El mundo cambia incesantemente y hoy más que nunca está lleno de retos, desafíos que algunas veces nos obligan a frenar y ver hacia atrás para poder tomar impulso. Estos momentos también nos ayudan a echar un vistazo a nuestra propia historia, sobre todo en aquello que nos inspira, en apreciar la fortaleza de quienes han creado un legado sólido y en constante reinvención para aprender. Esos líderes son parte esencial de nuestro día a día. Un ejemplo claro de ello lo tenemos en una de las marcas automotrices más importantes para el dinamismo industrial mexicano: Ford.

Resulta sorprendente dar cuenta de la fortaleza automotriz de una compañía de las dimensiones de Ford, quien lleva en México más de 90 años de desarrollo, innovación y caballos de fuerza para enfrentar crisis, embates, cambios y miles de momentos apremiantes, incluso a veces en circunstancias poco propicias para el desarrollo, siempre con el máximo énfasis en la calidad y el alto desempeño. 

Hace 95 años, Ford decidió hacer una apuesta por la calidad, trazando una visión que prácticamente nadie tenía: desarrollar el mejor auto del mundo. Tras años de evolución, desafíos y desarrollo tecnológico, ese voto que emprendió Ford no sólo continúa firme, sino que se ha exponenciado y ha adquirido un matiz 100% mexicano, en donde el compromiso, calidad y los esfuerzos locales de más de diez mil empleados, que son el soporte de su prestigio, consolidan esa parte esencial de su ADN global, ese que inspira e invita a salir adelante. 

Movilidad y compromiso

Empresa concebida a sí misma como un actor de dinamismo y evolución, Ford ha logrado trascender sus linderos hacia aristas completamente vitales y funcionales para los cambios que las ciudades requieren, perfilando soluciones puntuales como los vehículos autónomos, autos eléctricos o dispositivos conectados a una infraestructura inteligente para quitar el freno que hace el futuro un lugar más saludable, fácil de transitar, seguro y productivo.

Prueba de ello es su estrategia de movilidad, que contempla también una inversión de 11 mil millones de dólares en electrificar sus vehículos más populares durante los próximos cinco años, comenzando con Mustang Mach-E, que será ensamblado en su planta de Cuautitlán, orgullo de la compañía a nivel mundial.

Asimismo, Ford Mobility acelera el desarrollo y la entrega de productos y servicios centrados

en el cliente, a través de iniciativas como City: One Challenge Ciudad de México, programa que invita a los residentes de la ciudad a diseñar, planear y probar nuevas soluciones para mejorar la movilidad en la ciudad, centrándose en las necesidades de los más vulnerables.

Desde aquel 23 de junio de 1925, cuando Ford Motor Company inició operaciones en México, año en el que también desarrolló su planta de montaje y acabado en la Ciudad de México, hasta los grandes logros de las últimas décadas, como la apertura de su planta de Motores en Chihuahua (2018), Ford ha sido no sólo la inspiración y uno de los referentes de todos los competidores al interior de la industria automotriz en México, sino también uno de los soportes empresariales más sólidos y comprometidos con el bienestar del país. 

Llegar hasta este punto ha sido toda una proeza colectiva que unifica los esfuerzos, un saber y un trabajo 100% mexicano, que a su vez ha enriquecido la visión, dinamismo y la inagotable innovación con la que Ford logra dar vida a nuevos autos, más veloces, con mejor desempeño, mucho más cómodos, seguros y enterados con su entorno, uno mejor a la vez.


De esa misma forma en la que la inspiración es un elemento intangible que se traduce en logros y sinergias vitales para seguir avanzando, Ford continúa incesante su labor, superando las expectativas de quienes han depositado su confianza en sus autos y calidad global. Hoy más que nunca, en tiempos apremiantes y de suma complejidad, ese ADN que enfatiza el carácter de una compañía con 95 años de legado y liderazgo como Ford México es también el reflejo de nuestra potencia interna; el motor está en nosotros mismos y el que nos ayudará a salir adelante, a llegar más lejos. Hay que seguir avanzando, ya que el movimiento nos permitirá ver, conocer y conquistar nuevos horizontes; una apuesta que no termina.

 

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