Los señalados han comenzado a deslindarse. Nadie aceptó, como era de esperarse, acusación alguna de Emilio Lozoya, quien presentó una denuncia en la Fiscalía General de la República. Por lo visto y escuchado, nadie fue cómplice del exdirector de Pemex, quien ha sido acusado por corrupción.
Desde ayer, comenzaron los rechazos ante los señalamientos. Primero, Francisco Domínguez, hoy gobernador de Querétaro, aprovechó su participación en la conferencia mañanera de Andrés Manuel López Obrador, para refutar cualquier nexo con el actual ‘testigo colaborador’ de la FGR.
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“Los dichos de Lozoya valen lo mismo que su prestigio: nada. No hay que tomar como verdad las palabras de un delincuente confeso“, pidió el exlegislador panista, cuyo exsecretario privado, Guillermo Gutiérrez Badillo, apareció en un video recibiendo fajos de dinero, presuntamente destinados para sobornos en el caso de la Reforma Energética.
Las declaraciones de Domínguez fueron ante la mirada inquisitiva de un presidente que se ha cansado de condenar la corrupción y describirla como una “peste funesta”, que no ha permitido el progreso del país.
Pasaron las horas. Apareció una nueva filtración, proveniente del caso Lozoya. La denuncia de hechos de 63 páginas, en las que aparecen nombres como los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
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También otros personajes quedaron “manchados” por las declaraciones del exfuncionario del sector energético: Ricardo Anaya (excandidato presidencial del PAN), Luis Videgaray (exsecretario de Hacienda, Ernesto Cordero (exlegislador panista) y José Antonio Meade (excandidato presidencial PRI)
Anaya fue el primero acusado en deslindarse de presumiblemente haber recibido más de 6 millones de pesos en sobornos por órdenes de Videgaray. El panista apareció en un video difundido en redes sociales. Cubrebocas, camisa arremangada y un discurso con el afán de evidenciar las contradicciones del exdirector de Pemex.
Amenazó con demandar a Lozoya por daño moral. Y lo hizo con una frase: “la verdad está de mi lado”.
Calderón también salió a defenderse. Ha sido blanco del discurso bélico de López Obrador en contra de los regímenes anteriores. El tabasqueño le ha achacado al michoacano ser el culpable de la violencia en México y de “haberme robado la elección de 2006”.
Al aparecer en la denuncia de Lozoya, hoy, temprano, Calderón concedió una entrevista a Ciro Gómez Leyva para indicar que “es un caso de persecución política en mi contra. No tiene lógica la denuncia de Lozoya, más que alinear una acusación insidiosa, mentirosa y calumniosa a quienes nos hemos opuesto a López Obrador. No tiene sustento, ni pies ni cabeza”.
Luis Videgaray “resucitó” en Twitter. Apareció, después casi dos años en ese ciberlugar (su último tuit había sido en agosto de 2018), movido por las acusaciones de quien fuera su compañero en el gobierno peñanietista. Dijo que tenía una ‘mala relación’ con Lozoya y que la denuncia “eran mentidas inventadas”.
Por su parte, Meade dijo estar dispuesto y “localizable” para cualquier llamado de la autoridad.
Y mientras los deslindes siguen en su apogeo, Andrés Manuel López Obrador se sigue regodeando del caso. Lo pone de ejemplo como parte de su lucha anticorrupción. Dice que confía en el fiscal Alejandro Gertz Manero, quien tiene la misión de crear acusaciones sólidas para que este caso termine con un castigo a los culpables y no en un show mediático como acusan los opositores a la Cuarta Transformación.
