La conclusión es contundente: a la mayoría de los personajes más ricos de México no les interesan las redes, la interacción con millones de personas que conviven en el mundo virtual. ¿Acaso las redes sociales no son un buen instrumento para acumular más poder?   Por Alonso Cedeño*   Hoy por hoy, es tan imposible di­sociar la comunicaciónpersonal del ámbito profesional como pretender hacer una buena campaña de relaciones públi­cas y manejo de medios, sin tomar en cuenta las nuevas tecnologías. Si bien es fácil percibir que los hombres y mujeres más ricos de México dedican buena parte de sus esfuerzos en mantener una imagen muy cuidada en los medios tradicio­nales y en revistas especializadas, muy poco, o nada, hacen por aprovechar las oportunidades que les abren las “redes sociales” para conectar con sus audiencias, consumidores y, por qué no, con sus accionistas. Los diez más ricos de México no son necesariamente los más activos en el mundo digital, pero voluntaria o involun­tariamente, sí tienen presencia y una reputación online. Empecemos por analizar algunos ejemplos. Ricardo Salinas Pliego (@RicardoBSalinas) se presenta en su biografía como “Empresario Mexicano”. Es, entre los más ricos, de los más tuiteros, compartiendo con una frecuencia diaria posts que reflejan el compromiso social de sus empresas. Su cuenta está verificada, lo que quiere decir que Twitter la señala como cuenta oficial, pero a pesar de esto es una cuenta que dista de tener un componente personal-emocional, que es lo que suele atraer a los usuarios. Cuando se habla de medir la presencia en redes sociales generalmente hay tres puntos fundamentales que se toman en cuenta. El primero es el nivel de exposición, que se refiere a la cantidad de cuentas en las que tiene visibilidad el término o palabra clave que se está buscando. Otro es el alcance, que se puede explicar cómo el número de veces que, después de la actividad, tuvo visibilidad el término. Y el último, la actividad o interacción. ¿Por qué Salinas Pliego, a pesar de tener una cuenta de Twitter y ser tuiteado por cuentas que tienen un número de followers considerable, no logra tener influencia en redes? La respuesta es sencilla. El contenido no llama a la acción e interacción con la gente, es carente de personalidad y más llevado como una marca. Tomando en cuenta que la mayoría de los mexicanos más ricos del país, y algunos del mundo, pertenecen a una generación en la que no crecieron con la tecnología como la generación X y los Millennials, podríamos justificar de cierto modo su falta de presencia. Es por esto que tardaron más en adaptarse a las nuevas redes de comunicación. Muchos de ellos apenas empe­zaron a utilizar Facebook en el último año (2012-2013). Pero quienes se dedican a la comunicación saben que los nuevos medios y como parte de las dos televisoras más importantes en México, el hecho de no tener una cuenta de Twitter podría ser tomado de manera negativa ante la audiencia. Es por eso que de los diez mexicanos más ricos, solamente dos tienen Twitter. Emilio Azcárraga (@eazcarraga) tiene una cuenta verificada y ha tenido días muy altos en cuanto a men­ciones. Mayo de 2013 fue un mes donde la palabra Emilio Azcárraga generó miles de menciones, superando al resto de la lista de los mexicanos más ricos. La nota que hizo que subiera su nombre a los Trending Topics fue que se quitó la playera en el festejo de la final de la LigaMX, donde su equipo (Águilas del América) ganó la final. Pero, a pesar del número de tuits que genera diariamente, la percepción sobre Azcárraga es negativa. No sólo por lo sucedido en el partido del América, sino también por el número de notas negativas sobre Televisa que se generaron en las elecciones presidenciales de 2012, que aún generan eco en redes. No podemos dejar de lado el caso de unos de los hom­bres más ricos del mundo: Carlos Slim. Su mes más alto fue diciembre 2013, cuando el equipo Pachuca, del que es dueño de 30% (adquirido 16 meses antes) ganó su primer título de la Liga de fútbol mexicano. Se puede decir que Carlos Slim tiene impacto positivo, neutro y negativo. Positivo en cuanto al Pachuca como se menciona, neutro por el número de menciones que genera sobre ser el hombre más rico de México y por las notas que se publican sobre sus nuevas inversiones y negativos por los comentarios sobre Slim como la imagen más clara de la desigualdad en México. Por lo tanto, se puede concluir que la influencia que los millonarios tienen en Twitter es sólo informativa. No se contemplan como líderes de opinión en esta red social, en comparación con celebridades o periodistas reconocidos. Una mención aparte es Lorenzo Zambrano (@LHZam­brano), quien es considerado un buen tuitero y señal de esto son sus más de 127,000 seguidores. Él lo sabe y aprovecha cualquier oportunidad para expresar sus opiniones e intereses, pero también involucra a su red de seguidores en actividades que contribuyen al bien común. Así, Carlos Hank Rhon obtuvo su más alto nivel de men­ciones al ser integrado en la lista de los mexicanos más ricos de Forbes en 2012. Se pueden encontrar algunas menciones donde se comparte noticias relacionadas sobre desarrollos turísticos en Quintana Roo, a cargo de Grupo Hermes o inver­siones en la Bolsa Mexicana de Valores acreditadas al Banco Interacciones. No obstante, otras menciones se perciben entre los usuarios como negativas, como el nombramiento de una sala del Museo Tamayo Arte Contemporáneo con su nombre. Por su parte, Alfredo Harp (@AlfredoHarpHelu) se dedica a retuitear, es decir, amplificar los mensajes ajenos. Aunque difunde eventos culturales, artísticos, deportivos y filantrópicos en el estado de Oaxaca, combina su time line con mensajes sobre béisbol. Sus opiniones altamente favora­bles sobre la reforma energética le han ganado los amigos y enemigos propios de este tema. Antonio del Valle, en tanto, tuvo alrededor de 600 men­ciones en julio 2013 por su participación en un nuevo negocio bancario (Metropolitan Bank Group); sin embargo, el empre­sario no tiene presencia en la red social. Mientras que Rober­to Hernández tampoco tiene cuenta en Twitter, actualmente circula en las redes su premio Campeche 2013. Jerónimo Arango no tiene una presencia propia en Twitter o página pública en Facebook. Sobre Eva Gonda (de Coca-Cola Femsa) circula en redes sociales que desbancó a María Asunción Aramburuzabala como la mujer más rica de México. Sobre Germán Larrea, en las redes sociales se difunden mensajes en los que se pide que se le quite la concesión ferroviaria (Ferromex). Otros usuarios relacionan sus ga­nancias con la presidencia de Carlos Salinas. Los menos nombrados en redes son Max Michel Suber­ville, Juan Ignacio Gallardo Thurlow, Alberto Baillères y María Asunción Aramburuzabala. Su impacto en Twitter es casi nulo y sus menciones se deben a notas de los mexicanos más ricos. Conclusión: los más ricos de México no han sabido capitalizar el uso de las nuevas tecnologías para su benefi­cio. Pudiendo ser un gran campo en el cual humanizarse, y bajar del pedestal, donde la mayoría de los usuarios los tiene conceptualizados; pareciera que para ellos las redes son un canal de difusión tradicional, aburrido, que en pocos casos genera interés.  grafico_redes1 Alonso Cedeño es director y fundador de estrategia en línea

 

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