La economía de los Estados Unidos, tal y como muestra el Fondo Monetario Internacional (FMI), va viento en popa. El crecimiento registrado durante el segundo trimestre, impulsado por el consumo de los estadounidenses, ha sido del 6,5%. Otro crecimiento histórico, si tenemos en cuenta el registrado el pasado trimestre, que sitúa la previsión de crecimiento anual muy por encima del 7%. Un crecimiento que, dicho sea de paso, no solo lleva a Estados Unidos a ser uno de los países líderes en la recuperación, sino también a recuperar el nivel previo a la pandemia durante el presente ejercicio.

Los estímulos fiscales, de hasta el 11% del PIB, así como las medidas impulsadas por los gobernantes en el país, han provocado que la economía estadounidense avance con paso firme hacia una recuperación cada vez más cercana. Y es que hablamos de un crecimiento que, contrastado con el registrado el pasado año, cuando la economía se encontraba bloqueada por un claro shock de oferta, se sitúa en el 12,2%. Una situación que ha llevado al FMI a mejorar sus previsiones reiteradamente, pasando de un 4,6%, que era la estimación de abril, a un 7%, siendo esta última la publicada el presente mes de julio.

Así pues, hablamos de un crecimiento observable en las principales variables macroeconómicas que se observan. En lo relativo al empleo, la economía de Estados Unidos sumó 850.000 empleos en junio, después del ajuste de los cambios estacionales. Un crecimiento en el empleo que sitúa el mes de junio como el mes más fuerte en lo que respecta al aumento de puestos de trabajo desde agosto de 2020, y mucho más de lo que esperaban los economistas. Una situación que, atendiendo a otras variables, se extiende a otras variables como la actividad empresarial, el comercio, entre otras.

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Este crecimiento registrado ha provocado que la economía mexicana, a ojos del FMI, muestre una previsión más optimista de la situación. El comercio, las remesas, la inversión extranjera directa, las ayudas, así como otra serie de factores han impulsado los crecimientos de una economía que, de tener que remontar por sí sola, seguiría estancada y anotando pérdidas en sus cuentas financieras. Una situación que ha llevado a la economía mexicana, al igual que ha ocurrido con la estadounidense, a mejorar su previsión, pasando de un 4,7% a un 6,3%.

Los continuos flujos de comercio, la mejora en la recepción de remesas, la posición estratégica del país azteca para posicionarse como claro receptor de capitales extranjeros, así como otros factores están impulsando la economía azteca. Como decíamos, las correcciones al alza para el PIB de México están vinculadas con el mejor desempeño que anticipan para Estados Unidos. Pues, a la luz de lo que muestran los datos, y teniendo en cuenta que México no pudo ofrecer ni el 1% de su PIB en lo relativo a estímulos fiscales, el país liderado por AMLO se está beneficiando indirectamente de los paquetes adicionales de estímulo de Estados Unidos que se incrementaron y fortalecieron de alguna forma la demanda en todo el continente.

De esta forma, la economía mexicana ha pasado de liderar las caídas entre las economías emergentes de Latinoamérica, a liderar la recuperación. Este crecimiento que vemos situaría a la economía azteca por delante de otras economías como Brasil o como la propia España. Un crecimiento muy beneficioso para una economía que, en los últimos 3 años, registra descensos y estancamientos en su PIB muy notables. Por lo que registrar hoy esas previsiones suscita un optimismo que el país debería aprovechar para impulsar todas esas reformas que el país precisa, y que en la próxima crisis podrían ser determinantes para salir más airosos de la situación. Pues de seguir igual, este daño que hoy se registra seguirá dándose en cada una de las crisis que se sucedan.

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Con todo, la variante Delta, que ya se extiende por muchísimos países como la variante mayoritaria en los nuevos casos registrados, sigue amenazando la recuperación. Los ritmos de vacunación en el país, a diferencia de los pronósticos, si son muy desiguales entre estas dos economías. Mientras Estados Unidos ya ha vacunado al 60% de su población, México no ha alcanzado el 20%. Esta vulnerabilidad, teniendo en cuenta la presencia del virus y las medidas para evitar los contagios, sigue ofreciendo cierta incertidumbre en lo que respecta a los pronósticos citados.

Además, el nuevo rumbo que podría adoptar la Reserva Federal (FED), que ya ha anunciado una posible retirada de estímulos en los próximos meses, dejaría a la economía mexicana sola en la tarea de recuperarse. Pues, de verse afectada por la crisis de la quinta ola, estos estímulos con los que ha contado la economía mexicana para recuperarse estos meses atrás, en el futuro, ya no estarían presentes. Y, como sabemos y hemos visto en el artículo, los recursos para hacer frente a la situación de forma unilateral son bastante escasos. Razón por la que, tampoco, debemos obviar esos riesgos que siguen muy presentes en el horizonte.

En resumen, la economía mexicana presenta un futuro esperanzador. Sin embargo, a los riesgos que comentábamos la semana pasada, debemos sumar estos otros, incluyendo, por último, la desaceleración en los crecimientos respecto al primer trimestre. Pues son factores a tener en cuenta para intensificar los esfuerzos y motivarnos a seguir trabajando por materializar una recuperación que aunque está presente, no está consolidada.

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