DW.- El día en que los científicos advirtieron del peligro de extinción de un millón de especies y de que ninguna acción podría detener esta amenaza a nuestra forma de vida, los periodistas británicos comenzaron a sensibilizarse. Ese mismo día, la duquesa de Sussex, Meghan Markle, había dado a luz, y las portadas sobre el nacimiento relegaron a segundo plano los resultados del Informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Servicios al Ecosistema y la Biodiversidad (IPBES). Las búsquedas de Google sobre el príncipe Harry y Meghan se multiplicaron, dejando atrás a la biodiversidad.  “¿Dónde están las noticias de última hora?” dijo Greta Thunberg, activista ambientalista sueca de 16 años la noche siguiente, haciendo referencia a la deficiente cobertura: “¿Dónde están los especiales? ¿Las portadas?¿Las cumbres de crisis? ¿Qué es más importante?”. El informe publicado por IPBES, el estudio más completo sobre la vida en la Tierra jamás realizado, anunciaba graves consecuencias por la pérdida de biodiversidad. Un millón de especies están amenazadas de extinción. El ser humano ha devastado los suelos, los bosques, los océanos y los ríos de los que depende. Únicamente es posible prevenir la degradación del clima mejorando la gestión del entorno.
Biodiversidad: el mundo se muere, queda poco tiempo y hay que actuar
Los resultados publicados este seis de mayo para impulsar políticas climáticas fueron un momento histórico. Aunque algunos ambientalistas considerasen que los medios ignoraron la mayor alarma hasta la fecha sobre extinción de especies, otros mantienen el optimismo. “Creo que fue la primera vez que generamos conciencia global”, explica Anne Larigauderie, secretaria ejecutiva de IPBES. “Hemos hablado (de biodiversidad) durante décadas y, por primera vez, siento que algo empieza a mejorar”.  Las cifras manejadas por el IPBES apuntan a más de 20,000 artículos sobre el informe, publicados en 45 idiomas. Según Patrick Tonissen, responsable de comunicación de IPBES, el informe lideró boletines de difusión nacional, incluida la BBC. A  nivel gubernamental, administraciones locales y nacionales citaron los resultados apuntando a un estado de emergencia climático. Representantes de IPBES se reunieron con ministros del G7 a principios de este mes para firmar la “Carta por la diversidad”. El 22 de mayo, día de la biodiversidad, harán una declaración ante el Congreso de EU. “No diría que la respuesta fue perfecta o ideal”, dice Tonissen: “pero fue el mayor paso de cara a sensibilizar sobre la biodiversidad”.

Sensibilizar a la sociedad

El uso de un lenguaje dinámico, simple y apremiante fue clave para provocar reacción del público, explica Joyce Msuya, directora en Funciones de UN Environment.  Así se logró introducir el tema en el competitivo ciclo de la producción de noticias.   Sin embargo, esos intentos por impulsar la conciencia pública sobre la conservación del medio ambiente están ahora estancados. Kathryn Williams, psicóloga ambiental de la Universidad de Melbourne, cree que la gente se preocupa por la biodiversidad, pero que también encuentran barreras para comprometerse. En parte, esto sucede por no poder reconocer las plantas, animales o lugares que apreciamos en relación con la palabra “biodiversidad” o “especies”. El alcance de esta extinción y pérdida puede ser tan abrumador que nos distanciamos emocionalmente, mientras a nivel individual no sabemos cómo detenerlo. TAMBIÉN LEE: Empecemos a ver la biodiversidad como negocio Aparte de hablar del clima, científicos y periodistas luchan por transmitir y comunicar la importancia de la naturaleza. Por ejemplo, el diario The Guardián actualizó su guía de estilo priorizando la palabra “vida silvestre” frente a “diversidad”. Y según un grupo de  investigadores canadienses, la pérdida de biodiversidad recibió el año pasado hasta ocho veces menos cobertura mediática que el cambio climático. ¿La razón? Este deterioro de la naturaleza sin precedentes se ha acelerado silenciosamente. De forma aislada, es menos dramático que otros fenómenos meteorológicos provocados por el calentamiento global, como inundaciones o incendios forestales. Sus consecuencias para los humanos también son difíciles de aceptar. Por ejemplo, una lombriz forma parte de un ecosistema que mantiene el suelo fértil para producir comida. Sin embargo, su muerte rara vez conmueve el corazón de la audiencia tal y como lo haría un oso polar sobre el hielo derretido. Así, la conversación sobre biodiversidad se centra en especies carismáticas como orangutanes o elefantes, a expensas de vida silvestre menos visible, como hongos y bacterias.

¿De quién es el problema?

Si la concienciación sirve para salvar la biodiversidad, habría que agradecer muchas cosas a las lecciones aprendidas en la comunicación sobre el cambio climático. Al enfatizar la dependencia de la humanidad de la naturaleza para la alimentación, el agua, la energía y la medicina, el informe consiguió que los periodistas atendiesen a los efectos de la pérdida de biodiversidad y dio visibilidad a sus posibles consecuencias. Un encuadre que fue criticado por algunos ecologistas, alegando que ignora el valor intrínseco de la naturaleza que se destaca en el informe. Según IPBES, en los titulares dominaron las cifras más impactantes del informe y solo una pequeña proporción de artículos hablaron sobre los beneficios intangibles de la biodiversidad. Las contribuciones inmateriales de la naturaleza, como aprender de la diversidad de la vida y consolidar las identidades culturales y espirituales, experimentan un descenso a nivel mundial. Para que la gente se involucre con la biodiversidad, hay que mostrar cómo les afecta, explica la psicóloga Katryn Williams. “Una de las mejores cosas del informe es que resalta (…) las diferentes formas en las que  valoramos la naturaleza. No solo las formas tangibles, como comida y aire puro, sino también relaciones a nivel más emocional”. Esa lenta respuesta de los gobiernos obliga a científicos y periodistas a buscar nuevas formas para comunicar la urgencia para actuar frente a la pérdida de biodiversidad. El día después de la publicación el informe y del nacimiento del bebé de Meghan Markle, el diario alemán Tageszeitung se anticipó al cambio de prioridades y supo combinar el problema de la biodiversidad con la familia real británica: “¡Los Windsor, salvados de la extinción!” Este contenido se publicó originalmente en DW.COM y puedes ver esa nota haciendo click en el logo:

 

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