Todos hemos padecido momentos de cansancio, stress, enojo o simplemente aburrimiento de la rutina diaria; sin embargo, no pasan de ser esporádicos y de alguna manera podemos procesar y recuperarnos de esos malos momentos para seguir adelante.

Pero ¿qué sucede cuando esto se torna en lo cotidiano? es decir, cuando todo eso nos ocurre siempre, a toda hora y sin razón alguna; cuando las personas se sienten así desde el inicio del día y esta condición no lXs deja vivir, sentir, trabajar, socializar y lXs agobia permanentemente inhabilitándonos en todos los ámbitos de su vida y sus relaciones.

El “Burnout” se define como un estado inexplicable de agotamiento, cansancio extremo, carencia absoluta de motivación, incapacidad para recuperarte de la rutina diaria y un sentimiento permanente de soledad, miseria y abandono.

En nuestros seminarios de entrenamiento hemos encontrado cada vez más frecuentemente que lXs trabajadorXs de cualquier sector, de todos los niveles jerárquicos, nacionalidades e ingresos mencionen esta condición física, psicológica y profesional como la principal causa de su baja productividad, enfermedades recurrentes, ausentismo y estancamiento en sus carreras. 

Los especialistas médicos y los grupos de investigación multidisciplinarios coinciden en que las personas que -a pesar de ser considerados como saludables- parecen estar viviendo en una inercia sin energía, con una actitud pesimista, carentes de metas, indiferentes, distraídXs, ausentes, superficiales, aburridXs y a quienes cualquier tarea les parece compleja y abrumadora. 

Tales sensaciones lXs llevan a cuadros recurrentes de gripe, diarrea, insomnio, dolor, trastornos del apetito; llevandolXs -en casos extremos- a los llamados “meltdowns* emocionales” (episodios de risa, llanto, gritos, cambios de humor súbitos y explosivos; movimientos incontrolables y pérdida de memoria que muchas veces derivan en ataques de drama, pánico y hasta violencia).

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A pesar de que la mayoría de los casos fue reportada desde el ámbito se ha encontrado casos en las escuelas, las calles congestionadas, las plazas públicas, las redes sociales y prácticamente cualquier espacio donde las personas conviven. 

Una distinción importante que hay que subrayar es que, aunque el Stress y el “Burnout” están relacionados, son muy diferentes; mientras que el primero se caracteriza por un estado de ansiedad, agitación e hiperactividad; el segundo se distingue por la indolencia, desvinculación, impotencia y conformismo. 

El Stress es actuar con un sentido de urgencia ante una situación inesperada y la presión agobiante que demanda ir más allá de tus límites y que, con frecuencia, resulta peligrosa por descuidar tu salud personal y equilibrio emocional.  

Bajo el “Burnout” las emociones se congestionan, se contradicen, te sientes embotadX, saturadX, a la deriva; al no tener apegos ni metas, tampoco impulsos u objetivos entras en estado de operación mecánica y automatizada; al final las consecuencias serán las mismas.   

El “Burnout” parece no tener denominadores comunes extendidos, los estudios disponibles se concentran en su origen emocional. Nada parece divertirlXs, satisfacerlXs, conmoverlXs o simplemente motivarlXs por lo siempre están distraidxs, ausentes, apáticXs.   

Quienes lo padecen suelen creer que su vida no es valiosa; que es solo una repetición de costumbres sin trascendencia; no se sienten reconocidXs, apreciadXs, valoradXs o estimuladXs; incapaces de poder confiar en nadie y extenuadXs siempre por una sobre carga de responsabilidad que los tiene aprisionadXs.  

Otro factor reiterativo es la presencia de personas tóxicas, saturación del entorno o la creciente volatilidad social; en muchas ocasiones todo se deriva de la manipulación, mal humor, cinismo, violencia pasiva-agresiva u hostigamiento ejercido por vecinos, jefes, compañeros, la pareja en turno o los “amigos” de las redes sociales.

Las entrevistas con los pacientes casi siempre incluyen episodios de chantaje, culpa, quejas, comparaciones, juegos mentales, falsas amistades, acoso, violencia verbal, gráfica o virtual ejercidos desde las RRSS; la presión a la que fueron sometidXs podría explicar porque llegaron hasta tales niveles de tensión y saturación emocional.

Se atrevieron a confiar, abrieron sus emociones y fueron traicionadXs, engañadXs, controladXs, a veces estafadXs, se hicieron dependientes del estímulo virtual y su realidad física-temporal se fue vaciando paulatinamente hasta el grado de que sufrieron alteraciones de su propia personalidad, carácter y salud mental. 

En este ultimo aspecto, las personas reportan sentirse solitariXs, olvidadXs, abandonadxs; les molesta y les duele no ser famosXs, no sentirse parte de alguna tendencia; los abruma un número bajo de seguidores, comentarios o respuestas. Su existencia no tiene sentido sin relevancia, notoriedad o presencia en los sitios o plataformas más destacados.

Para muchos de ellos, la urgencia de producir un baile, un chiste, una imagen, una situación notable que los ponga en el centro de lo viral les ocupa gran parte del día. Como llamar la atención y/o recibir un toque de alguien famosX lXs obsesiona; constituye un foco de presión al extremo; las ansias de popularidad lXs desbordan y llegan a considerar como su misión en la vida ser parte del multiverso de la fama digital.  

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