En el país hay muchas opciones de inversión, pero ¿cómo saber cuál es la más rentable? El nuevo Atlas de Complejidad Económica de México responde ésa y otras preguntas a inversionistas y empresas.   Por Marcelo Delajara México ofrece múltiples opciones de inversión, pero ¿cómo decidir entre ellas? ¿Qué es más rentable: producir camisetas en Puebla —actividad relativamente poco compleja y fácil de desarrollar con las habilidades y tecnologías existentes en esa entidad— o fabricar maquinaria y equipo para la industria manufacturera en Nuevo León —actividad que si bien es muy compleja podría impulsarse con relativa facilidad en el estado norteño? Ahora, los inversionistas y las empresas tienen una nueva herramienta para responder a preguntas como éstas: el nuevo Atlas de Complejidad Económica de México (ACE), desarrollado recientemente por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). El ACE, que se puede consultar en su página de internet, resultará útil no sólo para las empresas, sino también para los trabajadores, profesionistas y para el gobierno mismo. A trabajadores y profesionistas les será útil en cuestiones de migración, educación y formación, y al gobierno en la toma de decisiones de inversión pública en infraestructura y promoción de la actividad económica. El atlas permite explorar la “complejidad” existente en la estructura económica nacional. Esa complejidad es una medida del conocimiento productivo, las capacidades técnicas potenciales en cada industria y sector. La nueva herramienta se elaboró con base en datos disponibles para el público, como los del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y con datos confidenciales, como los del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o los del Servicio de Administración Tributaria (SAT). El resultado del análisis, que sólo era posible con el apoyo gubernamental y que ahora está disponible para todos, es una gran contribución que permitirá a empresas, trabajadores y gobiernos realizar una mejor planificación económica. La idea detrás del ACE es que las sociedades más prósperas son las que acumularon los conocimientos y las capacidades para hacer productos complejos. Así, el atlas utiliza una innovadora herramienta gráfica que permite analizar la estructura productiva (industrias y productos) de una economía como una red. Los productos (o industrias) son los nodos, y las conexiones entre ellos señalan las similitudes que presentan en términos de capacidades productivas. De esta manera, el atlas permite identificar cuáles son las industrias relativamente más complejas que podrían desarrollarse con mayor facilidad en una economía cualquiera. En otras palabras, señala en qué industria o producto es más conveniente invertir dadas las capacidades técnicas existentes en la economía. El ACE de México arroja esta información por entidad federativa. Muestra, por ejemplo, que en Nuevo León la “fabricación de maquinaria y equipo para las industrias manufactureras, excepto las metalmecánicas”, es una industria relativamente compleja que se podría desarrollar fácilmente dadas las capacidades técnicas actuales. Por otro lado, la “fabricación de equipo de audio y video” es la industria compleja que más costaría desarrollar en esa entidad. Revela que en varias entidades federativas la mayoría de las industrias y productos que se pueden desarrollar fácilmente, con base en las capacidades productivas existentes, presentan niveles de complejidad bajos; por lo tanto, son poco competitivas. En Puebla, por ejemplo, el producto “playeras y camisetas de punto” podría desarrollarse con mayor facilidad que otros, pero su complejidad es baja. En la búsqueda de trabajo se puede consultar el atlas para identificar en cuáles entidades federativas y en qué industrias se utilizan más las capacidades y la experiencia de cada quien. Por su parte, los gobiernos pueden dirigir su gasto productivo a construir infraestructuras relevantes para el desarrollo de las industrias y productos más complejos en su región. La historia de México muestra etapas en las que el gobierno apoyó proyectos y actividades económicas que no prosperaron: si bien era factible desarrollarlas, no eran productivas y tampoco contribuyeron al crecimiento de la productividad de la economía nacional. Enrique Cárdenas Sánchez (El Largo Curso de la Economía Mexicana, FCE, 2015) señala que a inicios de la década de 1970 “el gobierno inició apresuradamente el programa de inversiones, muchas veces en proyectos no prioritarios pero que estaban listos para ejecutarse” (pág. 616). También comenta que la participación del Estado en la economía se manifestó “en la adquisición de empresas privadas que estaban en quiebra o que habían caído en problemas” (pág. 618). El uso de los recursos públicos es mejor cuando se pone a disposición de la sociedad –como en el caso de ACE– una herramienta que permite identificar las industrias más competitivas que pueden desarrollarse en México, y dejarle a la iniciativa privada la decisión de arriesgarse o no. En resumen, el ACE de México es una herramienta útil que nos indica con claridad en qué industrias o sectores están concentradas nuestras mayores capacidades productivas y cuáles son los productos que se podrían empezar a desarrollar con mayor éxito. Así, la elaboración del atlas es el primer paso en el diseño de la futura estructura económica nacional.
Marcelo Delajara (@MarceloDelajara) se doctoró en Economía en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, 1999). Fue profesor, investigador y consultor en diversas instituciones (UDLA-P, CIDE, BID, PNUD, Banco Mundial y Banco de México, entre otras). Actualmente es investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). Las opiniones de Marcelo Delajara son a título personal y no representan necesariamente el criterio o los valores del CEEY.   Contacto: Twitter: @ceeymx Facebook: ceeymx Página web: CEEY   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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