Tras caminos donde se ven algunas palmeras rotas, techumbres incompletas que no han sido reparadas luego de que el viento las arrancó, y otras señales persistentes de destrucción, Acapulco alberga el Abierto Mexicano de Tenis, un evento deportivo internacional con el que se espera llegue un gran empuje económico a la región destrozada por el huracán Otis.
Las instalaciones de la gesta deportiva fueron completamente restauradas, favorecidas por haber estado en buena parte aseguradas ante fenómenos como el que en octubre pasado azotó al puerto.
Los asistentes, aficionados a las estrellas del tenis, llegan contentos al evento que inició el lunes pasado. Todos lucen dispuestos a divertirse, a ver cómo los mejores tenistas del mundo se defienden en la cancha, y claro, conscientes de que su visita es un apoyo a los lugareños.
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Sin embargo, la cantidad de visitantes al Gran Abierto no es la misma de las ediciones anteriores, cuando las entradas se vendían completamente.
“Esta vez la afluencia es cercana a 50%, y está por encima de lo que esperábamos”, dice Renata Burillo, presidenta de Grupo Pegaso, y líder de Mextenis, la compañía organizadora del evento.
Entrevistada en su oficina dentro de las instalaciones de la Arena GNP donde se realiza el encuentro, la empresaria cuenta que antes del arranque del Abierto, el pronóstico de asistentes era muy inferior a lo que están viendo.
“Fuimos cautelosos con el pronóstico de asistentes, uno tiene que ser responsable en las proyecciones de los negocios en general”, comenta.
Sin embargo, el Abierto Mexicano de Tenis debía realizarse; es el primer gran esfuerzo que se ejecuta en Acapulco por recuperar la economía de la localidad, luego de que el destino quedara destruido por el inesperado fenómeno natural, propiciando muertes, desaparición de viviendas y una crisis económica.
La Arena GNP, dividida en 3 canchas, espacios de recreación, stands de alimentos y otras atracciones, parece una zona donde no hubiera ocurrido desastre alguno, aunque en realidad todo se debe a la inversión del organizador Mextenis, en alianza con la cadena hotelera Mundo Imperial, propietaria del lugar.
Para la líder del grupo organizador del Abierto Mexicano de Tenis, la decisión de realizar el evento no fue sencilla. Deportistas, patrocinadores y público, entre otros grupos, debían tener la certeza de que la fiesta deportiva podría realizarse sin contratiempos.
“A la semana de que pasó Otis, revisamos y dijimos ‘Acapulco desapareció’”, cuenta Burillo.
Había que reconstruir e invertir, recuerda.
“También sabíamos que no iban a venir todos los espectadores a los que estamos acostumbrados, y eso también tiene un impacto en los ingresos del evento”, detalló.
Finalmente, el compromiso se ejecutó, y este fin de semana sus organizadores esperan una conclusión exitosa, no solo por la definición de un campeón en la cancha, sino por haber marcado una primera gran derrama que si bien no llegará a los 1,200 millones de pesos vistos el año pasado, espera ser digna de representar un beneficio económico para las 11 mil familias a las que impacta monetariamente cada año de forma directa.
La reparación de los espacios de Acapulco, donde a la fecha solo hay unas 8 mil habitaciones disponibles para los visitantes, que representan apenas un 40% de la disponibilidad habitual, no es solo uno de los principales anhelos de los lugareños, sino una recomendación del sector empresarial.
En una conferencia de prensa ofrecida el miércoles por el Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), su líder Braulio Arsuaga resaltó que a Acapulco se le ha sugerido una recuperación de espacios.
“Siempre hemos comentado la posibilidad de reponer la infraestructura de Acapulco lo antes posible, porque tener el puerto como se tiene va en detrimento de la imagen de Guerrero”, expuso entonces el líder de la industria de viajes.
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