El mundo está en camino de perder 472,000 millones de dólares al año a nivel global durante la próxima década en impuestos que las corporaciones multinacionales y personas multimillonarias evaden al llevar su riqueza a paraísos fiscales, advirtió el informe El Estado de la Justicia Fiscal 2023, publicado por la Tax Justice Network.

De acuerdo con el documento, presentado en julio pasado, de esta pérdida anual 301,000 millones de dólares se disipan en manos de corporaciones multinacionales que trasladan sus ganancias a paraísos fiscales y 172,000 millones de dólares en billonarios y multimillonarios que ocultan su riqueza en el extranjero.

La Tax Justice Network señaló que “los países de renta más baja, que históricamente han tenido poco o ningún peso en las normas fiscales mundiales, siguen siendo los más afectados por el abuso fiscal mundial”. Aunque la mayor parte de las pérdidas fiscales anuales las sufren los países de renta más alta (426,000 millones de dólares), estas pérdidas equivalen al 9% de sus presupuestos de salud, mientras que “las pérdidas fiscales de los países con rentas más bajas (46,000 millones de dólares) equivalen a más de la mitad (56%) de sus presupuestos de salud pública”.

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“Si comparamos aún más, se calcula que la Gran Recesión de 2007-2009 provocó una pérdida de 2 billones de dólares (200,000 millones de dólares) en el crecimiento económico mundial. Las pérdidas fiscales en los próximos 10 años duplicarían la magnitud del impacto de la Gran Recesión en la economía mundial”, advirtió la organización global fundada en 2003 en Inglaterra, donde tiene su sede.

En su informe la Tax Justice Network señala a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como “un club de países ricos que ha establecido las normas fiscales mundiales durante los últimos sesenta años”. La red criticó que después de 10 años de que la OCDE inició los trabajos para reformar la arquitectura fiscal mundial (conocido como Proyecto BEPS) no ha habido cambios sustanciales para “frenar las pérdidas por abusos fiscales a escala mundial”.

“De cara a los próximos 10 años, los estudios de varios organismos, entre ellos el Fondo Monetario Internacional y el Grupo de Seguimiento de BEPS, concluyen que los actuales borradores de propuestas que la OCDE ha preparado en el marco de BEPS 2.0 tendrán un impacto escaso o nulo en la magnitud de las pérdidas fiscales. Incluso entonces, se prevé que muchos miembros de la OCDE no aplicarán las propuestas”, alerta la Tax Justice Network.

La red calcula que los países miembros de la OCDE, junto con sus dependencias territoriales, son responsables de más de tres cuartas partes (77%) de los 472,000 millones de dólares en pérdidas fiscales que sufren los países al año, según el informe, y además la mayoría de los países que integran la OCDE son sedes de empresas multinacionales.

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Abuso fiscal corporativo

El informe El Estado de la Justicia Fiscal 2023 destaca que “las empresas multinacionales son responsables de alrededor de un tercio de la producción económica mundial, la mitad de las exportaciones mundiales y casi una cuarta parte del empleo mundial. Su abuso fiscal es un problema económico mundial de primer orden, que priva a los gobiernos de ingresos fiscales, aumenta las desigualdades entre los países y dentro de ellos, y socava a las empresas más pequeñas y nacionales que generan la mayor parte del empleo”.

“Utilizamos el tercer año de informes agregados país por país publicados con considerable retraso por la OCDE para demostrar que las empresas multinacionales están trasladando anualmente beneficios por valor de 1,1 billones de dólares a paraísos fiscales, haciendo que los gobiernos de todo el mundo pierdan 301,000 millones de dólares al año en ingresos fiscales directos.

“Estas son las pérdidas directas debidas al desajuste entre la localización de los beneficios y la localización de la actividad económica productiva. Las pérdidas indirectas, o costes indirectos, surgen cuando los gobiernos reducen los tipos legales y efectivos del impuesto de sociedades para contrarrestar las pérdidas directas del abuso fiscal de las empresas, con la creencia errónea de que esto atraerá la inversión”, se lee en el documento.

Agrega que “el Reino Unido y sus territorios dependientes (también conocido como el ‘segundo imperio’ del Reino Unido) son responsables del 24% de las pérdidas fiscales de las empresas. El ‘eje de la evasión fiscal’ (el Reino Unido y su segundo imperio, los Países Bajos, Luxemburgo y Suiza) son responsables en conjunto del 50%. En total, los países miembros de la OCDE y sus dependencias representan así 9 de cada 10 dólares perdidos”.

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Paraísos fiscales sin palmeras

En 2014 el economista y sociólogo británico John Urry escribió en su libro “Offshoring” que “a los paraísos fiscales a veces también se les denomina ‘jurisdicciones secretas’. La mayoría de las grandes empresas y las personas acaudaladas trasladan sus rentas y su riqueza a esos lugares secretos, alejados de sus países. A menudo parece que ´solo la gente corriente paga impuestos’ y que la clase rica puede deslocalizar su riqueza y casi todo lo demás hacia lugares con frecuencia secretos”.

El informe más reciente de la Tax Justice Network apunta en el mismo sentido, pero con un matiz: no todo son palmeras en los paraísos fiscales. “El secreto financiero sigue siendo un rasgo definitorio de las finanzas extraterritoriales, y para el resto del mundo todo es ‘extraterritorial’. Las jurisdicciones secretas -países que ofrecen a los no residentes la oportunidad de ocultar su identidad y su patrimonio al Estado de Derecho- no están encabezadas por pequeñas islas rodeadas de palmeras, sino por grandes economías. A la cabeza del Índice de Secreto Financiero 2022 se encuentra Estados Unidos, seguido de Suiza”.

La organización británica describe en su documento que “el secreto financiero permite a los individuos abusar de sus responsabilidades fiscales en casa, pero no sólo eso. El secreto proporciona la tapadera para blanquear el producto del delito, haciendo que los cárteles de la droga sean financiables, el tráfico de seres humanos rentable y la financiación del terrorismo factible. Y del mismo modo que el secreto es fundamental para eludir impuestos, también lo es para evadir sanciones internacionales”.

El mundo, continúa, está pierde 171,000 millones de dólares al año “por la evasión fiscal offshore relacionada solo con la riqueza financiera. El Reino Unido y su segundo imperio son responsables del 50 % de esta pérdida. El eje de la evasión fiscal es responsable del 65%. Y en total, los países miembros de la OCDE y sus dependencias son responsables de más del 9 de cada 10 dólares perdidos”.

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Que intervenga la ONU

La Red por la Justicia Fiscal instó a las economías globales a trasladar el liderazgo fiscal mundial de la OCDE a la Organización de las Naciones Unidades, “donde la pertenencia mundial, la transparencia pública y los marcos jurídicos de derechos humanos y la experiencia técnica de la ONU pueden proporcionar un foro más viable para garantizar soluciones fiscales eficaces”.

De hecho, el año pasado al interior de la ONU se abrieron las puertas a las negociaciones sobre una convención fiscal que absorbería el liderazgo fiscal global. “La histórica resolución se adoptó a pesar de los agresivos intentos sin precedentes de la OCDE de impedir que la resolución se presentara ante la Asamblea General de la ONU”.

Por esta razón, en septiembre el secretario general de la ONU deberá presentar un informe sobre las posibles opciones para una convención fiscal de la ONU que la Asamblea General podría votar a finales de año. “El Grupo de Alto Nivel sobre Rendición de Cuentas, Transparencia e Integridad Financieras Internacionales de la ONU ya ha respaldado versiones sólidas y sin diluir de las soluciones políticas de justicia fiscal que la OCDE no ha podido implementar, y las ha incluido en los primeros borradores propuestos para una posible convención fiscal de la ONU”, refiere Tax Justice Network.

Alex Cobham, director ejecutivo de la Tax Justice Network, considera que podría ocurrir “una revolución democrática mundial en materia fiscal que podría recuperar literalmente billones de dólares de dinero público. Durante sesenta años, las normas fiscales mundiales se decidían a puerta cerrada en la OCDE, donde un puñado de países y grupos de presión consideraban la política fiscal como algo que debía satisfacer los intereses de las empresas más ricas y los multimillonarios”.

“Ahora tenemos una oportunidad real de llevar este proceso a la luz del día de la democracia en la ONU, donde todos los países tendrán por fin una voz real, y donde los gobiernos tendrán por fin que responder ante su pueblo sobre la política fiscal”, añade.

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