Hoy día, y hace ya bastante tiempo, hablar de tecnología o de empresas “tecnológicas” es tan común como hablar de fútbol, del clima o de política, es un tema sobre el que prácticamente cualquiera, ya sea un lego en la materia o un ingeniero en sistemas, se siente con la autoridad para hablar sobre ello.

Y tanto se habla de ello, que a mi me parece que, como generalmente sucede con los temas que a todos nos parece que sabemos de lo que estamos hablando, es un tema y un concepto (el de Tecnología) que genera varias confusiones.

Y entre esas confusiones, yo destacaría principalmente dos:

La primera es que muchos identifican “tecnología” sólo con “tecnología digital”: creen que la tecnología nació junto con Internet. 

Chicos, chicas, la rueda, un cuchillo, el garrote con el con el que el primer cavernícola mató su presa, son herramientas tecnológicas. 

La segunda, es que muchos siguen creyendo que la tecnología es el qué y no el cómo.

Salvo el caso de las empresas que venden tecnología, para todas las demás la tecnología es el cómo, no el qué.

Por eso no termino de entender cuando alguien dice, por ejemplo, que Uber es una empresa de tecnología sólo porque da su servicio a través de una app.

Uber es una empresa de servicios de transporte que usa la tecnología para dar su servicio de manera distinta e innovadora. Punto.

Con ese criterio, una empresa petrolera o una automotriz también serían “empresas de tecnología” ¿o creen que el petróleo se saca con las manos y que los autos se hacen soplando?.

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Elon y el cavernícola

Y ahí es donde voy al título de este artículo que probablemente te llamó la atención y por eso lo estás leyendo. 

Tanto para Elon Musk, fundador de Tesla, entre otras compañías, como para un cavernícola, la tecnología (los robots o el software con los que fabrica sus Tesla para uno, el garrote para otro), son herramientas para lograr lo que quieren, son el cómo, no el qué, son un medio, no un fin.

Esto, que parece tan obvio y tan simple, ha traído y sigue trayendo grandes confusiones y dolores de cabeza en más de una empresa o negocio.

Cuando se cree que un negocio se define por una tecnología, por su “cómo” y no por su “qué” y su “para qué”, se empieza al revés, se empieza poniendo el carro delante del caballo.

Y así, difícil llegar a algún lado.

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

Sebastián Moglia Claps, Country Manager Shake Again.

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/sebastianmoglia/

Twitter: @Sebastianmoglia

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

El riesgo de crear responsables todopoderosos en la organización
Por

Hay un gran riesgo que una sola persona o un proveedor sea el responsable de todas las actividades de TI dentro de la or...