Una persona que recorre las calles de San Francisco, Estados Unidos, puede encontrarse con taxis autónomos que circulan sin conductor tras el volante, pero también con personas sin casa viviendo en tiendas de campar sobre las aceras o bajo puentes; puede cruzarse con anuncios publicitarios sobre inteligencia artificial y otros avances tecnológicos, pero también con personas que están fuera de sí, balbuceando algunas palabras, como zombis, por el abuso de drogas a la vista de todos.

En San Francisco se pueden escuchar múltiples idiomas (inglés, español, italiano), pero el tono es solo uno: un importante centro de desarrollo de tecnología de Estados Unidos (OpenAI, la empresa que desarrolló el famoso chatbot ChatGPT tiene sus oficinas centrales aquí) lleva algunos años siendo hackeado por graves problemas sociales: personas en situación de calle, falta de acceso a vivienda asequible, abuso de drogas, crisis de salud mental e incremento de la inseguridad.

Aunque no se borran por completo, las postales que muestran la crisis de San Francisco se disimulan entre el ambiente festivo despierta el Dreamforce, la convención más importante de Salesforce, una compañía que desarrolla tecnología empresarial cuya sede es el edificio más alto de San Francisco, que mezcla tecnología, celebridades, música, conferencias y talleres por tres días. Personas de todas las latitudes del mundo llegan cada año a esta cumbre y traen consigo un ambiente de seguridad. La ciudad cambia durante algunas horas.

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Incluso, en una conferencia de prensa con periodistas de todo el mundo en el marco del Dreamforce, el CEO de Salesforce lanzó una frase que pudo tomarse como broma, pero también como consigna: en San Francisco todos los días deberían ser como en Dreamforce, refiriéndose a que la cumbre de tecnología que este año tuvo como tema principal la inteligencia artificial generativa brinda a San Francisco un ambiente seguro, aunque sea por unas horas.

Mientras en el entorno del Moscone Center, donde Salesforce congregó a más de 40,000 personas de todo el mundo durante tres días, el ambiente lucía seguro, en barrios aledaños era evidente la crisis de personas en situación de calle, falta de vivienda y abuso de drogas. Incluso los taxistas recomiendan a los visitantes del Dreamforce que, por su propia seguridad, no caminen por el barrio de Tenderloin, no muy lejos de la convención tecnológica.

Como en otras ciudades del mundo, incluso la propia Ciudad de México, en San Francisco se ha encarecido la vivienda en las zonas centrales de la urbe, lo que ha provocado que las personas no puedan pagar la renta y tengan que trasladarse a barrios más alejados. A pesar de ser una de las ciudades con más riqueza de Estados Unidos, existe una brecha importante entre los salarios que se ganan en el sector tecnológico, que es una industria importante en la ciudad, y el resto de los sectores económicos.

Dreamforce es quizá la convención más importante, o una de ellas, para San Francisco. Mueve la aguja de la economía local: los hoteles agotan sus reservaciones, las calles colapsan de tráfico, los taxis y conductores de aplicaciones no se dan abasto para atender la demanda, los comercios (que otras veces lucen vacíos) están repletos. Según medios locales como el San Francisco Chronicle, este evento produce una derrama económica de 90 millones de dólares.

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Aunque el tema principal del Dreamforce fue la inteligencia artificial generativa, los problemas sociales se colaron en la conversación. En el día de apertura del evento, el cantante Dave Matthews fue el ‘telonero’ de Marc Benioff. El músico tocó dos canciones y dijo a la audiencia en el salón principal de la convención: “les dejaré, entre otras cosas, solucionar el problema de las personas sin hogar en San Francisco”.

En agosto pasado medios locales de San Francisco dieron cuenta de que Marc Benioff, CEO de Salesforce e impulsor del desarrollo de la ciudad, advirtió con retirar el Dreamforce de la ciudad si la crisis que vive actualmente continuaba en el futuro. Y claro, ninguna ciudad quisiera perder la sede de un festival tecnomusical que mueve la aguja de la economía local, genera millones de dólares de derrama económica y atrae a miles de personas de todo el mundo.

Marc Benioff, un CEO con una personalidad desenfadada, nació y creció en San Francisco, y ha donado millones de dólares a hospitales y escuelas públicas. El mismo ejecutivo fue el encargado de conversar con el gobernador de California, Gavin Newsom, en una de las keynote del Dreamforce, momento propicio para reforzar la presión pública en favor de resolver los problemas que hackean a San Francisco, un hub de tecnología mundialmente conocido.

En septiembre del año pasado Salesforce anunció una donación de 25 millones de dólares “para apoyar a los distritos escolares y organizaciones sin fines de lucro de educación en todo Estados Unidos. Este año marca el décimo aniversario del compromiso de Salesforce con la educación, con donaciones que ahora suman más de 165 millones en apoyo de escuelas, educadores y estudiantes de todo el mundo”, según informó la compañía en septiembre de 2022.

Incluso la situación de San Francisco llevó en el pasado a Marc Benioff a ser uno de los pocos multimillonarios tech en apoyar la medida conocida como Prop C, que gravaba con más impuestos a las compañías de mayores ingresos con el fin de apoyar programas para personas en situación de calle.

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Durante el encuentro hubo un momento que reflejó la importancia que tiene una convención de tecnología para una ciudad como San Francisco. Marc Benioff, que tiene una relación estrecha con el gobernador de California, preguntó al político por qué no todos los días podían ser como en Dreamforce, a lo que Gavin respondió: “porque te estamos engañando, no podemos darnos el lujo de perderte”, dijo en referencia a la advertencia del ejecutivo de llevar el festival a otra sede.

Esta conversación se extendió a las redes sociales. En una publicación de un periódico local sobre la celebración del Dreamforce se leyeron comentarios como: “lidien con las personas en situación de calle, el abuso de drogas al aire libre y crímenes callejeros flagrantes”, o “San Francisco realmente necesita de esto. ¿Por qué siquiera darle un giro negativo? Salesforce es una compañía que realmente hace mucho por SF y Bay Area”.

Al final, las más de 40,000 personas que asistieron a la edición 21 del Dreamforce, “la conferencia de Inteligencia Artificial más grande del mundo”, dejan los hoteles, toman sus vuelos y vuelven a sus ciudades de origen en espera de la siguiente edición, pero los problemas de San Francisco se quedan como un recordatorio de que ni las ciudades que son cuna de algunas de las empresas de tecnología que mueven la aguja del mundo se salvan de las crisis sociales.

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