administrativos inmediatos y con variables predictivas

Incorporación de procesos de aprendizaje con experiencia visual (VR y AR)

Crecimiento de startups que apoyan el homeschooling

Del retail al salón de clase

Hasta ahora, la industria educativa había encontrado de manera dispersa herramientas colaborativas que nutrieron la experiencia del aprendizaje fuera de la escuela y la evidenciaron como factible: webinars, cursos online, Moocs, metodologías abiertas y herramientas virtuales de pedagogía. 

Pero ya se había anticipado la inclusión de plataformas empresariales en el entorno académico. Un ejemplo es “Know Your Student” o “KYS”, un sencillo proceso de identificación mediante un formulario y una foto. La idea es verificar la identidad de los alumnos y su flujo de participación en diferentes espacios y momentos de la escuela.

Con un solo y ágil proceso, se ahorra una serie de levantamientos burocráticos que permitirán, por ejemplo, contar con registros de asistencia, calendarios escolares, medir afluencia de aulas físicas o virtuales, valorar carga de materias y desarrollar un historial académico con datos, entre otras posibilidades. 

Este proceso parte de uno conocido como “Know Your Customer”, una validación remota de personas en la industria del retail.

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¿De qué trataría la nueva educación?

Detractores, los habrá sin duda. Seguridad y privacidad, serán mecanismos que tendrán que integrar y garantizar las instituciones. Pero algo innegable, es que en lugar de memorizar las tablas de multiplicar o rellenar los libros de texto minutos antes de una auditoría, los alumnos podrán recorrer la Sierra Madre Oriental en viajes virtuales para comprender la conformación de grupos étnicos, su historia de manera virtualmente presencial y sus diferentes implicaciones socioeconómicas en la actualidad.

Son cuatro ejes los que se perfilan como tendencias para los próximos años, en materia de tecnología educativa y que apuntan el desarrollo de esta vertiente:

Aprendizaje personalizado

Este tipo de aprendizaje ha sido —durante mucho tiempo— el sueño de los promotores de esta tecnología educativa. Lecciones individuales, avance individual en dashboards, sistemas autogestionados, módulos flexibles, tutores en línea y una hoja de ruta personal no suena tan lejano hoy, luego de los webinars y videollamadas durante la pandemia. 

Disminución de la brecha

La crisis sanitaria también evidenció las notables diferencias entre los alumnos con pleno acceso a dispositivos digitales, anchos de banda, los espacios de aprendizaje y el apoyo del entorno. Es un hecho que no todos los alumnos tuvieron una buena experiencia académica durante la pandemia, pero esto ayudó a comprender la urgencia de nuevos modelos y herramientas que están en desarrollo.

Eficiencia en la relación profesor – alumno

La importancia de la liga profesor-alumno quedó clara. Mientras que algunos teóricos pensaron que el profesor podría ser relegado o minimizado a una figura de tutor, las fuerzas de transformación educativa están hoy centradas en la interacción y la relación entre el alumno y el maestro. 

Aprendizaje híbrido como estándar

Apareció como alternativa durante la pandemia, pero se instalará en la dinámica de escuelas y universidades. La dinámica híbrida no solo mantendrá su vigencia por las inversiones hechas por instituciones para operar a distancia, sino que hay mucho por perfeccionar y desarrollar en este modelo flexible.

Aprendizaje lúdico

Nada puede resultar más atractivo para un alumno que aprender por la vía sencilla del juego. La educación no tiene por qué ser tortuosa y, si los medios permiten un acceso mucho más amigable y generalizado a ella, mejor. Con generaciones nativas o migrantes digitales, los procesos de ludificación representan la pieza clave de los futuros programas académicos.

No son solo los padres de familia quienes agradecen que las escuelas y universidades hayan reabierto, los estudiantes y profesores necesitaban su ecosistema. Pero de la misma manera en la que la señalaba Plotino, resulta indispensable voltear a ver hacia dentro del modelo educativo y comprender de manera autocrítica que hay acciones inmediatas —así como planes estratégicos para desarrollar— con base en la tecnología como eje habilitador. 

Si esta conciencia de transformación no permea al sector educativo público y privado, difícilmente habrá oportunidad para poder decir que la educación aprendió su lección clave.

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Contacto:

Eduardo Navarrete es Head of Content en UX Marketing, especialista en estrategias de contenido y fotógrafo de momentos decisivos.*

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