Ciertos visionarios hacen estallar sus nombres en mega carteles publicitarios, sitios web y a través de las redes sociales, golpeándonos en la cabeza con su impacto y legado. Luego están los silenciosos, que van cambiando los escenarios de la experiencia, o mejor, creándolos, sin necesidad de tanta pompa. James Gardner es una de esas mentes que todo lo que toca, de alguna manera lo convierte en “la cosa”, sin que siquiera te des cuenta. Lo hizo en 2004, cuando trabajaba como estratega de tecnología en Wall Street y por las noches se transformaba en un referente de moda. Supo combinar su inteligencia con su agenda de contactos para crear la principal agencia digital de la moda (si alguna vez has comprado en línea a Marc Jacobs, Tom Ford o Burberry, probablemente hayas aterrizado en alguna de sus páginas diseñadas y codificadas por él). Ahora, en lo que él llama su tercer capítulo, Gardner está emergiendo de las pantallas de las computadoras hacia el mundo real con Gitano. Desde allí propaga su evangelio fashion e irreverente entre los amantes de las fiestas y la buena vida en todo el mundo. “Creo que el impulso clave de cualquier proyecto que encaro es cómo puedo hacerlo y hacerlo diferente”, dice Gardner. “Recuerdo mis días en Wall Street y mi trabajo en CreateThe Group, y ahora con Gitano, trato de tomar algo y filtrarlo a través de mi lente. Eso me entusiasma y me mantiene inspirado y motivado”. En el Gitano’s Garden of Love (Jardín del Amor de Gitano), un paraíso de playa de 2,200 metros cuadrados en pleno downtown Nueva York. Esa lente es una maravillosa mezcla de estampados marroquíes e indios entre arena y palmeras, neones rosa estridente, mezcal, una bola disco gigantezca, piscina reflectante y tipis. Una cocina de llama viva de la cual emergen auténticos platos mexicanos como carnita asada, ceviche y trucha asada mientras los sonidos de la música electrónica resuenan de una mesa a otra. Un sábado por la noche en el “Jardín del Amor”, legiones de personas se forman en la entrada esperando saltar a la diversión en la versión más cercana a un paraíso junto al mar en pleno New York como si estuvieras en Mallorca o Mykonos. Gitano, es eso, un refugio global para un grupo internacional de personas para quienes el “verano interminable” es una realidad posible. A él se unen su propiedad hermana el “New York, Gitano Jungle Room” dentro del James New York – Soho Hotel y el Gitano original en Tulum. Ecléctico, libre y creativo “Tulum tiene una estética de diseño muy fuerte, recortada por una rusticidad moderna y sustentable con un toque de glamour”, dice Gardner. “Esa es la base de lo que estamos haciendo en Tulum, creo que hay algo sobre el nombre y el concepto de Gitano que resuena y lo amalgama todo. Es ecléctico, libre y creativo y resuena con la esencia de este grupo de gente “cool” que es nuestro público. El puesto de avanzada original de Gitano, que Gardner abrió en 2013, después de dejar CreateThe Group, llegó en un momento en que sus colegas “influencers” de la moda ya iban a la ciudad de playa del espíritu libre. Gardner y su socio Andrew Cramer venían visitando Tulum desde fines de los 90, pero siempre lamentaban la falta de alguna diversión nocturna. “Siempre deseamos que Tulum tuviera un poco más porque eso se traducía en que no íbamos lo seguido que nos hubiera gustado”, dice Gardner.

“Estoy agradecido por la reacción que estamos teniendo y estoy entusiasmado con el desafío de tomar una marca de playa y posicionarla en todo el mundo”.

Lujo al estilo Gitano Ese sentimiento se mantuvo siempre en la cabeza de Gardner hasta que la oportunidad perfecta se presentó de la mano de un ex socio de negocios. Fue así que llegó a construir su puesto de  avanzada en Tulum desde la perspectiva del lujo. Diseñó su primera invitación al restaurante en papel orgánico al estilo de las convocatorias de las cenas fashion. Su equipo recorrió las arena de la playa para repartirlas. Compró una enorme bola disco y colgó el letrero de neón rosado con su marca. La noche siguiente 500 personas se hicieron presentes para la inauguración oficial y agregó detalles inesperados en todo momento. Era su forma de llevar un poco de moda a Tulum, y ahora en Jungle Room y Garden of Love, espera llevar un poco de Tulum al centro de New York. El nuevo enfoque de Gardner conjuga la apreciación con el sentido holístico del bienestar, una energía que aporta a sus restaurantes a través de una serie llamada Gitano Loves. Eso podría significar un programa de meditación guiada para la comunidad junto a la piscina reflectante, una plataforma para educar a los niños de las escuelas públicas a través de un proyecto de agricultura urbana, o una asociación con el innovador SmartFlower Solar para producir energía limpia. Habiendo comenzado más de una vez, el camino de Gardner hacia la iluminación ha estado plagado de dificultades, y eso le ha dado una mayor razón para crear la conexión entre lo saludable, la apreciación y el disfrute. “Mi teoría es que cuando los neoyorquinos vienen a tomar un trago es básicamente para escapar del día que han tenido”, dice Gardner. “Puedes beber para olvidar tu día o dejar que la meditación te traiga al presente mientras disfrutas de tu trago y eso marca la gran diferencia en tu marco mental”. Mientras Gardner piensa en el futuro de Gitano, está puliendo los detalles de una icónica propiedad en Miami, una playa en Tulum. Más allá de eso, otras locaciones de vida libre lo están llamando, pero él prefiere tomarse su tiempo. Junto a sus socios, Melissa Perlman, Tungsten Partners, Thor Equities y otro grupo de hospitalidad no revelado, se dedicará a propagar el evangelio de Gitano donde sea que este los lleve. “Donde sea que vayamos en adelante, siempre llevaremos la misma esencia y espíritu del estilo de vida Gitano”. Autor: Caroline Tell, colaboradora de Forbes Life Estados Unidos. Traductor: Freddy Molina @ddy72

 

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