El triunfo de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos podría ser un choque de trenes con Andrés Manuel López Obrador en la política energética, ya que mientras el mandatario estadounidense está a favor de combatir el cambio climático e impulsar las energías renovables, su homólogo mexicano ha empezado a meter el freno al crecimiento de las empresas privadas en la generación de energía limpia, en su afán por fortalecer y proteger a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

La agenda en materia eléctrica que impulsará el nuevo inquilino de la Casa Blanca a partir del 20 de enero, cuando asuma el poder de la primera potencia mundial, será enfrentar la emergencia climática llevando al país a constituirse en una economía de energía limpia con cero emisiones a más tardar en 2050.

Ramón Basanta, Director Ejecutivo de ATCO Energy, compañía que provee energía, servicios de consultoría y Certificados de Energía Limpia, asegura que ante el triunfo del demócrata Biden, México tendrá que redirigir y ajustarse a la integración del bloque norteamericano, a través de energía renovable.

Afortunadamente, México impulsó una política de consistente crecimiento de la energía renovable, especialmente solar y eólica en los últimos tres sexenios, sin considerar que tiene una base diversificada de energía con plantas hidroeléctricas, geotérmicas y una central nuclear, entre otras.

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Los proyectos de generación de energía, a cargo de particulares nacionales y extranjeros que autorizaron las administraciones federales anteriores, siguen en marcha, pero la suspensión de la cuarta subasta eléctrica de febrero de 2019 desanimó a los inversionistas y causó preocupación porque representó un freno a la participación de esos actores en el sector eléctrico, constituido como una férrea competencia a la CFE, la cual empezó a perder clientes desde antes de que se abriera el sector por la vía constitucional.

Con esa decisión, el gobierno de AMLO, a través de los órganos reguladores, dio tiempo a la CFE para recuperar terreno y tratar de remediar sus deterioradas finanzas. Hasta hoy no lo ha logrado.

Al respecto, Ramón Basanta, opina que el presidente López Obrador  “está viendo la forma de proteger instituciones como CFE y PEMEX, lo cual no está mal, ya que muchos países lo hacen. Creo que fortalecer CFE es una buena decisión para nuestra seguridad energética”. No obstante, considera necesario que las compañías privadas puedan participar en el mercado, porque son las que traen inversiones fuertes, y en lugar de que el Estado Mexicano arriesgue, sean las empresas privadas las que traigan la inversión, además son las que cuentan con los últimos avances”.

Por lo tanto, es previsible que el nuevo gobernante de Estado Unidos comprometa a su nación en el Acuerdo de París sobre cambio climático y que dirija sus esfuerzos para lograr -mediante sus estrategias de política exterior- que sus aliados comerciales, como México, se integren plenamente en el cumplimiento de esos objetivos. En esa dinámica, México tendrá que volver a encender el switch de la política eléctrica renovable que ha mantenido apagada durante casi dos años.

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