La llaman “la serpiente de las mil cabezas” o “el enemigo silencioso” que ataca el poder adquisitivo de las familias.

Como quiera que se le refiera, el efecto de la inflación es el mismo en todo el mundo y uno de los principales factores que, combinado con el bajo crecimiento económico internacional, impide que muchas personas puedan tener lo que se conoce como trabajo decente. 

Después de la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, el nivel de bienestar mundial se ha visto afectado, al igual que las condiciones laborales y la estabilidad emocional de las y los empleados. 

Este viernes 7 de octubre se conmemora la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, una manifestación colectiva de organizaciones y sindicatos que cada año salen a las calles para demandar empleos en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana. 

Las marchas este año están enfocadas a la justicia salarial, una premisa que enfrenta el deterioro adquisitivo provocado por las alzas en precios de alimentos, energéticos, servicios y miles de productos industriales. 

Mientras en México la inflación ronda los niveles del 9% anual, en América Latina hay casos como Venezuela con más de 114%, Argentina 78% y Chile con 12% de incremento. En naciones industrializadas, los niveles inflacionarios se ubican en 9.9% para Inglaterra, 8.4% Italia, 8.3% Estados Unidos y Francia en 5.8% anual, entre otros.

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Además de la merma para el gasto familiar, el efecto ha sido negativo para la salud mental de las y los trabajadores.

En el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, los temas emocionales que más se han atendido en este año, a través de la Línea de Seguridad y Chat de Confianza, 55 5533 5533, tienen que ver en 32% de los casos con estrés y síntomas relacionados como fatiga, ansiedad y depresión.

Tan solo la OMS y la OIT estiman que, a nivel mundial, la ansiedad y depresión provocan pérdidas anuales de 12 mil millones de días de trabajo y casi un billón de dólares.

Dotar a las personas de un buen espacio de trabajo pude complementarse con una mejora emocional que incluya estímulos laborales, seguridad, igualdad y dignidad humana.  

La aspiración por tener un trabajo decente es legítima, viable y alcanzable. Ahí están los ejemplos de Suiza, Estados Unidos, Países Bajos, Luxemburgo, Bélgica, Noruega, Dinamarca, Alemania, Suecia y Canadá, que de acuerdo a la OCDE conforman el top ten de las naciones con el mejor entorno para el trabajo.

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Contacto:

Salvador Guerrero Chiprés es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.

TW: @guerrerochipres

www.consejociudadanomx.org

Twitter: @elconsejomx

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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