Un pastor evangélico que aspira a la presidencia de Venezuela dijo el miércoles que las iglesias se han ganado el derecho a entrar en la contienda política tras el fracaso de los políticos en la región, donde varios líderes protestantes se han lanzado a la arena electoral. El pastor Javier Bertucci asegura que su promesa de restaurar los “valores” perdidos en medio de la severa crisis económica que sacude al país petrolero será suficiente para ganar al presidente Nicolás Maduro en los comicios del 22 de abril, a los que la coalición oposición no acudirá tras denunciar que no hay garantías electorales. “Si alguien lo merece somos nosotros ¿Por qué? Porque estamos ahí por muchos años. Hemos estado ahí con el pobre, con el necesitado”, dijo Bertucci, fundador de la Iglesia Maranatha en 1999 en una entrevista con Reuters el miércoles, en una habitación un hotel lujoso de Caracas. Puedes leer:  Banqueros centrales de Centroamérica se reunirán en Nicaragua “Los políticos (llegan) cuando tocan elecciones, le piden el voto, le dan cuatro cosas y se desaparecen, esa percepción existe en todas las comunidades de Latinoamérica”, agregó el líder religioso cuya iglesia tiene su sede en el estado central de Carabobo. Su incursión en la política viene tras el éxito del exdiputado y cantante evangélico Fabricio Alvarado en Costa Rica, quien tras ganar la primera ronda es favorito para convertirse en el próximo presidente del país centroamericano en la segunda vuelta de abril. Sin embargo, Bertucci dice que no se trata de una “estrategia” regional de los protestantes. En las últimas décadas, los cultos evangélicos han proliferado rápidamente en Latinoamérica ganándole cada vez más terreno a la poderosa Iglesia Católica gracias a sus carismáticos predicadores y sus animadas ceremonias, que han convertido algunas de sus iglesias en emporios empresariales. En medio de la peor crisis en la historia moderna de Venezuela, donde escasean medicinas y alimentos y la población lucha con una hiperinflación, Bertucci quiere capitalizar el trabajo social de su iglesia que, según él, ha servido cuatro millones de platos de sopa en el último año y medio con ayuda de 130,000 voluntarios. “¿Qué pasa cuando yo saco la cabeza como político? Toda esa gente que yo he atendido por tantos años dice: este hombre merece que yo lo apoye”, agregó el hombre, quien pasó recién al estado seglar después de 17 años como pastor, para poder ser candidato.

 

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