Latinoamérica, uno de los principales aglomerados de economías emergentes del marco económico actual, a nivel global, está experimentando una moderación en los crecimientos, dada la situación que atraviesa la economía global. Ante la inminente desaceleración económica que experimentan las principales economías desarrolladas, las emergentes sufren el impacto negativo, aunque dada su condición, se presenta, todavía, moderado. Unos crecimientos que para 2019, como hemos podido observar en determinados análisis realizados por instituciones y organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial, se mostrarán, como hemos dicho, más moderados de lo esperado, posponiendo la recuperación de las economías de la región al 2020. Fecha en la que se espera un mayor dinamismo en los ritmos de crecimiento. Como decimos, los crecimientos, dada la intensidad con la que ha decrecido la economía en el primer trimestre, los reajustes aplicados por los principales organismos de research muestran un crecimiento que oscilará entre el 1,3% y el 1,8% para el 2019. Para el 2020, como hemos dicho, se espera un mayor dinamismo en los crecimientos, reajustando al alza las perspectivas e impulsando dichas proyecciones por encima del 2%. A estos reajustes en las perspectivas macroeconómicas de la región le precede la decadencia que está viviendo la industria y la actividad económica en las principales economías latinoamericanas. A su vez, las restricciones que se plantean en el escenario geopolítico, así como las tensiones proteccionistas de determinados gobiernos, dificultan la situación y provocan que los crecimientos se vean más ralentizados, o, en algunos casos, aplazados. Economías como México, Argentina o Brasil, principales economías líderes en la región latinoamericana están experimentando un mayor decremento en sus crecimientos. En concreto, México, pese a haber logrado un mayor empuje en su ritmo de exportaciones como daño colateral en las tensiones proteccionistas con China, la economía sigue experimentando un decremento dada la situación que vive la actividad económica en el país y el bajo ritmo de actividad de las empresas. Argentina, otra economía que tampoco atraviesa su mejor momento económico, sigue sin poder contener los niveles de inflación en el país. Aunque las políticas aplicadas por el presidente Macri sean las adecuadas para encarrilar y revertir la situación económica en el país, la situación no prevé revertirse en un corto periodo de tiempo, por lo que, por el momento, la economía argentina sigue teniendo dificultades para retomar los crecimientos. Por otro lado, Brasil, una economía que, si posee un gran poder económico, viene de un tortuoso proceso de elecciones en el que la actividad económica se ha podido ver lastrada por lo ocurrido en el escenario político. Según las proyecciones para el país, estas han sufrido un reajuste que prevén unos crecimientos del 0,8%, mientras que, en los registros anteriores, apuntaban un alza en los crecimientos que rondaba el 2%. Un pronunciado reajuste que muestra las grandes vulnerabilidades de la economía brasileña a la hora de cosechar crecimientos. Por el contrario, otras economías de la región como Perú, Colombia o Chile prevén un menor reajuste en los crecimientos. Estas tres economías son economías que, como apuntan los organismos, son más resistentes a entornos más desfavorables en la economía y la política, por lo que sus crecimientos no se verán tan perjudicados como las tres economías anteriores. Unas economías que, tanto económica como políticamente, están teniendo un mejor funcionamiento. Según las proyecciones, dichas economías poseen unas perspectivas mayores de crecimiento que oscilarán entre el 3%, para 2019, y el 4%, para 2020. Unos crecimientos que vendrán impulsados, principalmente, por el gran dinamismo que ha experimentado la demanda interna en los respectivos países. Unos países que, a su vez, también lideran el ranking como los países con la inflación más contenida de los integrantes de la región. Dada la contención que están haciendo con la inflación los países analizados, la FED sigue retrasando las alzas en los tipos de interés, lo que sigue manteniendo un entorno de financiación favorable y que suscita a los bancos centrales de la región a no realizar nuevas alzas en, esta vez, sus respectivos tipos de interés. Algo que en el caso de Argentina cumple con la excepción, pues las condiciones financieras se presentarán más rígidas dado el descontrol inflacionario en el país. En resumen, las perspectivas para Latinoamérica no son del todo desfavorables, pero sí podemos observar como los efectos que experimentan las economías desarrolladas tienen un impacto directo en la región. No obstante, si es cierto que, dada la vulnerabilidad y menor consolidación de los crecimientos en los países latinoamericanos, la actuación política jugará un papel determinante en lo que ocurra durante los próximos años.
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