Querido lector,

Debo de confesar que, como usted y muchas personas a su alrededor, la preservación del medio ambiente es un tema que me preocupa, me ocupa y desde que tuve el privilegio de sumarme al sector automotriz se ha vuelto parte de mi día a día. Hoy la industria de automóviles tiene un firme compromiso con mejorar el medio ambiente y a lo largo de la cadena de valor hemos implementado diversas acciones para velar por el bienestar del planeta mediante mejoras en los procesos dentro de las plantas, reciclaje, implementación de una economía circular, etc., incluyendo una apuesta por los vehículos híbridos y eléctricos como parte de este compromiso.

Expertos y analistas estiman que habrá crecimiento en las ventas de automóviles eléctricos e híbridos a nivel mundial y México no es la excepción. Prácticamente todas las armadoras automotrices han decidido subirse al cambio hacia la electromovilidad al destinar parte de sus inversiones e innovación a dicho rubro, impulsando aún más el desarrollo y la innovación dentro del país.

A pesar de que algunos analistas consideran que México es uno de los países más “tímidos” en cuanto esfuerzos de parte de nuestras autoridades para agilizar la transición hacia los vehículos eléctricos (VE), al no tener una estrategia nacional de movilidad eléctrica, los esfuerzos realizados desde el sector privado brindan una nueva esperanza a este rubro.

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Como representante de una industria clave para la economía mexicana, como lo es la automotriz, no dejo de pensar en lo competitivo y atractivo que es México para nuevas inversiones; sin embargo, actualmente no contamos con una política pública clara que nos permita mantener dichas características y caminar juntos hacia un futuro verde. No obstante, soy un fiel creyente en que si trabajamos juntos podemos cambiar nuestra realidad. Creo en México y en nuestra capacidad de adaptarnos para posicionar al país como un centro de fabricación de vehículos eléctricos, por ello quisiera compartirles algunas reflexiones sobre el tema.

Si bien es cierto que parte de los componentes para la fabricación de un vehículo eléctrico o híbrido son diferentes a los utilizados para un vehículo de combustión interna, también es cierto que México es mundialmente reconocido como un país líder en la producción automotriz. Aunado a esto, somos un país rico en recursos naturales, recientemente la conversación acerca del yacimiento de litio en Sonora ha ganado atención, no sólo de los productores locales, sino de empresas internacionales que buscan invertir en el país y producir las baterías necesarias para los motores de estos vehículos, el corazón de un auto. En este sentido, me sorprendió gratamente el anuncio de la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, sobre la posibilidad de la construcción de la primera fábrica de baterías de litio, sin duda alguna un gran paso para seguir llevando a México a un cambio sostenible.

Sin embargo, algunas decisiones del Gobierno Federal aún apuntan a que el camino energético del país continuará de la mano con el uso de hidrocarburos. En este sentido, invito a las autoridades a considerar también fuentes alternas de energía para impulsar el uso y desarrollo de vehículos eléctricos e híbridos, así como a la infraestructura necesaria para la industria y las cadenas de valor, haciendo hincapié en la infraestructura necesaria para el mantenimiento, carga y almacenamiento de energía que requieren estos vehículos.

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Aunque la extensión territorial de nuestro país es grande, la mayor parte de la población se asienta en pocas ciudades, tales como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, y lo mismo sucede con la concentración de vehículos en los mismos conglomerados urbanos. Lo anterior lo menciono ya que, a pesar de ser optimista, también estoy consciente del reto que implica el tránsito hacia la electromovilidad. Por ello, considero que, si buscamos lograr un efecto significativo en la mitigación del impacto de las emisiones de carbono, y el incentivo para que los usuarios prefieran un vehículo eléctrico o híbrido, los esfuerzos conjuntos de la industria y las autoridades deben concentrarse en las grandes urbes. Es necesario considerar la posibilidad de aplicar algún beneficio fiscal, como pudiera ser la tasa cero de IVA, así como otros incentivos no fiscales como exentar a los vehículos con dichas características del pago de peaje en vialidades urbanas y carreteras federales, así como de parquímetros en vías públicas, lugares preferenciales en estacionamientos o la posibilidad de utilizar carriles asignados a transporte público.

Me gustaría finalizar en esta ocasión invitando a las autoridades en todos los niveles de gobierno,  a los industriales y los ciudadanos a que nos sumemos al movimiento para lograr que la electromovilidad sea una realidad. Es necesario lograr un ecosistema integral en el que se optimice la transferencia tecnológica, se procuren incentivos de fabricación, así como políticas públicas, económicas y de accesibilidad para los usuarios, por ello, los exhorto a ser optimistas conmigo, a creer en un México verde y trabajar para lograrlo.

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Contacto:

José Zozaya, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA)*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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