Por David Sánchez*

Una de las épocas más doradas del deporte de la raqueta con Novak Djokovic, Roger Federer y Rafael Nadal a la cabeza está en sus últimos años.

Tras ellos, la nueva generación de jugadores parece no tener el mismo carisma que estas tres figuras. Por eso, el tenis está en plena reinvención. Tiene que readaptarse para seguir cautivando como producto comercial y televisivo. 

El 12 de noviembre de 2018, la ATP decidía cambiar su logotipo e impulsaba una nueva campaña de marketing global para la temporada pasada centrada en “atraer a los aficionados esporádicos al tenis”. 

La nueva marca pretendía también reforzar la imagen de cambio e innovación que está teniendo lugar en el tenis masculino. Además, anunciaba la creación de la ATP Cup, la Copa del Mundo por Equipos, que arranca el 3 de enero en Australia y que pretende tomar el relevo de la vieja World Team Cup, celebrada en Düsseldorf desde 1978, y que tuvo su última edición en el año 2012. 

Una competición en la que 24 naciones compiten en una especie de Mundial de Tenis que recuerda, con demasiadas similitudes, al nuevo formato de Copa Davis impulsado por Kosmos y la ITF. Quien sabe si ambos eventos llegarán a fusionarse algún día. 

Lo que está claro es que en una temporada 2020 repleta de incógnitas, la ATP Cup representa el esfuerzo del organismo rector del tenis masculino por promover un nuevo enfoque que ya triunfa en otros deportes mezclando la emoción, el sentimiento de competición y, por supuesto, el espectáculo.

Todo comenzó con el experimento de un breve circuito llamado International Premier Tennis League en noviembre de 2014, que se celebró en países de Oriente Medio y Asia, repartió millones de dólares, se organizó al margen de ATP e ITF como exhibiciones de final de año pero que incluso intentó negociar con la ATP para que tuviera cabida en el calendario de la temporada en los siguientes años.

Finiquitado en 2017 por insolvencia, rápidamente tuvo su relevo más inmediato en la Laver Cup, organizada por Roger Federer y su agencia. Un evento inspirado en la Ryder Cup de golf, que culminó el 24 de septiembre de 2017, en Praga, dejando un fin de semana de puro espectáculo con la imagen icónica de Roger Federer y Rafa Nadal compitiendo como pareja de dobles por primera vez en la historia. 

La realización televisiva y la producción del evento abrieron los ojos al mundo del tenis. Un nuevo concepto y producto estaba naciendo. Esta especie de All Star de la NBA con estrellas mundiales y viejas glorias del tenis divididas en dos equipos (Europa vs Resto del Mundo) atrajo a marcas potentes bajo el paraguas del propio Federer así como a miles de aficionados (80.000 en la edición celebrada en Chicago en 2018) que no les importó pagar un elevado precio de entradas que superaron incluso los 100€ por sesión. 

La Laver Cup, que ha rotado cada año de ciudad, ya forma parte del calendario ATP aunque sin ser puntuable. El pasado noviembre se celebró la edición inaugural de la nueva Copa Davis con 18 países compitiendo en Madrid en tan solo una semana. Ahora, para arrancar el nuevo curso y, con ello, la nueva década se pone en marcha la ATP Cup en tres ciudades australianas, de forma simultánea, con 15 millones de dólares y puntos ATP en juego.

Todo para atraer a las figuras más destacadas del panorama internacional cuyo tenis sorprendentemente lejos de diluirse, sigue en pleno estado de forma. Una combo atractivo tanto para jugadores como para aficionados. Mero postulado darwinista. 

  Contacto: Twitter: @DASanchez__   *El autor es periodista especializado en tenis. Autor del libro ‘Sentir el tenis’. Ha publicado en medios como Forbes, CNN, Sphera Sports o El HuffPost y colaborado con emisoras radiofónicas como Radio MARCA, esRadio o RNE. 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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