Entre el mar de banderas nacionalistas catalanas que este martes llenaron casi siete kilometros de la avenida Diagonal de Barcelona en favor de la creación de un Estado catalán se alzaba la tricolor. La enarbolaba Ana García, una mexicana nieta de catalanes que asistió a la movilización independentista con un mensaje de esperanza para aquellos que, como ella, quieren que Cataluña se separe de España. “Si nosotros lo conseguimos, ustedes también pueden!”, se leía en su pancarta, en alusión a la independencia de México de la metrópoli. Una imagen que ha circulado por los grupos sin fronteras de WhatsApp. “Fue increíble. A veces es difícil ser mexicano porque todo el mundo te pregunta por el narco y las drogas. Ayer me sentí muy orgullosa de serlo, la gente me aplaudía por la calle, se sentían agradecidos de tener apoyo internacional”, explica en entrevista para Forbes México, en un catalán con acento del norte.

“La fuerza de la gente es mucho más grande de lo que el gobierno nos impone”, afirma Ana García (foto). Foto: Cortesía Ana García Juanola.

Esta capitalina de 19 años decidió tomarse un año sabático luego de terminar la preparatoria para viajar por Europa y aprender idiomas. Conn pasaporte español, afirma que su familia siempre ha seguido muy de cerca el proceso independentista. Desde que empezaron en 2012, Ana había querido ir a la manifestación independentista, pero el curso escolar, que en México empieza en agosto, se lo impedía. Ahora que vive en Lyon, Francia, decidió que esta vez no seguiría la Diada, 11 de Septiembre (11S) o Día Nacional de Cataluña, por la televisión, sino que lo viviría en persona. Las manifestaciones del 11S en favor de la independencia se han convertido ya en una tradición en Cataluña y en partes del mundo en donde hay comunidad de catalanes, desde que empezó la lucha activa e institucional para conseguir un referéndum de autodeterminación, hace siete años.
Posted by ANC Mèxic on Sunday, September 9, 2018
En esta ocasión, la asociación civil Asamblea Nacional de Cataluña, con el apoyo de dos entidades más, convocó la movilización para reclamar al autogobierno de ésta región del mediterráneo que cumpla con el resultado del referéndum ilegal del pasado 1 de octubre. Es decir, que deje de actuar como un ejecutivo descentralizado del Estado español y haga de Cataluña un estado soberano. El acto reivindicativo, bajo el lema “Hagamos la república catalana”, inició a las 17:14 horas de la tarde con una ola de gritos y cánticos de los casi millón de asistentes, que acudieron con pancartas que leían reivindicaciones nacionalistas, pidiendo la libertad para los presos políticos y con la camiseta oficial de este año, de color coral.
La ola sonora recorrió la popular avenida que atraviesa la capital en diagonal hasta chocar con un muro de 45×8 metros. En él, había representados los obstáculos que impiden que el separatismo alcance su meta, la república: una rueda de hámster, criticando las esperanzas en que el Estado español permitirá un referéndum de autodeterminación; un rey de bastos con una porra en la mano, en rechazo al Jefe del Estado, que apoyó las cargas policiales del pasado 1 de octubre, y un 155 con unas manos atadas, en relación con el artículo de la Constitución española que permitió que entre octubre y junio de este año Cataluña perdiera su autogobierno. “Era un río de color coral muy intenso y estaba lleno de ‘senyeres’ (bandera de Cataluña) volando. La gente estaba muy contenta, aunque llevan mucho tiempo luchando. Pero ahí estaban, sin miedo. Había desde niños pequeños hasta ancianos, la población estaba muy bien representada”, explica Ana. “Si no hubiese tenido mis raíces catalanas, igualmente me hubiera sentido parte del grupo. Porque la gente me paraba por la calle, querían sacarse fotos conmigo, me hablaban de sus familiares en México y se acercaban a mí hablando en español, para asegurarse de que los entendía”, añade.
Los “excluídos” Las manifestaciones del 11S son promovidas por los ciudadanos, si bien siempre cuentan con la presencia de políticos y miembros de los partidos independentistas. Por una cuestión simbólica, se han hecho coincidir con el Día de Cataluña, que conmemora la pérdida de soberanía del ahora territorio catalán a manos de la monarquía borbónica y su integración al reino de Castilla, en 1714. Es por esto, y por la atención mediática y participación masiva que han recibido estas movilizaciones durante estos años, que los contrarios al movimiento separatista consideran que éstos se han adueñado de una festividad que es de todos, creando la errática idea de que Cataluña es independentista. “Es una diada que con el gobierno de Torra (presidente de Cataluña) al frente, excluye al 53% de catalanes no separatistas. Y cuando el día autonómico de una comunidad excluye a la mitad de esta comunidad, se convierte en un día que no representa a todos”, afirmaba el presidente de Ciudadanos (C’s), partido centroderecha líder de la oposición en el parlamento catalán, Albert Ribera. Sin embargo, puesto que no ha habido un referéndum legal que pregunte a los catalanes si están a favor o no de que Cataluña sea un estado independiente, no se sabe con certeza el apoyo real que tiene esta causa. Una encuesta realizada en julio mostró que el 46.7% de los catalanes estaría a favor, frente a un 44.9% que no. C’s, partido nacido en Cataluña como reacción contraria al nacionalismo catalán, convoca cada año un acto paralelo a la manifestación independentista del 11S. En esta ocasión, pidieron al gobierno socialista de España, encabezado por Pedro Sánchez, que desistiera de su estrategia de diálogo con Cataluña. Durante el martes, también se quejaron del apoderamiento del Día Nacional por parte de la causa separatista el Partido Popular, última fuerza política de la cámara legislativa catalana, y el partido socialista de Cataluña, el cual sí acudió a los actos institucionales de conmemoración de la Diada. Mientras, miembros del partido más equidistante del parlamento, Cataluña en Común, filial de Podemos, participaban en la manifestación reclamando libertad para los presos políticos catalanes. La manifestación de este martes abre el calendario de un otoño cargado de simbolismo y fechas claves para el proceso secesionista. El próximo 1 de octubre se celebrará el primer aniversario del referéndum y la represión policial que acarreó. Además, está pendiente el juicio de políticos encarcelados por haber participado en los “hechos de octubre”. Entre otros, se les acusa de rebelión, delito previsto para el golpe de Estado en el Código Penal español y sancionado con hasta 30 años de cárcel. Y todo esto, en un contexto de confusión política entre los partidos independentistas, los cuales no convergen en la estrategia a seguir para avanzar hacia la república. Mientras los más radicales apuestan por la vía de la declaración unilateral de independencia, los moderados son partidarios de avanzar paso a paso en función de lo que pasa en la Moncloa, y con un ojo en el telediario y otro en las calles de Cataluña. Cuando acabó le acto reivindicativo, Ana tomó un vuelo desde Barcelona hacia Lyon, con su “estelada”, bandera no oficial utilizada por los independentistas, guardada en la maleta. Ahora toca dejar su lado político reivindicativo en segundo plano para sacar el más festivo. Será el 15 de septiembre, cuando levantará de nuevo la bandera tricolor para celebrar, entonces sí, la independencia, la de México.

 

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