La inteligencia artificial (IA) abre innumerables posibilidades en todos los campos del conocimiento humano y en áreas incluso desconocidas, inimaginables hasta ahora. Esta herramienta y todo su potencial está demostrando que muy pronto llegará a un nivel de expansión increíblemente revolucionario e imparable.
Aunque su desarrollo no está exento de amenazas y riesgos, su utilización resulta innovadora, contundente y representa un significativo ahorro de tiempo, decisiones más certeras, eficiencia, reducción de costos y un desempeño muy eficiente.
Como consecuencia de lo anterior, todos los campos relacionados con la comunicación, influencia, liderazgo, campañas electorales, propaganda, marketing electoral y psicología social se benefician ahora de modelos, herramientas, sistemas, equipos, simulaciones, tendencias, meta-análisis y prospectiva desarrollados por inteligencia artificial que ayudan incluso a tratar de reducir las carencias y deficiencias de sus candidatXs y/o propuestas. Algunos ejemplos:
Inteligencia del mercado electoral. A la hora de diseñar, planear y ejecutar una campaña política; diseccionar las actitudes, emociones, preferencias, opiniones, demandas, expectativas, intereses y tendencias de los electores resulta clave y fundamental.
Gracias a modernos sistemas de IA, hoy podemos recolectar un masivo flujo de datos de todo tipo, información y variables en tiempo real geográficas, demográficas, económicas, sociales y psicológicas para combinarlas con el uso de medios, redes sociales y tópicos virales y de esta manera, integrar una estrategia de campaña exitosa.
Lo que antes requería meses de investigación, acopio, encuestas, sondeos, recorridos en campo hoy se reduce a algunas horas o días y nos permite segmentar con mayor precisión, determinar las zonas más rentables en votos, seleccionar los grupos objetivo, formas de contacto y programar la agenda y tácticas correlacionadas.
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Palabras clave, colores, distintivos, slogans, apariencia, publicidad, vestimenta y discurso se seleccionan e integran a la luz del poder de la IA. Podemos observar los microgestos de un elector al ser expuesto a publicidad electoral, sus reacciones inmediatas, el tiempo de permanencia, su sociabilidad, capacidad de influencia, onda expansiva que representa y como conectarnos con las audiencias y comunidades relevantes.
Analizamos en todos sentidos, multiniveles, multicanales, multidireccional, lo que se emite del candidato hacia el electorado y lo que la sociedad dice, rumora, discute, disiente, acepta y comparte. Los perfiles del votante se hacen mas transparentes, sus inquietudes y sensaciones las exponen y tratan de transmitir lo que les impulsa, eso es determinante a la hora de ir a las urnas.
Materiales, contenidos, publicaciones. Hoy en día, buena parte de la publicidad electoral es subliminal, subrepticia, furtiva. La IA se utiliza para incidir en las emociones, reacciones, preferencias de lXs electorXs, sembrando publicidad mediante series, spots, contenidos virales, textos, noticias, blogs, imágenes, videos, cualquier tipo de contenido que lleve a su vez un mensaje encapsulado y que influya en la decisión de voto.
En materia de publicidad la IA ayuda a controlar los gastos y mantener la estrategia alineada, direccionada, consistente y calendarizada para ampliar su efectividad; enfocándola selectivamente: No son tiempos para desperdiciar y lXs ciudadanXs tienen canales y mecanismos de contacto muy definidos donde los candidatos pueden exponer sus propuestas e intercambiar ideas con ellXs.
En tiempos de campaña, los aspirantes deben usar las redes sociales bajo un esquema racional de eficiencia, con estrategia, de forma integral y congruente si dejarse llevar por arranques, ocurrencias, egolatría o banalidades, los errores se pagan caro y se expanden sin control.
La IA nos ayuda a decidir sobre la pertinencia, oportunidad, impacto, rentabilidad y percepción social que pueden generar los contenidos en redes sociales, resultando una herramienta fundamental.
Después de todo, el objetivo es llegarle a la gente, moverla, motivarla y la política es una de las áreas más devaluadas de nuestros días; ni los discursos, argumentos, propuestas, ni la ideología funcionan; es la emoción lo que predomina.
Gracias a la IA partidos y candidatos pueden utilizar comunidades, influencers y todo tipo de contenidos a través de los cuales difunden sus mensajes, comentarios, replicas o materiales entre sus seguidores potenciales.
Noticias falsas, bots, sabotaje. Claro eso no puede faltar, la verdadera competencia electoral es cruda e ilimitada, es el terreno de la fantasía, los deseos, las emociones desmedidas, de los arrebatos y la confrontación. La manipulación está a la orden del día.
El rumor, los trascendidos, las suplantaciones, las filtraciones, los chismes todo eso sirve para buscar el voto. Hoy predomina la idea de que nunca ganara el mejor candidato, sino que será el que se perciba como el “menos malo”.
La oferta es deficiente, hay que adornarla, victimizarla, popularizarla, disfrazarla, hoy puedes ser un candidato que se invente hazañas, logros o pretensiones si se las compra la sociedad, ya la hizo, pero lo mejor que puede hacer es dedicarse a “demoler” a sus oponentes, calificarlos, degradarlos y etiquetarlos.
Haz que la gente se sume a esas críticas y explótalas, que lo rechacen, que lo expongan, que lo disminuyan. La filiación no existe, no hay lealtad partidaria, los aspirantes y electores cambian de color como les convenga. Una “oferta política y hasta la “reputación intachable” pueden forjarse hoy mediante un post, mensajes de apoyo, contenidos virales, frases y derivados de la IA.
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