Por: Luis Javier Álvarez Alfeirán

La sola palabra: «México» es capaz de producir una miríada de sentimientos en quienes hemos nacido en esta tierra. México evoca colores, sabores, tradiciones, fiestas, bailes y alegría. Estos pasados días de las fiestas patrias enaltecen estos sentimientos y nos llenan de orgullo e ilusión que al ritmo del ondeado tricolor de nuestra bandera refrendan nuestra inquebrantable riqueza e identidad nacional, pero ¿por qué inquebrantable?

Es evidente –para la mayoría al menos–, que México no está pasando por uno de sus mejores momentos; no podemos ni debemos ocultarlo; los sonidos de las trompetas y tambores se silencian bajo el estruendo de las balas y las arengas del crimen organizado que se pasea por las comunidades impunemente, la alegría de las fiestas calla ante el temor de la inseguridad y la extorsión, los colores de sus vestidos se difuminan ante el rojo de la sangre que se derrama todos los días, la institucionalidad propia de una nación firme y soberana se tambalea ante los caprichos de unos cuantos que imponen voluntades más allá de las razones, nuestra economía sufre nuevamente de la incertidumbre y la volatilidad que pensábamos habíamos dejado en el pasado. Ese es el México de hoy, ese es el México que la realidad nos muestra más allá de la parafernalia y los fuegos artificiales, más allá del sentimiento patriota.

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Pero, en medio de tanta aparente oscuridad, México sigue siendo México. Esa inquebrantable identidad mexicana sigue brillando con la esperanza de mejores tiempos, la resiliencia de su gente ante las peores adversidades continúa demostrando su inquebrantable identidad que ha forjado nuestra historia por generaciones. Los mexicanos confirman año con año que no hay adversidad que nos impida reunirnos en familia para celebrar y convivir, que seguimos siendo en el mundo ejemplo de servicio y alegría, que los colores de nuestra cultura son vivos y contagian optimismo.

A pesar de que la realidad de México no está muy alejada de otros países de la región, sigue siendo el único país de Latinoamérica dentro del Top10 de países más visitados del mundo, escalando incluso al segundo lugar después de Francia según datos de la Organización Mundial del Turismo en este 2022. México inspira confianza gracias a los mexicanos y su manera de entender la vida, es decir; gracias a su identidad cultural que es única y particular. La riqueza de México luce con esplendor en el panorama internacional y saca ventaja de ello, ahora bien; en el día mundial del Turismo que se celebra cada 27 de septiembre, la OMT propone ver a esta actividad como pilar crucial de desarrollo y es allí donde los retos se presentarán para nuestra sociedad. Nuestro país debe dejar un estéril sentimiento de identidad nacional, –por muy importante y arraigado que sea–, a una realidad compartida y corresponsable de crecimiento y desarrollo. Sólo en la medida en que capitalicemos esta realidad podremos salir victoriosos y volver a ondear la bandera de nuestra identidad traducida en mayores oportunidades sociales, laborales, económicas, con mejor educación que genere paz y otras tantas cosas que nos permitirán sostenernos en el futuro como una Nación atractiva para nosotros mismos y para los demás. Es ahora cuando debemos construir el futuro sin olvidar nunca, con inquebrantable convicción, que México es México y será siempre México, pero que nuestro país nos necesita a todos y que depende de todos.

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Contacto:

Luis Javier Álvarez Alfeirán, MA. Director de Le Cordon Bleu Anáhuac*

[email protected]

twitter: @DirectorLCBMx

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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