Por: Jose Roberto Balmori
El año en curso ha significado un cambio sustancial en las finanzas públicas de México. Esto se debe a un incremento elevado en el costo de la deuda pública. El desbalance en la asignación de recursos públicos ha sido tal durante este 2023, que durante los primeros meses que han transcurrido del presente año, el Gobierno Federal ha gastado más en pagar los intereses de la deuda pública que en inversión en infraestructura. A continuación, explico el estado actual de la deuda pública, así como de la inversión en infraestructura por parte del Gobierno de México.
En cuanto a deuda refiere, el Presupuesto de Egresos para este año estimaba una tasa promedio de 9%. Sin embargo, todo indica que la tasa promedio durante el año será arriba del 11%. Esto ha significado una variación brutal en cuanto al pago de intereses no vista en las últimas dos décadas. En específico, el aumento anual en el pago de intereses es cercano a los 120,000 millones de pesos, o casi 50% más que el año pasado. Si dicha cifra la dividimos entre los 120 millones de mexicanos que habitamos en el país, nos arroja un incremento de 1,000 pesos adicionales en pago de intereses por cada mexicano, tan solo en lo que va del año. El total en pago de intereses para amortizar la deuda pública durante los primeros cinco de meses del 2023 es cercano a los 360,000 millones de pesos, o 3,000 pesos por mexicano, una cifra bastante alta en comparación al ingreso promedio en México.
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Para poner en justa dimensión lo que estamos pagando de intereses por la deuda pública, dicha cifra es cercana a lo que se ha derogado en concepto de pensiones — aproximadamente 420,000 millones de pesos. De hecho, entre ambos rubros de gasto —deuda y pensiones— se ha erogado 1 de cada 3 pesos del presupuesto federal durante este año. Si ambos rubros siguen creciendo de la forma que lo han hecho durante los primeros meses de este año, el gobierno deberá comenzar a gastar con mucha más prudencia, si no quiere generar un desbalance mayor en las finanzas públicas.
La Secretaría de Hacienda está haciendo lo propio, y ha reportado un subejercicio cercano a los 250,000 millones de pesos para hacer frente al crecimiento desmesurado en estos rubros del gasto público. Dicha moderación de gasto es muy importante, ya que la deuda pública en su sentido más amplio ronda los 13 billones de pesos, o 50% del producto interno bruto (PIB). En el caso de un desbalance fiscal aún mayor, la deuda pública podría alcanzar hasta 60% del PIB, cifra mencionada como techo por algunas calificadoras, quienes han señalado la inadecuada capacidad recaudatoria en nuestro país para hacer frente a una deuda cada vez mayor.
Desafortunadamente, el subejercicio en el gasto público ya está afectando a la inversión pública en infraestructura. Si bien hay un incremento del 5% con respecto al año pasado, el gasto en infraestructura durante estos primeros meses del año ha sido tan solo de 250,000 millones de pesos. Esta cifra sigue muy por debajo de lo que México necesita gastar para generar un crecimiento sostenido. De hecho, la inversión pública en infraestructura es apenas igual a 1.3% del PIB. Comprender la trayectoria de la deuda y de la inversión pública debería de dar pie a discusiones más profundas sobre una reforma fiscal que permita hacer frente a los retos en seguridad, educación, salud, pensiones e infraestructura, para alcanzar un mayor desarrollo económico en el país.
Contacto:
Jose Roberto Balmori, Director de los programas de licenciatura de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac México
Twitter @jrbalmori
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.
