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La crisis moral en China –evidenciada en sus altos niveles de corrupción, despilfarro y degradación ambiental– le ha abierto los ojos al gobierno, consciente de que uno de los países más poderosos del mundo podría ser dejado en manos de personas que hoy carecen de motivación e integridad.   El una vez agresivo y secular Partido Comunista de China está retornando al confucianismo. Después de que fuera profanado y prohibido por Mao Zedong, marcando el inicio del gobierno comunista en China, los valores de obediencia, honestidad, benevolencia y orden han recobrado importancia en la mentalidad del país. El acelerado establecimiento del liderazgo de China en la escena mundial –compitiendo de cerca con Estados Unidos– le ha traído también altísimas presiones internas y externas en temas económicos, políticos y de estabilidad social. Es así como el gobierno lucha por encontrar la mejor forma de emerger fortalecido y ocupar el lugar como el país más poderoso del mundo. El cambio económico tan rápido de China ha ocasionado que su población pierda los valores ancestrales de esta milenaria cultura. Los millennials (aquellos que nacieron aproximadamente entre 1982 y 1997) en este país son descritos como despilfarradores y egoístas, altamente individualistas y sin ninguna consideración por temas sociales. Debido a la política de un solo hijo implementada desde 1979, esta generación creció siendo el centro de atención de sus padres, que disfrutaron del boom económico que trajo el increíble crecimiento de China durante dos décadas. Desde una perspectiva económica, estas características resultan sumamente atractivas para incrementar el consumo, pues estos jóvenes responden fácilmente al marketing móvil y al comercio en línea, además de que son asiduos clientes de marcas de lujo. En un ejemplo del interés por conquistar a esta población, Mark Zuckerberg, cofundador y presidente de Facebook, recientemente visitó China, dando un discurso en el idioma local en un intento de cautivar al país, que mantiene bloqueado el acceso de sus habitantes a la red social. Esfuerzos similares hacen YouTube y Twitter. Pero es esta generación la que dirigirá el país en algunos años, y el gobierno sabe que no puede continuar condonando la corrupción rampante que se da en todo el país, que corre el riesgo de acrecentarse cuando los millennials tomen el poder. Como breve antecedente, recordemos que Confucio fue un filósofo y maestro que representó la cara de la integridad en China del siglo VI a.C. Inspirándose en enseñanzas antiguas de la literatura china, argumentó que el carácter humano se forma en la familia y con una buena educación académica, con el objetivo de convertir a líderes que guíen a través de inspiración moral y no con coerción ni violencia. Por ejemplo, el confucianismo ha sido el encargado de los valores de lealtad hacia los padres que se observa en parte de Asia, lo que también ha derivado en la excelencia académica de sus estudiantes, que enaltecen a la familia a través del trabajo duro y constante. El verdadero poder del confucianismo es que provee de una doble justificación al gobierno de Beijing. En primer lugar, incrementa y hasta legitima el control agresivo del Partido Comunista en la población, al dirigir los valores de orden, respeto y honestidad de la familia hacia el Estado. En segundo lugar, ahora que China trata de acostumbrarse a su nuevo lugar prominente en el discurso mundial, Confucio representa un regreso a las enseñanzas tradicionales –y motivo de orgullo entre los chinos– como una forma de hacer frente a la creciente influencia de la cultura de Occidente. Es sencillo entender la razón de esta estrategia, pues la crisis moral por la que está pasando el país, evidenciada en sus altos niveles de corrupción, despilfarro y degradación ambiental, han abierto los ojos del gobierno, consciente de que uno de los países más poderosos del mundo podría ser dejado en manos de personas que hoy carecen de motivación e integridad. Un ejemplo de esta clase de nuevos líderes que el gobierno aspira a formar es Jack Ma, la persona más rica de China gracias a su empresa de e-commerce, Alibaba. Ma es conocido por ser afable y generoso, además de tener un sentido de integridad franco y sólido. Por ejemplo, ha dicho repetidamente que quiere instilar y mantener una cultura corporativa de integridad y responsabilidad social en su gigantesca empresa, Alibaba, lo cual ha demostrado al implementar prácticas para evitar fraude con clientes y proveedores, y otorgando beneficios y calidad de vida a sus empleados. Mientras que algunos países ven a China como una alternativa bienvenida al dominio ideológico y económico de Estados Unidos y Europa, otros ven en ella una amenaza a los valores de democracia y libertad mundiales. Un gran riesgo es que el Partido Comunista no va a dar rienda suelta a su forma de gobernar, y los valores confucianos podrían facilitar y hasta empeorar el control ideológico que tiene la población china. Pero los mercados no esperan, y la transición de China de un país que ofrece costos bajos y mano de obra barata a uno con una clase media afluente con un poder de compra extraordinario, han hecho de la creencia de que expandirse a China sea sinónimo de crecimiento continúe siendo cierta. El mundo observa mientras China intenta darle sentido a su nueva narrativa como líder mundial, y el poder político y económico de Oriente se consolida. No esperaremos mucho tiempo.
Fuentes citadas Guo, O. (2015, Octubre, 26). Mark Zuckerberg Courts China with Speech on People and Perseverance. The New York Times. Mileswki, P. (2015, Marzo 11). Here comes the Young! Changing Consumption Behavior in China. Credit Suisse. Encyclopedia Britannica. (2015). Confucianism.
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