Por: Catalina Irurita*

Los avances tecnológicos de la transformación digital que estamos viviendo pueden hacer nuestra vida más fácil y evolucionar la manera en que interactuamos o nos entretenemos. En teoría, la tecnología está disponible para todos, pero la falta de diversidad en los equipos encargados de desarrollarla puede ocasionar problemas debido a sesgos conscientes o inconscientes.

Por ejemplo, se espera que la Realidad Virtual (RV), tecnología que tiene un valor de mercado potencial de alrededor de 161 mil millones de dólares para 2025, genere nuevas experiencias de entretenimiento, educación y hasta turismo. El estudio Ericsson Mobility Report 2020, que refleja las expectativas de más de 11 mil consumidores encuestados, menciona que el 48% de los oficinistas que se vieron obligados a trabajar desde casa en los últimos meses esperan reuniones en RV para los próximos años.

Sin embargo, investigadores de la Universidad de Wisconsin hallaron que este tipo de visores, que ya comienzan a popularizarse principalmente entre gamers, han provocado mareos y náuseas a entre el 40% y 70% de las personas que los utilizaron por tan sólo 15 minutos. Este fenómeno parece afectar con mayor frecuencia a mujeres. ¿El posible motivo? La diferencia en la distancia entre sus pupilas y las de los hombres.

De acuerdo con el estudio, los visores de realidad virtual disponibles están adecuados para la distancia promedio que existe entre las pupilas masculinas, mientras que las pupilas del 90% de las mujeres que han probado esta tecnología están más cerca entre sí, por lo que el efecto visual no les resulta cómodo ni preciso.

Si bien continúan las investigaciones para descubrir una solución al “ciber mareo” relacionado con la realidad virtual, la retroalimentación de usuarios femeninos durante el proceso de desarrollo de este tipo de visores habría resultado de gran ayuda. Contar con mujeres dentro del equipo detrás de esta tecnología habría facilitado la identificación del problema y tal vez se habría podido arreglar antes de llegar al mercado. El hecho de que, según McKinsey, sean mujeres solo el 30% de las personas que trabajan en el sector evidencia el problema.

Casos similares han ocurrido con Inteligencia Artificial (IA) y algoritmos de detección de rostros. El estudio Gender Shades, realizado por el MIT Media Lab en 2018, reveló que dos de las bases de referencia más comunes se componían en su mayoría (entre 79% y 86%) por hombres jóvenes de piel clara. Como consecuencia, se detectaron imprecisiones en 37% de los casos al intentar clasificar rostros de mujeres de piel oscura.

Estos errores no son estrictamente mal intencionadas, racistas o sexistas, sino que responden al sesgo que implica no conformar equipos de desarrollo diversos. Aunque se puede ser consciente de los sesgos propios, resulta complicado resolver problemas que no hemos experimentado personalmente. Para crear soluciones tecnológicas realmente universales es importante fomentar la diversidad de género, raza, edad, nivel socioeconómico y geografía.

En una charla reciente sobre el tema, Maya Moukbel, Directora del Hub de Innovación Ericsson en los Emiratos Árabes, mencionó que debemos aceptar que existe una diversidad de opiniones, se tiene que tomar en cuenta la perspectiva de individuos con ideas que no son la norma para generar soluciones verdaderamente globales.

Hay casos positivos de diversidad e inclusión que han ocurrido en industrias como la de los videojuegos o smartphones. Por ejemplo, se han integrado funciones para ajustar los colores de la pantalla para que personas daltónicas puedan interactuar con el contenido o jugar sin problema. Incluso se han lanzado controles especialmente diseñados para manipularse con mayor facilidad, con el objetivo de que más personas puedan disfrutar su juego favorito sin importar la condición de sus extremidades.

Los teléfonos inteligentes cuentan con opciones para incrementar o disminuir el tamaño de la letra para facilitar la lectura de menús y mensajes; particularmente útil para adultos mayores o personas con pérdida de visión. Asimismo, se pueden activar funciones para dictar comandos de voz a los aparatos inteligentes y que éstos “lean” las opciones disponibles.

Sin duda, el primer paso hacia innovaciones incluyentes es reconocer los sesgos en los equipos de desarrollo. Integrar opiniones de personas con diferentes necesidades y situaciones, como género, edad, color de piel o nacionalidad, siempre resultará en un producto más robusto y útil para el mundo, pues la tecnología debe estar al servicio de toda la humanidad y no solo de algunos. De lo contrario, las soluciones tecnológicas desarrolladas resultarán insuficientes para una sociedad que exige más integración.

Contacto:

Catalina Irurita, VP Comunicaciones y Relaciones Corporativas para LATAM Norte, Ericsson CMO*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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