La boutique insignia de Longchamp en México reabrió sus puertas. Antes de la celebración, Forbes Life charló con Jean Cassegrain, presidente global de la maison que fundó su abuelo hace 75 años, en París. La alegría que le produce este acontecimiento se hace evidente tan pronto le preguntamos sobre lo que significa nuestro país para esta firma.

“México se está convirtiendo en un mercado importante. Llevamos aquí diez años y hemos empezado a establecer la marca. Así que, por supuesto, todavía hay muchas oportunidades para crecer y explorar otros lugares [del país] donde ubicarnos”, dice quien, desde niño, siente un gran afecto por la firma (que también presidió su padre), y quien, al paso de los años, desarrolló una notable y dinámica visión de negocios.

El nuevo diseño de la boutique, situada en Antara Fashion Hall, en la capital mexicana, es parte de la estrategia global de Longchamp. El propósito, explica Jean, es reflejar mejor el ADN de la marca y propiciar la cercanía humana. Por eso se sustituyó el concepto clásico de “tienda” por una experiencia que pueda hacer que los clientes se sientan como en el departamento de un amigo entrañable en la Ciudad Luz.

La conveniencia de comprar en línea ha sido especialmente notoria desde la pandemia de covid-19, lo mismo que la eficiencia en los procesos de entrega ganada con esta tendencia. Muchas personas se acostumbraron a la comodidad que ofrecen los escaparates en internet.

“Así que, si queremos que los clientes regresen y compren en nuestros espacios físicos, debemos ofrecer algo que no esté disponible en línea: una vivencia grata que recuerden para siempre”, expresa, contundente Jean. Él, entusiasta del diseño y la arquitectura, aportó su perspectiva moderna al desarrollar la red de boutiques de la marca.

Patrimonio vivo

Mientras la mayoría de las grandes marcas de lujo han sido adquiridas por conglomerados, Longchamp continúa siendo una empresa familiar independiente y contemporánea. Jean Cassegrain acentúa ese hecho con particular buen ánimo y un claro enfoque para el futuro.

Jean Cassegrain, presidente global de Longchamp, ante la lente de Forbes Life durante su reciente visita a México. Foto. Aurea Del Rosario

“Me gustaría que sigamos siendo una empresa familiar y seamos fabricantes franceses con talleres amigos. Muchas otras marcas ya no fabrican sus propios productos; no son artesanos como nosotros, y eso es lo que nos define. Creo que eso le da profundidad y arraigo a la empresa, lo cual nos permite garantizar no sólo la calidad del producto, sino también cómo se elabora en términos de responsabilidad social, corporativa y trazabilidad”.

El respeto por el trabajo de cada persona, por los materiales y el medio ambiente, asevera Jean, ha sido uno de los valores fundamentales de Longchamp desde sus inicios hasta la actualidad. La firma ha desarrollado diferentes estrategias para continuar siendo respetuosa en todos los aspectos y también sostenible.

Destaca la transición hacia el uso de tejidos fabricados a partir de materiales reciclados de su icónica línea de bolsos Le Pliage, la cual está por completarse este 2023, tras cuatro años de trabajo. “La calidad y resistencia del bolso es la misma, pero la huella de carbono es 20% menor que antes”, detalla, sobre este artículo que está siendo distribuido en regiones de todo el mundo.

Cassegrain reitera el afecto de la firma francesa por México y, como muestra, menciona un bolso de Le Pliege, de edición limitada, diseñado como un homenaje a nuestra “vibrante” cultura nacional. La pieza, guiño al upcycling, es protagonizada por el nombre del país en mayúsculas.

“Es cierto que la industria del lujo ha incorporado algunos elementos de sostenibilidad a su mentalidad de negocios, pero creo que debe seguir trabajando para limitar los residuos derivados del embalaje”, asevera Jean.

Desde su óptica, la sostenibilidad debe ser abordada con mayor honestidad y, para lograrlo, las marcas necesitan que los clientes les hagan preguntas más precisas sobre sus productos.

Desde 2007, Longchamp ha sido reconocida como “Empresa de Patrimonio Vivo” por el gobierno francés, por la excelencia de su savoir-faire. Preservar el legado requiere de un gran esfuerzo y un entusiasmo evolucionado, reconoce Jean Cassegrain. Por eso, la maison se asegura de capacitar a las nuevas generaciones de artesanos y transmitirles, con sinceridad, los principios humanos que le dan vida.

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