Forbes Por Nicolas Blier Canadá logró importantes concesiones de los negociadores estadounidenses del TLCAN, llamado provisionalmente USMCA, pero también tuvo que ceder en algunos rubros. El gobierno de Justin Trudeau logró proteger sectores productivos como el automotriz y el de la madera y, mantener fuera del acuerdo las industrias culturales. “Canadá sale bien posicionado, puesto que garantiza el libre comercio con Estados Unidos por, al menos, los próximos 16 años, lo cual disminuye la incertidumbre acerca del futuro del tratado prácticamente en un 100%”, asegura Brett House, vicepresidente y jefe economista adjunto de Scotiabank. Aunque no todos coinciden. “Es muy importante seguir manteniendo la competitividad de los sectores aeronáutico y automotriz; eso es muy bueno, pero creo que el periodo para revisar el acuerdo es demasiado corto: de 16 a 20 años es un mínimo para garantizar inversiones”, observa Marie Lapointe, presidenta de AluQuebec, un organismo que agrupa a los transformadores del aluminio de esa provincia. Al igual que México, Canadá tuvo que ceder en algunos puntos rojos. Para que Estados Unidos aceptara mantener el capítulo 19 sobre la resolución de controversias, como pedían los canadienses, el gobierno de Trudeau hizo concesiones en perjuicio de sectores como el lácteo, recuerda House. La automotriz pasa el bache Las firmas automotrices que operan en Canadá, pese a que exportan a Estados Unidos 85% de lo que fabrican, pueden respirar tranquilas. “El límite de 2.6 millones de unidades exportadas que se indica en la carta adjunta entre Estados Unidos y Canadá está muy lejos de las exportaciones actuales de 1.8 millones de unidades, y es improbable que se alcance aquel techo”, explica House. Ontario es la única provincia canadiense donde se ensamblan vehículos, de modo que la tranquilidad volvió a esa provincia. El acuerdo es también una buena noticia para los autopartistas; un aumento a 75% del contenido regional implica más inversiones y empleos en los tres países, señala Flavio Volpe, presidente de la Asociación de Productores de Autopartes de Canadá. “Significa que, si un productor automotriz quiere vender a un consumidor en los tres países, necesita tener más contenido de los tres países”, agrega. Pero de igual forma, la pérdida de competitividad en el largo plazo que puede derivar de esa regla de origen afectaría a las tres naciones, no sólo a Canadá, advierte Scotiabank. “Conlleva que las ensambladoras tendrán que pagar más por ciertas partes que antes conseguían de países con mano de obra más barata”, explica House. Sugerencia a México Lapointe, que representa a 17,000 empleados y a 1,400 empresas de la industria del aluminio de Quebec, primera provincia productora de ese metal en Canadá considera que el acuerdo debe acompañarse de la eliminación completa y permanente de los aranceles impuestos por Estados Unidos al acero y al aluminio de Canadá y México. Canadá es el cuarto productor mundial de aluminio y el primer proveedor de Estados Unidos de ambos metales. Su industria se centra en Quebec, donde da empleo a 30,000 personas. “No se puede debilitar el TLCAN ni debilitar la competitividad de toda América”, dice Lapointe. “Tenemos la esperanza de que serán cancelados los aranceles en cuanto Trump y Trudeau firmen el acuerdo. Pensamos que México debería pedir lo mismo”. El aluminio es la segunda industria de exportación de Quebec, con la cual capta 5,000 millones de dólares (mdd) anuales. Su producción, cercana a 3 millones de toneladas al año, equivale a 90% de la producción del país. “El aluminio es estratégico para garantizar un suministro a largo plazo de toda la industria automotriz y otros sectores”, señala Lapointe. “La reducción de la emisión de gases de efecto invernadero va a contribuir a impulsar el aluminio para hacer los autos más eficientes: La media del crecimiento del aluminio fue de 17%, porque hay cada vez más aplicaciones sostenibles”. Los granjeros, molestos El USMCA le da derecho a Estados Unidos a acceder a cerca de 3.5% del mercado lácteo canadiense, un porcentaje ligeramente mayor a lo que se hubiera otorgado a los socios del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en ingles), tratado del que Trump sacó a su país. “Estados Unidos obtiene un poco más de acceso al mercado y, aparte, no tiene que competir con otros países por esta asignación”, indica House. Esta decisión molestó a granjeros y productores de leche de Canadá, concentrados en Ontario y Quebec, quienes pedían mantener cerrado el mercado nacional. “Las 220,000 familias canadienses que dependen del sector lechero para ganarse la vida [en granjas, plantas de transformación y sectores relacionados] sienten que fueron utilizadas como moneda de cambio para concluir este acuerdo”, se quejó la organización Productores Lecheros de Canadá, que representa a más de 12,000 granjas lecheras.

Las críticas del sector lácteo obligaron al primer ministro Justin Trudeau a ofrecer una compensación a los granjeros, por la merma de ganancias. Foto: Leon Neal/Getty Images.

Las críticas de este sector obligaron al primer ministro Trudeau a ofrecer una compensación a los granjeros por la afectación en sus ganancias. House piensa que el arreglo no fue tan malo. El acceso otorgado a Estados Unidos sigue siendo reducido, señala; las granjas canadienses seguirán dominando las ventas. “Al final, los consumidores canadienses saldrán beneficiados, ya que la leche, el queso y otros lácteos serán un poco más baratos debido a la mayor competencia, y habrá más variedad”, anticipa House. El USMCA también elimina, para la leche, la denominación Clase 7, que en Canadá era aplicable a la leche ligera, usada como subproducto de la mantequilla, y que permitía a los lecheros vender sus excedentes a precios de referencia global. “[Esto] puede resultar en menores niveles de producción local, pues los granjeros canadienses no recibirán precios tan favorables por su producción excedente”, comenta House. “Estamos al pendiente de cómo serán compensados los granjeros”. Luz verde al vino El USMCA sirvió para que Estados Unidos y Canadá resolvieran una disputa en torno al vino. En una carta incluida en el nuevo acuerdo, el gobierno canadiense se comprometió a trabajar con la provincia de Columbia Británica para permitir la venta de vinos estadounidenses en sus supermercados, la cual estaba prohibida. Canadá no es un gran productor de vino: en 2017 exportó 2.1 millones de botellas, unos 39.6 mdd. Aun así, cada provincia tiene sus reglas y normas de importación, exportación y venta de licores. “No habrá beneficios como tales para nosotros [con el acuerdo], porque nuestra producción es muy pequeña. Teníamos acceso a los mercados de Estados Unidos y México, pero, como no exportamos mucho, no cambiará nada [excepto] que abrimos nuestro mercado para el vino estadounidense y mexicano”, explica Miles Prodan, presidente del Instituto del Vino de Columbia Británica. “No nos preocupa; será la elección de los consumidores, y aquí, en Columbia Británica, la gente prefiere los productos locales”, apunta. Disputas entabladas El comercio de madera entre Canadá y Estados Unidos ha sido un tema controvertido. Ambos gobiernos han llevado varios casos a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y a los mecanismos de resolución de controversias del TLCAN, sin llegar a acuerdos. El nuevo USMCA tampoco logró resolver las diferencias, pues los aranceles a la madera canadiense que entra a Estados Unidos siguen en pie. Scotiabank minimizó los efectos de esta disputa, al afirmar que, a pesar de esta situación, “las constructoras estadounidenses necesitan importar madera de Canadá. Entonces, en general, el sector no se ha visto (y esperamos que no lo sea) afectado por los aranceles”. Industria cultural El gobierno canadiense pidió que en el nuevo acuerdo se mantuviera la exención cultural que había sido acordada para Canadá y México en el TLCAN original, y así fue. Eso quiere decir que los productos culturales no serán expuestos a las reglas del libre comercio entre los tres países. Pero hay preocupaciones relacionadas con el impacto de los grandes grupos digitales estadounidenses, como Netflix, Facebook, Amazon, Google y Apple, los cuales, a pesar de la exención cultural, desestabilizan los mercados de la producción cinematográfica, musical y mediática de Canadá. “Por ahora, las distribuidoras de contenido audiovisual en línea no se ven afectadas por las exenciones culturales. Esto requeriría un cambio legislativo al nivel federal, lo cual no se ha establecido”, comenta House. Canadá tampoco se ve afectado por el contenido salarial en el USMCA, ya que el sueldo de sus empleados automotrices es bastante mayor a los 16 dólares por hora, dicen especialistas.

Foto: Christopher Furlong/Getty Images.

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México, visto desde Canadá

En la relación comercial entre México y Canadá, ya no será el TLCAN el que rija los flujos bilaterales y las inversiones, sino el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en ingles), pues Estados Unidos logró que sus socios norteamericanos eliminaran el capítulo 11 en el nuevo USMCA. El capítulo 11 se especializa en resolución de controversias con relación a las inversiones y protege al inversionista individual contra la expropiación directa e indirecta, por lo que una empresa puede demandar a un gobierno si lo intenta. La eliminación de este capítulo, señala Brett House, implica que las protecciones de las inversiones entre Canadá, Estados Unidos y México serán reducidas a un conjunto específico de sectores, mientras que las disputas entre Canadá y México en materia de inversión se tratarán a través del CPTPP, que brinda protecciones similares a las del capítulo 11. No obstante, para las industrias automotriz y del aluminio, el nuevo TLCAN ofrece grandes oportunidades de negocios entre Canadá y México. “México es un socio muy importante para la prosperidad de América del Norte. Es el cuarto exportador automotriz del mundo. […] Con los gobiernos de Quebec y Canadá trabajamos para acercar a proveedores y los fabricantes quebequenses, canadienses y mexicanos”, enfatiza Marie Lapointe, presidenta de AluQuebec.

 

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