- La existencia de una tasa de interés libre de riesgo.
- El comportamiento de las acciones se basa en su sensibilidad individual ante cambios en lo general.
- La información disponible ya está incorporada en los precios de las acciones y otros activos financieros.
De pilares, inversión y fake news
La información es poder, y en una época en la que fluye en tiempo real, lo es aún más, por ello los inversionistas deben afinar su olfato y su criterio para detectar falacias.
Por Juan Fernández*
Albert Einstein dijo alguna vez: “Tres grandes fuerzas dominan el mundo: Estupidez, miedo y avaricia”. Podríamos argumentar que la dinámica de los mercados financieros también obedece a estas mismas fuerzas. Yo sustituiría la “estupidez” por “exceso de confianza” pues creo que en el fondo son lo mismo. Y como la avaricia en algún siglo ha sido tipificada como pecado, para estos efectos la llamaré “ambición”.
El crecimiento explosivo de las redes sociales como la nueva fuente primaria de información para muchos inversionistas ha exacerbado el rol que estas emociones primitivas juegan en la toma de decisiones y los movimientos en los mercados financieros. A ello se debe sumar el aparente caos colectivo en el que estamos inmersos actualmente y que se debe a la enorme cantidad de información de todo tipo que nos llega continuamente.
Hace veintitantos años estudié la maestría en finanzas en el ITAM. Ahí nos enseñaron los grandes pilares sobre los cuales se construyeron las teorías financieras modernas: Modern Portfolio Theory, Capital Asset Pricing Model, Arbitrage Pricing Theory, y otros. En el curso incluso recibimos una lectura muy interesante del inolvidable Stephen Ross, recientemente fallecido, quien enseñó estas teorías a legiones de estudiantes en MIT por más de 20 años y quien, estoy seguro, recibirá de manera póstuma el Nobel de Economía.
Todas estas teorías financieras involucran de una manera u otra los siguientes pilares o supuestos fundamentales: