Hay muchas formas de medir la desigualdad: el coeficiente de Gini, el índice de transparencia en desigualdad, las encuestas de ingresos en los hogares. Cálculos objetivos, “positivistas”, que sin embargo, significan poco para la percepción de la ciudadanía, la cual aún ve al combate de la pobreza y al desarrollo económico como un desafío en nuestro país.
En México, por ejemplo, según el Índice de Transparencia de Desigualdad —una herramienta desarrollada por el World Inequality Lab—, México cuenta con una calificación de 8.5 de 20 puntos. La calificación máxima corresponde a una situación ideal en la que los países publican sus cuentas anuales de distribución de riqueza e ingresos con encuestas de hogares que coinciden con los registros fiscales administrativos.
El objetivo de este instrumento es tener acceso público a datos de calidad sobre la distribución del ingreso y la riqueza, como un apoyo para el desarrollo de políticas públicas. Canadá, por ejemplo, cuenta con una calificación de 15.5, mientras que otros países de Latinoamérica como Bolivia está en 3.
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En nuestro país, hemos avanzado en materia de transparencia, pero debemos ir más allá. Sabemos que hay al menos 10 familias multimillonarias, en contraste con el escenario del Coneval que calcula 70.9 millones de pobres por ingreso. Conocemos qué empresas cuentan con capitales sólidos y tenemos en cuenta el número de pequeñas y medianas empresas, que en contraste, han tenido que recurrir a apoyos para mantenerse en pie en esta pandemia.
¿Cómo trabajamos en conjunto para reducir la pobreza en el país, contribuir al desarrollo económico y a la distribución equitativa de los ingresos?
Requerimos promoción armónica de inversión pública y privada.
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Durante la pandemia se han perdido 1 millón 117 mil 584 empleos formales, y actualmente se han logrado recuperar 538 mil 13 fuentes de trabajo.
Se ha llamado a la iniciativa privada, que tiene la posibilidad de hacerlo, a no sacar sus capitales y buscar invertir de forma interna en lugar de otros países. Se ha convocado a la sociedad al consumo local y se convence a empresarios para continuar con las fuentes de trabajo y no reducir el salario de sus colaboradores.
La distribución de la riqueza es un tema pendiente en el país y en el mundo. Lo es aún más el crecimiento económico, incluso en esta contingencia sanitaria en beneficio no sólo de unos cuantos, sino de todos. Para ello, es necesario voluntad, compromiso y la alianza entre todos los actores sociales.
Conclusión: aportará la coordinación en lo económico después de la etapa “política” que subraya la polarización.
Contacto:
Salvador Guerrero Chiprés es Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.
TW: @guerrerochipres
Twitter: @elconsejomx
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