Por Francisco Coll morales* El deterioro que ha sufrido el balance de riesgo global y las elevadas tensiones políticas y comerciales que mantienen determinados países, han devuelto al mercado unos mayores niveles de volatilidad. Esta agitación en las bolsas no es más que el producto de una incertidumbre que, según las estimaciones, se espera que perdure durante el presente ejercicio. Los mercados vuelven a agitarse, dejando unos niveles de volatilidad mayores a los vistos durante el ejercicio pasado. La incertidumbre política ha provocado que los inversores se mantengan alerta, deshaciendo sus posiciones en aquellos activos de mayor riesgo para salvaguardar su capital. La reciente crisis técnica de Italia, el Brexit o la desaceleración económica de China son algunos de los detonantes que ha provocado esta mayor agitación en los mercados. Por otro lado, la dificultad de medir las magnitudes de estos shocks que sufren determinadas economías provoca una gran inestabilidad en el entorno económico. Los grandes riesgos que se están dando en aquellas economías sistémicas, como es el caso de China o Estados Unidos, ha desatado el miedo en los inversores. El peligro que atraviesa la estabilidad económica global ha llevado a los inversores a mostrarse cautelosos en sus actuaciones dentro del mercado. A este se le suma el enorme agujero de deuda pública. Los países muestran, hasta ahora, una leve desaceleración en el crecimiento económico. Si a esto le sumamos la enorme carga de deuda que poseen aquellas economías más fuertes, como ha indicado el Fondo Monetario Internacional, los riesgos se incrementan. Estamos ante un contexto de economías excesivamente endeudadas. Con motivo de reducir esta deuda, los procesos de desapalancamiento en las economías podrían tener efectos devastadores para aquellas economías más ralentizadas. Esta situación dificulta aún más el entorno, pues debería ser prioridad la reducción del endeudamiento. Tal y como se presenta la economía a nivel global, podemos intuir que el escenario económico para 2019 promete ser tan inestable como los últimos meses del año pasado. La desaceleración económica es generalizada en todo el mundo y, como hemos dicho, los niveles de deuda podrían allanar el terreno para próximas recesiones. Aún es pronto para sacar conclusiones. Aunque si es cierto que las condiciones que se están dando no son las más favorables, aún debemos ver la actuación de los líderes políticos; pues, de cierta manera, esta situación ha sido provocada por la mala actuación de estos en sus políticas. En resumen, estamos, nuevamente, ante unos mercados agitados. Unos mercados que buscan una estabilidad que parece inalcanzable. El nuevo año parece que no va a ser un buen año en las bolsas para aquellos inversores más conservadores; no obstante, para otros muchos inversores, este aumento de la volatilidad ha devuelto a los mercados su verdadero atractivo y el potencial necesario para la obtención de rendimientos. Director de desarrollo de negocio de HAC Business School de Nueva York.   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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