En “Comedians”, una obra escrita por el dramaturgo británico Trevor Griffiths, se sugiere que todos los comediantes tienen una decisión que tomar al comenzar a practicar su carrera: pueden ser simples proveedores de risa y entretenimiento, o pueden convertir la comedia en una medicina que ayuda a la audiencia a encontrar su dolor y su belleza. Para Griffiths, un comediante puede ser un mero cuenta chistes o alguien que ayude a reflexionar a través de la risa. En ese sentido, algo como la música pop no está tan alejado de esa disyuntiva. Desde hace años se ha convertido en un género musical que ha brindado a los máximos exponentes de la cultura pop de la historia. Los cantantes de pop se han convertido en un espectáculo tan redituable que llenan estadios completos, marcan tendencias, sonorizan generaciones y son base musical del entretenimiento global. Ellos, como los comediantes de la obra de Griffiths, también toman ese tipo de decisiones. Por cada cantante dedicado a la artificialidad del espectáculo como Katy Perry, hay otro que mira más profundo, como Beyoncé. Por una boyband completamente eurocentrista como One Direction, hay otra que derrumba barreras culturales como BTS. Alex Anwandter es alguien que cae en la segunda categoría. Desde sus primeras demostraciones musicales con el grupo Teleradio Donoso a mediados de la década pasada, el músico y cantante chileno ha demostrado estar tan preocupado por la efectividad de su música como por la repercusión en la mente de quien la escucha. Su pop es esa medicina que ayuda al público a ahondar en su dolor para encontrar su belleza. En su carrera como solista lo ha demostrado mucho mejor. Su disco “Odisea” lleva a la superficie la violencia del Santiago de Chile de la década pasada con la delicadeza y belleza de un Pablo Larrain, en “Rebeldes” concentra su atención en la juventud, sus preocupaciones y deseos como lo haría un Alejandro Zambra y en “Amiga” la mira está en la misoginia, el sexismo y el machismo de su alrededor. Todos sus tópicos siempre están envueltos en melodías tan infecciosas que son imposibles de ignorar. “Latinoamericana” es su más reciente disco, el cuarto en su carrera como solista, y su transición es tan entendible como cada temporada de “The Wire”. ¿Cuál era el siguiente paso? Voltear a ver a la política y sus connotaciones sociales a partir de los temas ya explorados. El resultado es una fascinante colección de canciones tan letales en su discurso como en la calidad de su música.
Alex Anwandter y el pop en Latinoamérica

“Latinoamericana” es el disco más reciente y el cuarto en su carrera como solista. Foto: Alex Anwandter Facebook

Anwandter parece contar su experiencia como residente de los Estados Unidos en la era de Donald Trump y su visión de América Latina después de procesarla. “Latinoamericana” es un disco que hace alusión a los privilegios raciales, al autoritarismo, a los gobiernos que lucen más como una comedia, a la xenofobia, el racismo y a otras tantas cosas más. Su visión, sin embargo, nunca peca de juicio excesivo. Su perspectiva es de alguien quien ha vivido en carne propia todo aquello y cuya visión no apela a otra cosa que no sea la reflexión a través del baile. Una música que se goza tanto como se piensa. El pop de Alex Anwandter no es tan político como lo es observacional y en este disco es más palpable que nunca. Y por si fuera poco, las piezas que lo enmarcan todo son tremendamente adictivas. Te puede interesar: MUTEK MX 2018: la construcción del sonido “Latinoamericana” lo encuentra también en una exploración que se había visto antes pero nunca como aquí. Su música está bañada en diversidad: el disco puede pasar de un krautrock a un poderoso industrial, de una poesía en portugués a una dulce balada. Anwandter ahonda en temas tan puntuales para la agenda y sus exigencias musicales están a la altura. América Latina nunca deja de bailar, pero tampoco de cuestionarse y de reflexionar. En una época tan inquieta como en la que vivimos, en donde la inmediatez puede ser tan benevolente como maligna, es importante contar con personajes como Alex Anwandter que nos recuerdan que el entretenimiento también es un espacio donde fluye la información. La decisión crucial de “Comedians” también está en el consumidor: ¿queremos más vacíos artificios o valiosos ejercicios de profundidad? Alex Anwandter hace una gran labor para elegir cada vez más la segunda opción. Escucha su álbum aquí.

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