Hoyt Peckham ha logrado que los pescadores mexicanos dupliquen el valor de su producto, gracias a la enseñanza de técnicas de pesca que son amables con las demás especies marinas. Conoce su historia.   “Oye, pinche güero, me estás engañando. Me estás presentando un pescado de calidad que aquí no he visto,  ¿de dónde lo sacaste?”, son las palabras que le dijo hace un año la dueña de un restaurante de pescados y mariscos a Hoyt Peckham, director y fundador de SmartFish, al observar el producto de la empresa social que ha duplicado el valor de los pescados, en La Paz, Baja California Sur. SmartFish es una compañía que busca dar a los pescadores un valor agregado a su producto a través del empleo de técnicas responsables de pesca, que preservan a las especies marinas protegidas y que, además, permite la obtención de pescados de mayor calidad en el mercado sin la necesidad de grandes cantidades. Para Peckham existe un mar de oportunidades en el país para revitalizar el valor de la pesca: en México, por cada peso que se produce en la actividad pesquera artesanal, se generan adicionalmente a la economía 7.9 pesos, mientras que en el resto del mundo las técnicas para pescar permiten que se generen de forma adicional 39 pesos. “Los pescadores hacen algo similar a un proceso de alquimia al revés, en donde al pescado de ser oro lo convierten en otra cosa, pero siempre es posible convertirlo en oro”, dice sonriente el emprendedor. Hoy, el objetivo que persigue es ampliar la operación de la compañía a otras regiones de México, aunque antes tendrá que convencer a los pescadores de los beneficios económicos y ambientales que pueden alcanzar por medio de su proyecto.   El mapa del tesoro Peckham siempre ha tenido un interés por preservar el medio ambiente y fomentar las mejores prácticas que permitan a las especies marinas mantenerse a salvo en su entorno, como es el caso de la promoción de la pesca sustentable. Con el paso del tiempo ha pertenecido a diferentes organizaciones no gubernamentales, como fue el caso del Proyecto Caguama en el que inició como director en 2002, con el objetivo de preservar esta especie de tortugas en la zona de Baja California Sur. Pero Peckham sabía que necesitaba ir más allá en su labor con las comunidades de pescadores. Se dio a la tarea de asesorar a los trabajadores en México, Asia, Estados Unidos y la Polinesia, así como de organizar encuentros entre mexicanos y japoneses en los que compartieran sus técnicas de pesca. Sin embargo, se percató que en México la pesca no tenía el valor que en otras partes del mundo: el mal manejo de los pescados durante su captura y comercialización hacían que el producto fuera maloliente y de un sabor poco atractivo a los paladares. Y a pesar de que la pesca ribereña es la principal fuente de ingreso de las comunidades costeras del noroeste de la República Mexicana, el precio de un kilogramo de pescado era menor al de uno de plástico (PET), que oscila aproximadamente en los 9 pesos, según SmarFish. smartfish“A veces el pescado se queda hasta 24 horas en la red de un barco y se asolea todo el día, mientras que la pesca artesanal que se hace con anzuelos tiene mejores condiciones que elevan su precio; es una técnica japonesa que se ha empleado por más de 20 años”, dice el estadounidense. Después de más de 12 años de trabajo alrededor de los mares del mundo, Peckham tomó la decisión de establecer una alternativa empresarial que se constituyó en SmartFish. “Llegué a la conclusión de que para asegurar el crecimiento del mercado en términos económicos y sustentables era necesario incentivarlo”, dice. Actualmente, SmartFish beneficia económicamente de forma directa a 80 personas, las cuales incluyen a los pescadores y sus familias, gracias a la venta de un pescado en un mercado que ellos mismos han empujado a través de la promoción de su producto en las pescaderías, restaurantes y hoteles que reciben a los turistas internacionales. “Hemos encontrado un punto de sustentabilidad que prefiere no sobrexplotar los mares, como ocurre en un 80% de los casos, pero sí genera mayores ganancias, asegura Hoyt.   Otros mares El reto para el emprendedor social es ampliar las operaciones de la empresa entre los pescadores que laboran en la zona del Caribe Mexicano para aumentar el valor de su producto, por lo que ya ha entablado conversaciones con las cooperativas de la zona. Asimismo, busca consolidar la cadena de valor de la empresa y llevar a más personas la cultura de la pesca sostenible en el mercado mexicano, un modelo que a algunos gobiernos estatales les ha interesado atraer. Hoyt Peckham confiesa que se siente emocionado por los logros alcanzados a través de SmartFish, pero no disimula el temor que le produce llevar a puerto seguro su emprendimiento: “Ando emocionado y asustado al mismo tiempo. Esto es como cruzar el Atlántico por vez primera”.  

SmartFish modelo

 

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