Miles de kilómetros separaron al muralista Diego Rivera y al artista alemán Robert Janitz, pero su admiración por México los acerca y prueba de ello es la exposición “Robert Janitz en el Anahuacalli”, que se puede disfrutar justo en el museo del mismo nombre, al sur de la CDMX.
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En esta intervención del artista se encuentran 30 piezas, entre ellas diferentes esculturas de lámina de aluminio, tres en roca volcánica y diversas pinturas donde destaca su amor por los paisajes volcánicos mexicanos.
Aquí, el espectador tendrá la oportunidad de vivir una experiencia espiritual, como si se tratara de un mantra, envuelto por diversas figuras y formas que nos evocan a los volcanes y zona montañosa del Valle de México, como el Popocatépetl, con lava que circula como corriente sanguínea y ríos.
En entrevista para Forbes Life, Robert Janitz nos explica que la exposición no cuenta con un nombre específico como una forma de respeto al lugar del que se obsesionó desde hace cuatro años y que considera es único en el mundo; “no quería presentar un gran título de mi intervención en una estructura como el Anahuacalli”.
Y es que Janitz admira la visión de Diego Rivera, no solo por su colección de esculturas prehispánicas y murales, sino por visualizar la forma y estilo “casi ancestral” del Anahuacalli.
Nos detalla que una parte de las obras fueron hechas aquí, realizadas especialmente para esta exposición como las talladas en roca volcánica junto con un artesano michoacano; otra parte, nos relata Janitz, provienen de coleccionistas.
“Todas tienen influencia mexicana y el tema de los volcanes es un tema que me ocupa desde que empecé a vivir aquí —hace casi dos años y medio—”, nos relata el artista.
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La experiencia de visitar esta exposición es envolvente y los asistentes lo descubrirán tras admirar las pinturas colocadas en lugares fuera de lo común, que fueron realizadas especialmente para la exposición y que forman parte de un factor sorpresa para los visitantes, “hay distintas formas de intervención y piezas completamente nuevas”.
La inspiración, nos cuenta Janitz, es su obsesión por la historia de México, “nunca imaginé que viviría aquí, pero cuando me mudé estaba impresionado por la actividad volcánica, las rocas volcánicas, la parte sur de la ciudad; yo también vengo de paisajes así, pero los volcanes no estaban activos, algo que sí pasa en México”.
Para poder entender de primera mano esa pasión por México y el diálogo que solo puede hacer posible Robert Janitz entre la arquitectura de O’Gorman, Diego Rivera y el paisaje mexicano rodeado de volcanes y cerros, es necesario adentrarse en esta exposición.
El próximo 11 de septiembre es el último día para disfrutarla de “Robert Janitz en el Anahuacalli” y se tiene planeada una activación sonora con músicos en vivo como parte del cierre de la exposición.
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